TURQUÍA: CAPPADOCIA, PAMUKALE, ÉFESO, ESMIRNA, ESTAMBUL
Vuelo de Madrid al aeropuerto de Estambul para enlazar con un vuelo interior con destino a Cappadocia. Cerca de 10 horas de vuelos, incluyendo la espera del embarque. Llegada al hotel de Avanos, cena fría y derechos a la
habitación para dormir y descansar, pues al día siguiente nos esperaba madrugón para realizar la actividad programada del vuelo en globo aerostático al amanecer por el paraje conocido como "Las chimeneas de las hadas".
Muy de mañana, al alba, en un microbús nos trasladaron al campo de despegue de los globos, un lugar cercano situado en Küme (Çavusin), a pocos kilómetros de Avanos, donde se ubicaba el hotel. Al llegar a la explanada de donde despegan los globos, algo mágico descubrimos: un elevado número de globos se elevaban en el cielo con sus resplandecientes llamaradas al amanecer, un auténtico espectáculo que admirábamos "boquiabiertos", absortos en la contemplación de la deslumbrante maravilla; mientras otros muchos globos (como el nuestro) permanecían en tierra en tareas de inflado y disposición de la
barquilla. Cuando nuestro globo estuvo listo, fuimos subiendo los pasajeros a la barquilla para instalarnos en el lugar indicado. Seguidamente, el piloto pasó a referir las instrucciones pertinentes para el vuelo y aterrizaje (cómo hemos de colocarnos, en qué posición, etc.); al tiempo que soltaban amarras los ayudantes en tierra. Lentamente, con los fogonazos de las llamaradas, el globo comenzó a despegar, y a medida que iba cogiendo altura, saludábamos a los que permanecían en tierra a modo de despedida, tras lo cual, al otear a vista de pájaro el espectacular paisaje de las singulares y extraordinarias formaciones de roca que pueblan los valles de Görema te sientes levitar, flotar en el disfrute de lo que están viendo tus ojos:
centenares de globos multicolores a tu alrededor que giran y se desplazan lentamente a distintas alturas, las hendiduras de los valles que agrietan el suelo, la alternancia del verde vegetal enracimado en los valles, el amarillo de pastos y rastrojos de cereal y el terroso de los llanos baldíos.
El sol despuntaba en el horizonte y sus rayos se abrían paso entre los monolitos de rocas, mientras proyectaban sus sombras en la cara opuesta, y las caprichosas formas de las piedras configuran un paisaje geomorfológico natural de grandísima y excepcional belleza. El tiempo en que estuve sobrevolando este espléndido paraje me sentí un privilegiado, un afortunado por lo que estaba viviendo, pues lo estaba disfrutando pleno de emoción, un hermosísimo cuadro paisajístico cincelado por la naturaleza, mediante la erosión de los materiales volcánicos de distinta dureza, danto lugar a distintas formas, proliferan las rocas con forma de cono y de columna con tapadera (la parte superior de los monolitos más resistente con forma de capucha o capuchón, y el espárrago o columna de la parte inferior más blando o débil. Estas formas peculiares y curiosas reciben distintos nombres: "Las Chimeneas de las Hadas" "Las Demoiselles Coiffées" "Señoritas con tocado" "Seta rocosa"...). Dejemos volar la imaginación y que cada uno busque semejanzas a su antojo 😂 y les ponga nombre.
Tras permanecer aproximadamente una hora en el aire, el globo se desplazó unos kilómetros del punto de salida (cosa normal) y bajamos lentamente a la altura de un rastrojo de cereal aterrizando con portentosa precisión sobre el remolque del 4x4 que estaba en posición. Sonaron los aplausos por la pericia de la piloto y fuimos bajando poco a poco los 24 ocupantes. Después, como suele ser habitual en los vuelos en globo, asistimos a un brindis de celebración con un refrigerio de copa y dulce.
Continuamos la jornada, también en horario de mañana, visitando el Parque Nacional de Göreme, declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, donde si sitúan monasterios y capillas rupestres de los primeros cristianos (S. III-IV/frescos-pinturas de estilo bizantino de los siglos XI-XII), así como escuelas y viviendas excavadas en la roca (materiales blandos de cenizas y lava).
