jueves, 1 de septiembre de 2022


VELAÍNOS Y TALAVERANOS EN EL CAMINO DE SANTIAGO INGLÉS 
 

Un grupo de siete peregrinos, veleños y talaveranos, nos propusimos recorrer el Camino Inglés desde Ferrol hasta Santiago de Compostela, con una longitud de 112,4 km. Arribamos por tierra, y no por agua como los auténticos peregrinos del medievo venidos de países nórdicos (Escandinavos, Daneses, Belgas, Holandeses, Irlandeses y, sobre todo, ingleses), el día 16 de agosto de 2022 a la ciudad gallega de Ferrol. Tras depositar nuestros enseres en el alojamiento (reservado con antelación, del mismo modo que los demás del recorrido) nos dirigimos a la Iglesia concatedral de San Julián (San Xiao) a recoger las correspondientes credenciales del peregrino en el horario establecido (17-19 horas, precio 2 €), y donde nos estamparon el sello de inicio del camino con fecha del día siguiente, dado que teníamos previsto madrugar y salir temprano. 

A continuación, ya con las credenciales en nuestro poder, decidimos hacer turismo por la bella ciudad, nos acercamos a la Oficina de Turismo e Información, posamos para las fotos junto al monolito de piedra de inicio del Camino Inglés, Km. 0, situado en las proximidades, concretamente en la intersección del Pº Mariña con la Rúa Carmen Curuxeiras, paseamos por el muelle de Cruxeiras donde se ubicaba en antiguo puerto medieval, al que arribaban en sus embarcaciones los peregrinos, y donde se ha colocado un hito; y más tarde, bajo la lluvia, recorrimos algunas de las principales calles del casco histórico, refugiándonos en un bar-restaurante para degustar sus ricos pescados/mariscos acompañados por sus buenos vinos (a destacar el blanco godello, nada que envidiar al afamado albariño).

Etapa 1. Ferrol-Cabañas (16,2 km). 

Iniciamos la ruta la mañana del día 17 en el Km. 0 situado en el monolito de piedra labrado con el escudo de Galicia y la Hostia sagrada sobre el Cáliz en el centro. 

Nos adentramos en el casco urbano tras pasar bajo el arco de entrada a la calle Carmen Curuxeiras, siguiendo las flechas y conchas que señalizan el camino, nos colocamos las capas o ponchos para protegernos de la llovizna que poco a poco va calando, recorremos con ritmo alegre la Rúa Real y posamos caminando para la primera foto del camino, Plaza de Armas, Parque Cantón de Molins, Santuario Ntra Sra. de las Angustias, Escuela Naval, Arsenal Militar, Astilleros y Estibadores del Puerto con sus grandes grúas, y por la Avda. do Mar nos acercamos al Mirador Punta Caranza y Capela de Caranza con buenas vistas de la Ría de Ferrol;

seguidamente, atravesamos el Parque do Montón y nos desviamos del camino señalizado accediendo al puente de la carretera Fe-14 que cruza la ría con el objetivo de acortar el recorrido y llegar directamente a Fene, evitando así bordear toda la ría. 




Las vistas desde el Puente das Pías son espectaculares, encontramos en nuestro caminar a varios aficionados a la pesca con caña y a quienes saludamos; mientras que en el otro extremo sobresalen las altas estructuras de metal de los astilleros de la empresa Navantia. 


Entramos en la localidad de Fene y nos dirigimos hacia la iglesia de Santo Estevo de Perlio, con su cementerio anexo, en donde se halla -según la versión de un lugareño- la losa donde se sentó a descansar uno de los reyes suevos en su peregrinación a Santiago. 


Nuestra intención iba encaminada a sellar la credencial en la iglesia, pero no fue posible al encontrarse cerrada. Seguidamente, tras preguntar al vecindario, hicimos parada en el café-bar El Camarote para descansar y tomar un tentempié, a la vez que nos estampaban el correspondiente sello del peregrino; asimismo, mantuvimos una amena charla con unas señoras, quienes nos aconsejaron probar en Betanzos sus ricas tortillas. En este punto, retomamos la señalización del camino para dirigirnos a Cabañas, donde teníamos la reserva del alojamiento, frente a la turística playa de La Magdalena.  


