miércoles, 12 de abril de 2023


PEÑÍSCOLA : HISTORIA, PATRIMONIO Y MEDITERRÁNEO 

Cuando arribamos a la ciudad castellonense de Peñíscola la imagen más icónica que tenemos y retenemos es el imponente y majestuoso CASTILLO-FORTALEZA en lo más alto del escarpado peñón rocoso


de una península rodeada de agua marina, con sus luminosos colores azul mediterráneo, que hechizan las miradas. La soberbia ciudadela, recia y estratégica fortificación amurallada, alberga en su interior: 



 1- El Castell. Castillo Templario de principios del siglo XIV (1294-1307) con sus sólidos muros y altas torres que se alza sobre la peana del peñón de roca. 

Construcción medieval tardo-románica levantada sobre los restos de una anterior fortificación árabe, que fue encomienda Templaria primero y Sede Pontificia con Benedicto XIII "El Papa Luna" (1411-1423) y su sucesor Clemente VIII (1423-1429), de la obediencia de Aviñón. 


En el Concilio de Constanza (1417) es destituido, declarado hereje y antipapa Benedicto XIII, siendo proclamado como nuevo Pontífice Romano el Papa Martín V, que puso punto final al Cisma de Occidente ( conocido también como el Cisma de Aviñón, etapa pontificia con dos Papas, uno con sede en Roma y otro en Aviñón). 





Tras recorrer su patio de armas y dependencias, con su capilla templaria y basílica pontificia, subimos a las altas torres, con sus espectaculares miradores y bellísimas vistas, tanto del casco histórico de la ciudad, como de sus playas, paseo marítimo, puerto, faro, jardines y parque de Artillería, cadenas montañosas en la lejanía,

aguas marinas con sus distintos tonos azules característicos del mediterráneo... 



 2- Casco histórico del recinto amurallado. 

Entramos al recinto amurallado, acceso Oeste desde la Lonja del Puerto,  por el Portal de Sant Pere, puerta de acceso por el mar caracterizada por su solidez y majestuosidad medieval, que fue mandada construir por el Papa Luna  en el arco central podemos ver su escudo tallado. 


Subimos la calle y encontramos el Bufador, una oquedad en la roca por donde escupe el mar chorros de agua con ruido atronador en días de tormenta y fuerte oleaje; en este ocasión, con el mar en calma no se pudo contemplar. 




Frente al Bufador se halla una Torre en la muralla con un mirador espectacular con bellas vistas del Puerto, de la Playa Sur y del Mar abierto. Remontamos la calle, con las terrazas de bares y restaurantes hasta llegar al Museo del Mar, nos adentramos por una de sus estrechas y empinadas calles, con sus casas de paredes blancas y puertas-ventanas de azul, macetas con plantas a los lados, tiendas de recuerdos y souvenirs, bares y tascas con sus mesas en las

calles empedradas, rincones de gran belleza ideales para tomar unas fotos, como la Casa de Las Conchas (muy solicitada para una instantánea y recuerdo). Subimos la escalera, junto al emblemático Faro, escenario de alguna película (Peñíscola de Cine), y nos acercamos al Castillo. En las inmediaciones, se encuentra la oficina para adquirir los tickets de entrada al Castillo, que por supuesto visitamos; más adelante la Plaza de Armas con la estatua de Benedicto XIII (El Papa Luna), objetivo de aficionados a la fotografía y turistas, junto a la que posan uno tras otro para ser fotografiados. 


La Iglesia de la Ermitana adherida al muro del Castillo, templo de estilo barroco valenciano del S. XVIII, la Virgen de la Ermitana es la patrona de Peñíscola. Seguidamente, bajando encontramos La Batería Calvari en la muralla y el Parque de Artillería que cuelga sobre el mar.