Realizamos una ruta guiada por el complejo del Museo
al aire libre, recorriendo las capillas o iglesias más relevantes, entre las que destacamos: la capilla de la manzana, la capilla de la serpiente, la iglesia de Hebilla (la de mayor tamaño), la iglesia de Santa Bárbara, capilla Oscura, iglesia con Sandalias...Finalizada la visita al Museo de Göreme, nos trasladamos en autobús, en primer lugar, al mirador del valle de Göreme, para contemplar una extensa panorámica de los valles con sus peculiares formaciones rocosas que rodean la población, un conjunto paisajístico geomorfológico de monolitos cónicos horadados y columnas rocosas con capuchón, una maravillosa joya de la naturaleza.
Después, no muy lejos de allí, nos trasladamos al mirador del Valle de Güvercinlik, con una magnífica vista panorámica del entorno de Uchisar, con el castillo que se ubica en la cima de una gran mole de
roca volcánica. Un paraje salpicado de rocas perforadas con formas apuntadas que cumplen distintas funciones de habitáculo: vivienda,
capilla, almacén, establo, ventanas, puertas, túneles...
El almuerzo tuvo lugar en un restaurante excavado en la montaña, una extensa cueva
rupestre con distintas salas y una larga galería subterránea, con ornamentación de motivos asirios o babilónicos esculpidos en la roca. Probamos algunos platos típicos de la gastronomía de la región de Cappadocia (mi valoración personal: ricos).
Por la tarde, visitamos la ciudad subterránea de Ozkonak, excavada en la roca y también Patrimonio de la Humanidad. Utilizada en el pasado como recurso de autoprotección frente a las tribus árabes. Las viviendas contaban con varios niveles y diversas estancias (establo, bodega, cocina, dormitorios), largos y estrechos corredores o pasillos, e incluso, vías de comunicación.
Llama la atención la sólida y pesada rueda de roca utilizada como puerta, que encajaba a la
perfección (elemento muy fotografiado por los visitantes, pues recordaba a la casa de "Los Picapiedra"). Ahora bien, para aquellas personas propensas a la claustrofobia puede resultarles un poco angustioso, dado el elevado número de visitantes que se amontonan en su interior.
Rematamos la jornada con una visita a un taller de alfombras, producto artesano que se elabora en la región y se comercializa para todo el mundo.
El segundo día, viaje en autobús hacia la ciudad turca de Pamukale con parada en una
importante posada de La Ruta de la Seda "Sultanhani Kervansaravi". Un grandioso y espectacular edificio, de sólidos muros, bien protegido y con un imponente recinto interior, de relevante belleza arquitectónica, a destacar la ornamentación de la puerta principal de acceso.Fue construido en el siglo XIII, como fortaleza para la protección de los comerciantes de caravanas de la Ruta de la Seda "Caravasar selyúcida". Encontramos a mujeres tejiendo alfombras, así como mobiliario y distintos objetos de decoración de Oriente. Partimos hacia Pamukale, un alto en el camino para el almuerzo, y tras varias horas de viaje en autobús llegamos al atardecer al hotel.
Un hotel que contaba con piscinas termales, todo un lujo para el relax y el entretenimiento.
Comenzaba la jornada del día siguiente acercándonos en el autobús al célebre paraje denominado "La Formación", al tiempo en el que los globos aerostáticos sobrevolaban la formación geomorfológica de travertino que irradiaban deslumbrante blancura.
Se trata de un campo de hoyas o concavidades petrificadas originadas por la cal del agua de los manantiales termales; en definitiva, roca de carbonato cálcico. En la Edad Antigua, un célebre balneario de aguas termales curativas erigido como Sanatorio, que contribuyó al engrandecimiento y prosperidad de la ciudad de Hierápolis, fundada por el rey de Pérgamo en el siglo II a.C. y a la que dio nombre en honor a su esposa Hiera. Alcanzó su mayor esplendor en época romana, como ciudad balneario.
En las piscinas o balsas de aguas templadas pudimos adentrarnos descalzos, deambular por sus terrazas y contemplar la belleza paisajística que encierra. Algunas fotos tomadas del lugar muestran su esplendor.
que cuenta con un gran teatro, bien conservado tras las tareas de
recuperación, con una capacidad aproximada en el pasado de unos 15.000 espectadores (se calcula que la ciudad, durante su mayor esplendor, pudo alcanzar los 150.000 habitantes). En la explanada que rodea al teatro podemos observar los restos
Por la tarde, tras el almuerzo, visitamos los restos arqueológicos de la ciudad grecorromana de Éfeso (siglo IV a.C.); si bien, sus orígenes se remontan en torno al año mil a.C. Según la leyenda fue fundada y habitada por la tribu de las amazonas (mujeres guerreras de la mitología griega). En Éfeso se encontraba el famoso templo de Artemisa, considerada una de las siete maravillas del mundo antiguo (desaparecida).