Más adelante, enlazamos con el Camino Real y mientras charlábamos alegremente cruzamos la autopista, a un lado quedaba el polígono industrial y el camino discurre por la localidad de Pereiro, de nuevo volvemos a cruzar la autovía y nos adentramos en un entorno rural de praderíos y casas de campo, con algún bosquete diseminado. Una vez cerca de Cabañas, nos desviamos del camino señalizado incorporándonos a la carretera N-651 que nos acercará a la playa de la Magdalena, más adelante tomamos un atajo por un camino-corredoira que conduce hasta el hotel, no sin antes discutir en asamblea sobre la mejor opción a seguir.

Por fin, ya instalados en el hotel, pudimos disfrutar de una refrescante ducha,  descansar en horizontal y, después de asearnos, pasear por la maravillosa playa comentando la aventura, tomar unas fotos del lugar y comer todos juntos en uno de los chiringuitos de playa, consumiendo productos típicos de la zona. El tiempo, un tanto adverso, impidió el ansiado baño previsto, ¡no hubo suerte!, para


finalizar el día, unas raciones con cervezas frías, camaradería y pronto a dormir, que mañana hay que seguir.






ETAPA 2. CABAÑAS-BETANZOS: ETAPA REINA (25 KM)
Iniciamos la etapa reina, denominada así por la belleza y dificultad de la misma, unos paisajes boscosos maravillosos y monumentos históricos de gran interés. 
Por el Paseo Marítimo nos dirigimos al Puente del río Eume (emblemático puente de piedra del siglo XIX, aunque se piensa que su origen es romano, de quince coquetos arcos sobre el que discurre la carretera N-651), transitamos por la acera del mismo contemplando la belleza de cuanto nos rodea: los barquitos pesqueros sobre las aguas resplandecientes espejando los primeros rayos del sol matutino, las hermosas vistas de los edificios del casco urbano de la localidad de Puentedeume, el paisaje de ribera a ambos lados del cauce, la desembocadura del río Eume en el espléndido estuario de Puentedeume y Ares... 

 

Al final del mismo, se encuentra la villa medieval de Puentedeume, data su fundación del siglo XIII y cuenta con un atractivo casco histórico bien conservado y de gran interés. Nos detenemos en el extremo del puente para tomar unas fotos que reflejen su belleza, y tomar un rico desayuno en la cafetería de enfrente, asimismo, aprovechamos para estampar el sello en las credenciales, y donde  acababan de levantarse nuestras compañeras, quienes tomaron la delantera para subir por una escalinata a la monumental iglesia Parroquial de Santiago, de estilo barroco. 
Nosotros, en cambio, optamos por seguir la señalización hacia la Plaza Real, donde se ubica la Casa do Concello, palacio de hermosa fachada con el escudo de armas, subimos la empinada cuesta de la Rúa Real que enlaza con la Rúa do Empedrado, en subida constante y fuerte desnivel, hasta desembocar en un carreterín asfaltado denominado Camiño Pedridas, con casas de campo a los lados en la aldea de O Barro. La ascensión se prolonga durante aproximadamente 3 kilómetros y "hace mella" en los peregrinos con quienes nos vamos cruzando, como en la pareja inglesa que no paraba de resoplar mientras intercambiábamos saludos. 



 
Superada la costosa subida, avanzamos, un tanto fatigados, por un tramo más llano asfaltado que nos acerca a la Aldea Buiña, donde dejamos por fin el asfalto para desviarnos a la derecha (atentos a la señal, un grupo de italianos comentan igual, puede pasar inadvertida)  por un camino de tierra que se abre paso entre verdes praderas, mención especial para un tramo de tupido emparrado que hace las delicias de aquellos que van cansados, pues el denso sombraje invita a pararse y tomar unas fotos (al no haber otra cosa, ¡qué bien vendrían unas cervecitas frescas!, en "aqueste" lugar qué negocio sería una barra de bar, con productos de la tierra gallega, comentamos muy animados por el bienestar que ofrece el paraje).