3-Portal Fosc. Primer y único acceso por tierra a la fortaleza hasta el S. XVIII. Bella portada monumental con sus ornamentados lienzos de sillería sobre la roca en la muralla de Felipe II, de gran valor artístico. Y escenario de la serie Juegos de Tronos, en las tierras de Poniente, con Tyrion Lannister y Lord Varys; y de la película titulada El Cid.





4-Portal de Santa María, que da acceso a la plaza del mismo nombre, en las inmediaciones la Parroquia de Santa María del siglo XIII con su esbelta torre coronada por señero campanario con reloj, el edificio del Ayuntamiento, la Ermita de Santa Ana, laberíntico barrio de estrechas calles empinadas, flanqueadas por luminosas paredes blancas avivadas por hojas de puertas y marcos de ventana en azul, algunas de ellas con escalones para salvar el desnivel, plantas en los balcones enrejados revestidos de azulejos cerámicos, 


que se entrecruzan y presentan lindos recodos, macetas con plantas en los balcones enrejados revestidos de azulejos cerámicos... 



5- Terrazas de bares y restaurantes con vistas al mar. Resulta muy agradable degustar los platos típicos de pescados y mariscos, esencia de su gastronomía, acompañado de un buen
vino o cerveza, en un marco incomparable con vistas a la inmensidad del mar, con sus distintas tonalidades de azul mediterráneo, o bien , a la bahía con su extensa playa de finas arenas, a los barcos del puerto, a las torres y garitas de la majestuosa muralla... 


Y si nos adentramos en el casco histórico después del atardecer y durante la noche, multitud de personas en terrazas de tascas y bares tomando raciones acompañadas de su correspondiente bebida, o bien, un sabroso cóctel en algún pub.




6. 
Procesiones de Semana Santa. Recorrido por las calles del casco antiguo de los distintos pasos de la procesión, con los tambores de la soldadesca romana marcando el ritmo de la marcha y la sinfonía de la banda de música cerrando el cortejo. 


En el exterior del recinto amurallado, cabe destacar su imponente paseo marítimo. Posee un extenso paseo marítimo, con una longitud aproximada de 7 km desde el Peñón rocoso sobre el que se asienta la Fortaleza amurallada de Peñíscola hasta la ciudad vecina de Benicarló, ideal para caminar y hacer deporte (correr, patinar, montar en bici). 

El paseo nocturno con luna llena posee un gran encanto, el reflejo de su luz sobre el agua del mar, el Castillo iluminado en el altozano  coronado por la luna, la amalgama de brillantes colores de los numerosos hoteles que pueblan el paseo, las coloristas letras que componen el nombre de "Peñíscola"... 

También sus atractivas y extensas playas de arena fina, tanto la playa norte como la playa sur, en la Costa del Azahar, son un importante reclamo de turistas en época estival, si bien, en esta ocasión, dada la temperatura del agua y del exterior,  el baño no resultaba agradable, por lo que desistimos, conformándonos con pasear por la orilla con los pies mojados. 


Por otro lado, realizamos dos excursiones, una al Delta del Ebro (municipio de Amposta en Tarragona) y la otra, a la emblemática ciudad de Morella (Sierra del Maestrazgo en Castellón). 

El Parque Natural del Delta del Ebro constituye el mayor humedal mediterráneo de Cataluña, y uno de los hábitats acuáticos más importantes del Mediterráneo occidental, por su rica avifauna y vegetación. Pudimos recorrer en uno de los barcos el último tramo de la desembocadura del río Ebro, el más caudaloso de la Península Ibérica,  y observar distintas colonias de anátidas. Después, se puede degustar sus ricos mejillones y ostras cultivados en el delta, así como su típico Vermut.

La excursión a Morella resultó espectacular. 

Cabe decir que Morella (Castellón) es uno de los pueblos más bonitos de España, se trata de una ciudad fortaleza medieval emplazada en la ladera de una muela montañosa, rodeada de una muralla perimetral y coronada por un impresionante Castillo-fortaleza inexpugnable.