En primer lugar, nos subimos a la colina donde se hallan los restos arqueológicos de la Basílica de San Juan Evangelista mandada construir por el emperador bizantino Justiniano.
En el interior encontramos una lápida indicando la tumba de San Juan. A este respecto, cabe señalar que hay constancia de la presencia y estancia de San Juan Evangelista y San Pablo en la ciudad de Éfeso.
A continuación, bajamos al recinto arqueológico de la ciudad grecorromana de Éfeso para realizar el recorrido del emplazamiento acompañados por la guía. La vía principal, o avenida Curetes, empedrada y flanqueada de columnas (restos de distintos elementos o componentes), nos detenemos frente al Odeón, pequeño teatro para los espectáculos musicales y asambleas de la aristocracia, con la
explicación correspondiente. Más adelante, numerosas ruinas de antiguos templos, termas, fuentes y puertas; pero destaca, por su mejor conservación, el templo de Adriano, con un arco central en la portada ornamentado con bajorrelieves y columnas con capiteles decorados con hojas de acanto, así como las esculturas en miniatura del friso.
Avanzamos por la avenida, con un tramo pavimentado de mosaicos a la izquierda, a nuestra derecha los baños y letrinas, el burdel o lupanar; y alcanzamos la grandiosa fachada de la Biblioteca de Celso (construida en honor al cónsul romano Tiberio Julio Celso en el siglo II a.C.), con arquitrabes, frisos y cornisas que coronan las esbeltas columnas corintias, las cuales se levantan sobre una plataforma de varios escalones. Conjunto escenográfico ornamentado, que consta de un cuerpo central en la entrada principal, flanqueado por dos cuerpos laterales, así como dos niveles de construcción, con columnas que enmarcan los grandes ventanales para que penetre la luz, así como nichos que albergan estatuas.
En el interior encontramos el ábside central donde se ubicaba la estatua marmórea de Celso.
Continuamos el recorrido por la vía de mármol hasta detenernos frente al gran Teatro, que según nos relata nuestra guía, con capacidad para
casi 30.000 personas. Fue construido durante el período helenístico, siglo III a.C., ampliado en época romana en los siglos II-I a.C. La cávea consta de 66 filas de asientos y el escenario, de gran altura, consta de 3 pisos. Se ubica en la ladera de la colina, frente a la calle del Puerto, desde donde se obtiene una vista panorámica espectacular de su cávea (graderío). Finalizada la visita, salimos del complejo arqueológico por la calle del Puerto, donde nos esperaba el autobús. Visita a una fábrica/tienda de cuero, con desfile y té de bienvenida. Confeccionan prendas y diversos productos de piel para famosas marcas.Llegamos al atardecer a Esmirna, la tercera ciudad más poblada de Turquía, por detrás de Estambul y Ankara. Se halla en la costa del mar Egeo, fue fundada por los griegos, y en la actualidad cuenta con tres millones y medio de habitantes.
La jornada siguiente, madrugamos para recorrer alguna de sus calles y el Paseo Marítimo, con bonitas vistas de su bahía y de las aguas del mar Egeo. Después del desayuno, ruta en autobús al aeropuerto para tomar un vuelo interior con destino a Estambul.
dividida por el estrecho del Bósforo y el mar de Mármara en dos grandes zonas urbanas: la parte continental europea y la parte continental asiática, unidas y comunicadas ambas por tres puentes que cruzan el estrecho del Bósforo.
Tras la distribución y ocupación de las respectivas habitaciones, una vez instalados, nos reunimos con nuestra guía para realizar una primera salida por el centro de la ciudad, por el casco histórico, facilitándonos una información general. Después, en el tiempo libre, optamos por visitar El Gran Bazar, adentrándonos en el gran mercado de 28 puertas y 4.400 tiendas (gran variedad), un entramado de calles abarrotadas de gente que deambulan de un lugar a otro, se detienen frente a los escaparates, observan, preguntan, regatean, a veces compran y otras veces no...
