martes, 22 de octubre de 2019

GUADALPERAL, NAVEZUELAS Y ROMANGORDO (CÁCERES)

El sábado 5 de octubre de 2019 nos acercamos un grupo de amigos al pueblo cacereño de Peraleda de la Mata para visitar un dolmen megalítico enclavado en el embalse de Valdecañas, del río Tajo, aprovechando que el bajo nivel de sus aguas había dejado al descubierto dicho monumento prehístórico de origen vettón, denominado "dolmen de Guadalperal"; al parecer, según nos cuentan, hacía 50 años que no se veía, pues quedó anegado por las aguas. Vecinos de la localidad nos indicaron dónde estacionar el coche, concretamente al final del carreterín asfaltado que da acceso a los motores del agua,  para después iniciar la ruta de senderismo hasta el enclave.  Equipados con mochilas y GPS, remontamos por la margen derecha del curso del río próximos a la orilla del embalse en sentido Este hacia los términos de El Gordo y Berrocalejo. La marcha resulta fatigosa y poco atractiva, dado los cantos rodados y arenas acumulados en la orilla; además, la mañana se presentaba muy calurosa, por lo que decidimos hacer una parada para el descanso y avituallamiento. Tras dos horas y media, y siete kilómetros recorridos, alcanzamos el objetivo, en medio de las aguas, teñidas de verde a causa de la proliferación de algas, se halla el singular monumento "El Dolmen de Guadalperal", sin la cubierta original -que fue retirada en el pasado cuando se hicieron los estudios de investigación- , y que consta de varias piedras verticales dispuestas en dos circunferencias concéntricas (en su interior se situarían los enterramientos). Pero para poder acceder al mismo, requería descalzarse y arremangarse los pantalones, dado que el nivel del agua había subido y cubría la parte inferior de las piedras; no dudé ni un instante, me despojé del pantalón y llegué al interior, si bien hay que reseñar, cubierto de una película de algas verdes difícil de retirar.
Tras la visita al singular monumento, el retorno se hizo siguiendo un trazado más alejado de la orilla y que resultó más cómodo, tardamos dos horas en llegar hasta los coches.


El sábado 19, fuimos a Navezuelas en la comarca de las Villuercas, para hacer una ruta de senderismo a la Cueva del Cancho Hurracao.
Iniciamos la ruta desde el centro del pueblo, bajamos al cauce del río Almonte y remontamos progresivamente la ladera hasta el crestón de cuarcitas donde se halla la cueva del cancho horadado. La senda atraviesa un espléndido castañar, que empieza a teñirse del atractivo color otoñal, si bien aún no estaba en su mejor momento.

Por la tarde, de regreso, hicimos parada en Romangordo, situado en Campo Arañuelo, en el valle del Tajo, para recorrer el pueblo y disfrutar con sus TRAMPANTOJOS, pinturas de oficios y
tradiciones, también juegos populares, en puertas y paredes de las casas del pueblo. La verdad es que bien merece una visita, a su vez cuenta con un centro de interpretación de "La ruta de los Ingleses" (Guerra de la Independencia), la Casa de los Aromas y la Casa del Tío Cáscoles.