 El recorrido por sus calles, en especial su calle principal porticada,  plagadas de historia y rico patrimonio resultó de lo más agradable e interesante. Impresiona  desde la lejanía contemplar la formidable fortaleza medieval que nos retrotrae a otra época del pasado, una ciudadela inexpugnable enclavada en un entorno natural cuya
orografía la dota de una solidez defensiva  inigualable. 
Se pueden apreciar tres anillos escalonados que protegen el baluarte: En primer lugar, la empinada pendiente de la ladera que dificulta la ascensión; a continuación, un segundo anillo que viene representado por el cierre de la muralla que rodea completamente la población, con sus bien defendidas puertas de acceso (destaca majestuosa e

infranqueable La Puerta de San Miguel, entrada principal); seguidamente, las casas y edificios escalonados del pueblo; y, por último, coronando la cima de la muela montañosa el imponente Castillo de Morella.

El inicio del recorrido por las calles del pueblo tiene lugar por la monumental Puerta de San Miguel, nos adentramos en el casco por una de sus calles donde encontramos el edificio de un antiguo convento, de bella fachada, avistamos una pastelería en cuyo escaparate se exponen los dulces típicos de Morella "Los Flaons Celestials (de requesón y almendra), una tienda con las famosas mantas morellanas, avanzamos por la porticada


calle Blasco de Alagón, visitamos el Ayuntamiento (edificio de los siglos XIV-XV, en una de sus salas se encuentra una preciosa Cruz de Término, artísticamente labrada en roca calcárea con las imágenes de la Virgen en el anverso y de Cristo crucificado en el reverso),  llama la atención, siguiendo con el recorrido, la ornamentación del alerón de algunas casas solariegas (palacetes) denominado "alerón aragonés", y nos detenemos en el Mirador de la Torre del Consell con unas maravillosas vistas del castillo sobre el roquedo, una espectacular fortaleza en lo más alto, un baluarte defensivo inexpugnable. 



Los amantes del arte y la arquitectura han de visitar la bellísima Iglesia Arciprestal de Santa María La Mayor, de estilo gótico, con un Pórtico de La Gloria que es una maravilla. 

Y en su interior, se halla, lo que para mí es, su más preciada joya: el conjunto escultórico de la balaustrada del coro  y la escalera de caracol adornada con unas figuras en bajorrelieves de yeso policromadas. También posee un valioso órgano y un retablo barroco muy recargado.

Y por último, subimos al Castillo-Fortaleza de Morella, el que fuera en otro tiempo, durante las Guerras Carlistas, cuartel general de Ramón Cabrera, líder carlista conocido como "El Tigre del Maestrazgo",  su lema: Dios, Patria y Rey. Las vistas, tras la fatigosa ascensión hasta la plaza de armas, son espectaculares: las cadenas montañosas circundantes, los tejados de los edificios del pueblo, la muralla circundante, sus torres y puertas, el acueducto de los siglos XIII-XIV, de estilo gótico valenciano, con sus dos series superpuestas de arcos ojivales...  

El Convento de San Francisco, futuro Parador Nacional de Turismo, se halla cerrado temporalmente por las obras de restauración y adaptación que se están llevando a cabo.



Y, por último, en el trayecto de regreso a Peñíscola, realizamos una parada para visitar la Ermita de        L´Avellá, un santuario en el término de Catí, en un bonito entorno natural, un lugar apartado entre montañas, con la imagen de la Virgen Mare de Déu de L´Avellá y unos frescos impactantes de pinturas barrocas multicolores, que representan figuras de la Virgen y el niño Jesús, los ángeles, santos... que cubren completamente paredes, techos, cúpula, arcos, columnas...Es conocida como la "Capilla Sixtina del Maestrazgo". Se ubica en un bonito entorno natural, lugar apartado, entre montañas, donde también se encuentra un balneario, restaurante y una fuente. 


REPORTAJE FOTOGRÁFICO