Puede resultar un poco angustioso, especialmente, cuando llegan los grandes grupos procedentes de cruceros. Cabe señalar que no compramos nada dentro del Gran Bazar, pero sí algún regalo en las inmediaciones, que también proliferan multitud de puestos y tiendas.
Por la noche, tras la visita al Gran Bazar, paseamos por la plaza Sultanahmet, la plaza mayor de la ciudad, donde encontramos la grandiosa y espectacular Mezquita Azul, el antiguo Hipódromo de Constantinopla (restos arqueológicos), La Fuente Alemana (mirador otomano), el Parque Mehmet, La Basílica de Santa Sofía, cafeterías con terrazas, puestos... En una de las calles adyacentes, donde se
agrupan los locales dedicados a la hostelería, elegimos un restaurante con platos típicos de la gastronomía turca, cenamos y quedamos satisfechos. Volvimos al hotel dando un paseo, con una temperatura agradable y sin ningún problema...
La jornada siguiente, por la mañana, visitamos en grupo, acompañados por nuestra guía, la Mezquita de Solimán, posiblemente la mezquita más hermosa de Estambul. Desde el exterior se accede a un gran patio interior, las vistas de la fachada enmarcada por sus esbeltos minaretes resulta espectacular, así pues, tomamos varias fotografías de su bella arquitectura.
Cuando atravesé el umbral de su puerta principal quedé sobrecogido, impresionado por la grandiosidad y belleza de su interior: la majestuosidad de su cúpula central, la ornamentación de sus muros y techo, la decoración de sus vidrieras, el tamaño descomunal de su lámpara, la luminosidad de sus ventanas o vanos bajo los arcos, las
filigranas de los medallones, la gigantesca alfombra roja que cubre el suelo... ¡¡Una maravilla!! Visita obligada.
Al salir del edificio, nos acercamos a un mirador exterior, dentro del recinto de la mezquita, que nos ofrece unas magníficas vistas del Cuerno de Oro y del Bósforo, con sus puentes, barcos y edificios. Unos minutos para disfrutar de la contemplación paisajística, y tomar numerosas fotos desde lo alto (uno de los puntos más altos de la ciudad).
También nos acercamos al mausoleo de la tumba de Süleyman Han, con rica azulejería en sus paredes.
Seguidamente, nos trasladamos en autobús al Monasterio de la Virgen de la Fuente, construida en tiempos de Justiniano, de rito ortodoxo, ornamentada con las características pinturas iconográficas, donde se encuentra la denominada "fuente de los milagros" (pues según se cuenta, quienes beben de sus aguas verán cumplidos sus deseos).
Subimos a lo alto de las inexpugnables murallas de la antigua Constantinopla, capital del Imperio Bizantino, ciudad tomada en 1453 por el sultán Mehmet "El Conquistador". El acceso utilizado fue la Puerta de Mavlana y unas escaleras situadas junto a la misma. Las murallas fueron levantadas inicialmente en tiempos de Constantino, pero fueron ampliadas y reforzadas con una línea doble en el siglo V d.C. por el emperador Teodosio II, "las murallas de Teodosio" (foso, muralla exterior, espacio entre muros y muralla interior), la altura del muro interior alcanzaba hasta los 12 m. y tenía un espesor de 5 a 6 m. Contaban con más de 90 torres defensivas que protegían la formidable muralla.
En la plaza Eminönü se encuentran la Mezquita Nueva (s. XVI), donde están las tumbas sagradas otomanas de varios sultanes, madres y esposas, y el famoso Bazar de las Especias, también llamado el Mercado Egipcio, El Mercado de las Especias, mercado cubierto, data del siglo XVI, y en él encontramos numerosas y variadas especias, productos textiles y comida.
Cuando nos adentramos en sus galerías, con un techo ornamentado y multitud de puestos o tiendas, llama poderosamente la atención el deslumbrante colorido de sus artículos expuestos al público: el amarillo del azafrán, el negro de la pimienta, el rojo del pimentón, el verde del té, el blanco de la sal, el marrón de la canela... Una gran variedad de productos y de distinta procedencia (etiquetados convenientemente). Nos detuvimos en uno de ellos, en el cual uno de los vendedores había vivido durante un tiempo en San Sebastián y hablaba español; así que empezamos a preguntar precios y regatear como es costumbre, al final, adquirimos algunas variedades de té (con sabores diferentes: naranja, manzana, eucalipto, granada, frambuesa...), y pagamos en liras turcas (el cambio estaba a 37, 4 liras por euro). Por otro lado, suelen agasajarte con un té de bienvenida y agradable charla; y, por supuesto, las inevitables fotografías de las tiendas que pueblan las galerías abarrotadas de turistas.
A pesar de los inconvenientes que genera la muchedumbre es digno de visitar, a mí, personalmente, me gustó mucho (sin lugar a dudas, me resultó bastante más atractivo que su homónimo el Mercado del Gran Bazar; si bien, resulta de dimensiones mucho más reducidas, pero es más acogedor).
Realizamos un recorrido por el célebre Puente de Gálata, que cruza el Cuerno de Oro (denominado así por la forma que adopta el canal natural de entrada del mar a semejanza de cuerno, y al color dorado de sus aguas al atardecer con la puesta de sol), en busca del restaurante para el almuerzo.
Las vistas a uno y otro lado son espectaculares, al sur el barrio más antiguo con su casco histórico, donde sobresalen imponentes edificios como la Mezquita de Sülyman (Suleimán) con sus esbeltos minaretes y grandiosas cúpulas;
mientras que en la parte norte, barrio nuevo, de época posterior,
destaca elevándose por encima del resto de edificaciones "La Torre Gálata). Al término de la comida, nos acercamos al mirador del otro lado del puente, con bonitas vistas del brazo de mar desembocando en el estrecho del Bósforo, transitado por cruceros, lanchas y barcos mercantes de gran tonelaje...Por la tarde, en visita contratada a parte, subimos a un pequeño crucero para realizar una navegación por el histórico, y mundialmente conocido por su estratégica situación geográfica, Estrecho del Bósforo, que separa los dos grandes continentes de Asia (al Este) y Europa (al Oeste). Pasamos bajo el Puente de Gálata situado en El Cuerno de Oro, contemplando a nuestra derecha las impresionantes siluetas de La Basílica de Santa Sofía y del Palacio Topkapi en la punta del casco urbano de Estambul; mientras que a la izquierda, adentrándonos en el estrecho en aguas del mar de Mármara, podemos ver el Complejo Portuario de Gálata, con los muelles del ferry, el Paseo Marítimo, la Torre del Reloj, la Mezquita Kiliç y la Mezquita
de Dolmabahçe, la hermosa fachada del Palacio Dolmabahçe (convertido en un museo) y la coqueta Mezquita de Ortaköy. en la orilla del mar. Más adelante la ornamentada fachada del Hotel Palacio de Çiragan, un edificio espectacular a orillas del Bósforo construido en el siglo XVII y utilizado como residencia de verano de los sultanes
otomanos. Pasamos bajo el impresionante Puente Colgante que conecta Europa y Asia, denominado oficialmente Puente de los Mártires del 15 de Julio, su construcción data de 1973, tiene una longitud de 1.560 m y una altura sobre el nivel del mar de 64 m. Avanzamos por las aguas del estrecho y observamos en la colina la Fortaleza de Rumeli del siglo XV con sus torres. Mientras tanto, sumido en un arrebato, me sitúo en la popa del barco y comienzo a recitar en voz alta unos versos de La Canción del Pirata de Espronceda: "Y va el capitán pirata cantando alegre en la popa, Asia a un lado, al otro Europa, y allá a su frente Estambul". Y por último, antes de dar la vuelta, avistamos el segundo puente del estrecho (existe más adelante un tercer puente, ya en las proximidades del Mar Negro), se denomina Puente Fatih Sultán Mehmet, situado en la parte más estrecha del Bósforo.
A la vuelta, nos acercamos a la orilla asiática para navegar contemplando las edificaciones del otro lado del estrecho. En primer lugar, la fortaleza medieval de Anadoluhisari (Castillo de Anatolia), situada en la parte más estrecha del Bósforo, data del siglo XIV y fue levantada para el bloqueo naval en el asedio otomano de la ciudad de
Constantinopla. Contemplamos a nuestro paso un palacio de estilo neobarroco utilizado como residencia de verano de los sultanes otomanos, denominado Kúçüksu Pavilion, destaca su ornamentada fachada de mármol blanco. También siguiendo el recorrido divisamos numerosas mansiones ajardinadas, destaca, por su esmerada arquitectura, la Mansión de Mahmud Nedim Paça, mandada construir por el embajador de Viena en el siglo XIX. A continuación avistamos el majestuoso edificio de la Academia Militar Kuleli, fundada por el sultán Abdúlmecid en el siglo XIX, de estilo arquitectónico otomano. También resulta muy llamativa la resplandeciente fachada del Palacio Beylerbeyi, usada también como residencia de verano de los sultanes.
Y, por último, antes de adentrarnos en el Cuerno de Oro, avistamos en medio del estrecho La Torre de la Doncella "Kiz Kulesi", lugar histórico y antiguo faro, situada en un islote a la entrada del Bósforo, que se asocia con una leyenda.
Entramos en el Cuerno de Oro, a la izquierda junto a la orilla del mar, el Pabellón de la Media Luna Verde, el Museo Arqueológico de Estambul y, en lo alto de la colina los jardines y edificios del Palacio Topkapi (despuntan por encima de las copas de los árboles, las torres, cúpulas y minaretes).
Finalizada la excursión en barco por el estrecho del Bósforo, después del amarre, nos dirigimos al barrio con edificaciones de influencia europea,
donde se localiza la Torre Gálata, con un estilo de arquitectura románica, Patrimonio de la Humanidad, construida en piedra en el siglo XIV por los comerciantes genoveses para el control de las rutas de navegación del Mediterráneo al Mar Negro, así como de los barcos que atracaban en el puerto. Monumento histórico emblemático de la ciudad de Estambul, consta de 9 plantas y tiene una altura de 63 m, con unas vistas extraordinarias del Cuerno de Oro, el
Casco Histórico (mezquitas, Basílica de Santa Sofía, Palacio Topkapi...), el Mar de Mármara y la Costa Asiática al fondo. Tiempo libre para pasear por las calles del barrio.
Al atardecer, asistimos a una preciosa puesta de sol sobre el Cuerno de Oro y los barrios situados a ambas orillas; así que pudimos contemplar el color dorado reflejado en sus aguas. Resulta muy atractivo poder asistir a una puesta de sol en las orillas del Cuerno de Oro, un escenario inigualable.
El último día de estancia en Estambul fue aprovechado al máximo, con visitas a los lugares más emblemáticos de la ciudad. Comenzamos la jornada visitando el antiguo Hipódromo de Constantinopla, la capital del Imperio Bizantino, con capacidad para albergar hasta 100.000 personas, y donde se celebraban carreras de cuadrigas, luchas de gladiadores, actos oficiales y festivos...
En el Hipódromo encontramos colocados en la spina del espacio ovalado, la Columna Romana de Constantino, el Obelisco Egipcio de Teodosio (granito, erigido en el año 390 d.C., traído del templo de Amón en Karnak en el siglo IV a.C.) y la Columna Serpentina (bronce, traída del templo de Apolo en Delphi por Constantino). Posteriormente, de Época Contemporánea, tenemos la Fuente Alemana del Emperador Guillermo, monumento conmemorativo de la visita del Kaiser Guillermo II a Estambul en 1898.
Realizamos la visita a la célebre Mezquita del Sultán Ahmet, también conocida como la Mezquita Azul, por el color de la azulejería que decora su interior, de gran belleza. Recorrido por el patio hacia la puerta de entrada, donde, tras guardar la cola correspondiente, nos descalzamos para acceder a su interior.
Un espacio amplísimo y deslumbrante, que impacta cuando elevamos la vista y contemplamos tanta belleza, una gran cúpula central, secundada por bóvedas de horno de cuarto de esfera y otras más pequeñas seccionadas, con numerosas ventanas acristaladas a su alrededor, con muros revestidos de azulejos en los que predomina el color azul, de ahí el nombre de Mezquita Azul, arcos concatenados y
en las enjutas los medallones con motivos decorativos de pinturas polícromas de gran belleza, numerosas lámparas iluminadas que cuelgan de las alturas, esbeltas columnas con capiteles y entablamentos ornamentados. En resumen, una obra arquitectónica deslumbrante, que asombra al visitante. Al recinto central, situada bajo la gran cúpula, y que se halla delimitado, sólo pueden acceder los musulmanes. Tomamos numerosas fotos de la Mezquita, tanto del interior como del exterior. Desde el gran patio exterior se puede obtener una visión del conjunto arquitectónico con sus 6 minaretes, la gran cúpula central, las torres y cúpulas de media y cuarto de esfera que la rodean. Una edificio grandioso, una maravilla.
A continuación, visitamos el monumento de Estambul más ansiado, al menos para mí, la Basílica de Santa Sofía (Santa Sabiduría), que ya al contemplarla desde el exterior emerge como una obra faraónica y majestuosa, un monumento sin igual. La construcción de la primera iglesia data del año 360 de nuestra era durante el reinado de Constantino "El Grande"; y años después, en el año 532 el Emperador Justiniano optó por levantar una nueva edificación mucho más grande y ostentosa: La Basílica de Santa Sofía. Al entrar en su interior, pasamos a la planta alta, dado que la planta baja queda reservada para el culto religioso del islam como mezquita (antes museo y desde el año 2020 fue nuevamente restablecido el culto).
El visitante queda anonadado cuando contempla la magnitud de la proeza arquitectónica de su cúpula central, lo que supuso un gran reto matemático y arquitectónico, un hito en la arquitectura de su tiempo, con un diámetro de 31 m. y una altura de 55 m. del suelo. Los frescos de su pintura en techo y paredes, y los mosaicos con predominio de las teselas doradas, ornamentan el edificio monumental de arquitectura bizantina. Como lugar de culto, fue basílica cristiana desde 532 hasta 1054, iglesia ortodoxa desde 1054 hasta 1453, mezquita desde 1453 (año de la toma de Constantinopla por los turcos liderados por el sultán Mehmet II. Se añadieron los 4 minaretes y el mihrab) hasta 1931 y desde 2020 hasta nuestros días. Entre los años de 1931 y 2020 fue habilitado como museo.
La gran cúpula central, con forma de media naranja, descansa sobre cuatro pechinas y sus correspondientes arcos, sostenidos por sólidos pilares. Se halla rodeada, en su base, por ventanas que aportan luz al interior y acompañada por 2 semicúpulas a los lados. Predominan los tonos dorados de los tímpanos de los arcos, de paredes y cubiertas.
En el recorrido por la galería superior que rodea la planta rectangular nos detenemos a cada paso a contemplar cada rincón o elemento arquitectónico del edificio, sumidos en la emoción y el entusiasmo, momentos inolvidables de disfrute y admiración, que te hacen sentir un privilegiado y en el futuro poder decir: yo estuve allí, y lo que vi permanece en imágenes en el recuerdo (inolvidable). Tomé un montón de fotografías deslumbrado por tanta belleza: "LA JOYA DE ESTAMBUL".Asimismo, los bellos mosaicos que adornan las paredes de la Basílica de Santa Sofía son
una muestra representativa del arte y la cultura bizantinos. Predominan la figuras religiosas: Jesucristo, la Virgen María, los Apóstoles, los Santos... Y las figuras imperiales.
Destaca el Pantocrátor del Endomartex, el mosaico de la Virgen con el niño Jesús en brazos del ábside,, Mosaico de la Déesis (Pantocrátor con la Virgen y San Juan a los lados) , La Virgen del trono...
Muy cerca de la Basílica de Santa Sofía se halla "La Cisterna Basílica" que almacenaba el agua procedente del acueducto romana para abastecer al Palacio Imperial. Se construyó en tiempos de Justiniano I en el siglo IV de nuestra era, con una capacidad de 100.000 metros cúbicos y alberga en su interior 336 columnas clásicas de estilos variados, robustas y con una altura aproximada de 9 m., traídas del expolio de distintos templos griegos. Tuvimos que guardar cola, con bastante calor en el exterior; sin embargo, cuando traspasamos la puerta de entrada nos sentimos muy aliviados por el frescor del gran recipiente subterráneo.
Se baja por unas escaleras hasta unas pasarelas de madera colocadas
sobre el agua a lo largo del recorrido marcado; desde la plataforma de arriba se obtiene una buena vista panorámica del conjunto, un laberinto de altas columnas repartidas en orden lineal por todo el espacio, el agua cubriendo el basamento, los corredores de las pasarelas poblados de visitantes, el colorido cambiante de luces tenues realzando el atractivo y vistosidad de la estancia, una música envolvente...
En un punto del recorrido podemos contemplar bellamente esculpidas en la base de dos columnas las cabezas de Medusa (personaje mitológico que convertía en piedra a todo aquel que la miraba directamente, cuando cruzaban sus miradas. Fue Perseo quien valiéndose de una treta logró vencerla cortándo la cabeza a dicho animal monstruoso con cabeza de serpientes). Se aprecian, a lo largo del recorrido, las diferencias de las columnas tanto en el fuste como en el capitel, de los distintos estilos arquitectónicos griegos. El recorrido finaliza conduciendo al visitante hasta la puerta de salida. Cabe señalar que en este lugar tan espectacular se rodaron las ultimas escenas de la película Inferno, que tiene como protagonista al actor Tom Hanks.
Por la tarde, tras tomar un tentempié en uno de los bancos de la Plaza de Sultanahmet, nos volvimos a reunir con nuestra guía para la última visita programada al Museo del majestuoso y lujoso Palacio de Topkapi, residencia privada y también oficial de los sultanes otomanos. Se ubica en lo alto de la colina Sarayburnu, donde se situaba la antigua acrópolis de Constantinopla, estratégico lugar histórico incluido en la lista de Patrimonio de la Humanidad, en la punta este de la península donde se asienta Estambul, que separa El Cuerno de Oro del Mar de Mármara. Fue mandado construir por orden del sultán Mehmed II en 1459, años después de la conquista de Constantinopla (1953), y el recinto amurallado alberga en su interior varios edificios, o pabellones, rodeados por 4 patios.
Delante de la Puerta Imperial por la que se accede al complejo se halla la Fuente de Ahmet III del siglo XVIII, bellamente ornamentada (estilo rococó turco). Nos adentramos en el complejo palaciego por la Puerta Imperial, puerta de entrada principal al palacio, instalada en la muralla. y se accede al primer patio,
a la izquierda el edificio de la antigua Iglesia de Santa Irene, convertido en museo se halla en fase de restauración, se pueden ver algunos restos de los frescos de pintura en sus paredes.
Atravesamos el patio ajardinado y alcanzamos La Puerta de la Acogida, una llamativa puerta con dos torres a los lados, de estilo renacentista francés. que da acceso al segundo patio, donde encontramos varios edificios con sus correspondientes pabellones.
En primer lugar, el patio de ceremonias, los establos reales, el Consejo privado, la Colección de armas, la Torre de Justicia, la Mezquita del
personal de servicio, las Cocinas reales, Colecciones de porcelana y orfebrería / utensilios de cocina, las Habitaciones de los eunucos blancos.
su construcción por la elegancia arquitectónica y refinada ornamentación),
la Biblioteca de Ahmed III (destaca la luminosidad del interior y la profusa decoración de sus paredes y techo), la Mezquita de los Aghas Blancos, el Colegio de los pajes,
la Sala del Tesoro (riquísima exposición de las más preciadas joyas de los sultanes otomanos, destaca la mayor de todas ellas: el valiosísimo diamante, según cuentan se trata del segundo diamante más grande del mundo; la sala de las perlas,
Pabellón del Santo Manto (del profeta Mahoma) y las Reliquias Sagradas (Ejemplares del Corán, llave de la Kaaba de la Mezquita Sagrada de La Meca).
En el cuarto patio se encuentra los siguientes edificios: La Mezquita "Sofá", el Pabellón Ornamentado, la Residencia del médico, Pabellón del zaguán, Pabellón de Revan, Pabellón de Bagdad, Pabellón de la circuncisión , el Pórtico de Iftar...
Mención aparte, hemos de resaltar el edificio del HARÉN, por el lujo y colorido que encierran sus distintas salas, con techos y paredes revestidas de rica ornamentación (azulejería, cortinas, alfombras, pinturas), el esplendor de los baños, el mobiliario... Resultan deslumbrantes los aposentos del sultán y de la reina madre.
Finalizando la jornada, nos detuvimos en la plaza donde en el pasado se ubicaba el Foro de Constantino para contemplar la impresionante Columna de Constantino, de una gran altura. Columna romana erigida en el año 330 d. C., conmemorativa de la declaración de Bizancio como capital del Imperio Romano de Oriente.
Y por la noche, en una calle cercana al hotel donde nos alojamos, contemplamos la fachada iluminada de la Mezquita de Pertevniyal, mandada constuir por la madre del sultán Abdulaziz en el siglo XIX. Muestra un estilo de influencia italiana.
REPORTAJE FOTOGRÁFICO
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