 
 
Nuestras compañeras de viaje nos sacan ventaja, van por delante y hemos de aumentar el ritmo para intentar neutralizarlas (je,je); no obstante, al adentrarnos en el bosque de ribera del río Dandel marchamos disfrutando del camino al amparo de la sombra que proporciona el dosel arbóreo de distintas especies: alisos, fresnos, avellanos, abedules ... También encontramos en la senda unos puentecitos de madera en los regatos, más adelante, en una verde pradera juega la dueña con una pareja canina de entrañables Golden Retriever, donde nuestro amigo Jesús (Chuchi) no se resiste a acariciarlos y charlar con la señora; mientras tanto, nosotros seguimos adelante dejándole atrás con el entretenimiento. 
Cruzamos la avenida de Xarío que separa la urbanización Costa Anacara del campo de Golf de Miño, que dejamos atrás tras pasar pegados al mismo, y nos aproximamos al bosque en galería del curso fluvial del río Dandel que fluye hasta desembocar en el río Vidreiro, que seguidamente cruzamos al igual que la autopista para adentramos en la frondosa Fraga de Xarío, una auténtica reliquia de la naturaleza, la senda que discurre por medio del nutrido bosque nos agasaja con la sombra que proyectan las ramas entrelazadas de las copas de los árboles, avanzamos sintiendo el confort al pisar sobre el mullido suelo alfombrado de hojas caídas de robles (carballos), abedules, alisos y sauces, y convierten el caminar en un agradable paseo, contagiados por el frescor de los cursos fluviales (río Lama Má y regatos con sus puentecitos de madera). Más adelante, encontramos un panel informativo de la Senda dos Muiños (molinos) da Fraga do Xarío (río que se encuentra en las inmediaciones, más al Oeste), recalcando su gran valor medioambiental, paisajístico y etnográfico.  
 


Un tanto apesadumbrados, dejamos atrás el bosque, y marchamos por un carreterín asfaltado, momento en el que nos da alcance nuestro amigo Jesús (Chuchi), que nos cuenta su labor de "buen samaritano" al socorrer a un peregrino cuya ampolla del pie le impedía caminar con soltura, por lo que con un hilo enhebrado en la aguja, a su vez, impregnado de yodo, pinchó y atravesó la molesta ampolla. También nos comenta su entretenimiento con algunos de los perros, y dueñas, que encontró en el camino; pues, como sabemos, es un enamorado de los canes.

   

 

Un poco más adelante, nos esperaban sentaditas en un banco frente al Local Sociocultural de Viadeiro nuestras respectivas parejas, compañeras de viaje, haciendo gala, en sus comentarios, de su fortaleza y buen ritmo de su marcha, pues según ellas, de no haberse parado, no las alcanzábamos 😏Así pues, todos juntos y en armonía, continuamos por el carreterín asfaltado de Aldea Outeiro a la población de Viadeiro, que atravesamos en dirección a Ponte Baxoi, pasamos al lado de la Tetería Peregrino, esta vez pasamos de largo sin   

sellar, y nos detuvimos, para sacar unas fotos, en el Puente medieval de Baxoi, que salva dicho río. Más adelante, el trazado del camino discurre paralelo a la carretera nacional pero entre la vegetación arbórea a medida que nos acercamos al río Grande, que resulta agradable; y por el camino real, bajo al autovía, entramos en la localidad de Miño, centro turístico de gran relevancia por sus espectaculares playas. 
Atravesamos el casco urbano por la Rúa Real, no sin antes, hacer una parada en uno de los bares donde poder descansar, tomar un pinchito acompañado de un refrigerio y sellar la credencial, por cierto, los ventanales nos ofrecen una vista preciosa de la desembocadura del río Lambre y de la gran Ría de Betanzos. 

Tras el avituallamiento, abandonamos el casco urbano, salvamos la línea de ferrocarril por un puente peatonal de hierro, muy peculiar e impactante, y tomamos una senda que discurre próxima a la orilla del río Lambre, con la marea baja, que nos lleva a Ponte do Porco, donde se levanta un cruceiro que contiene, además de la cruz, un cerdo labrado en piedra, y que resulta curioso. 
 
Un lugareño, muy amable, nos relata que en otro tiempo hubo en este tramo del río una importante industria maderera con su muelle de carga, que daba trabajo a mucha gente.






Transitamos por debajo del puente de la carretera nacional y bajo la autopista, por una carretera local asfaltada adentrándonos en una zona sombreada y arbórea remontando el curso fluvial del río Lambre, mientras las miradas se focalizan en algún pazo o iglesia que van apareciendo en el camino. 






Nos sorprende, tras la dura subida por un carreterín recientemente asfaltado, que en lo alto se halla un improvisado descansadero con avituallamiento para los peregrinos (plátanos, agua, cocacola, bocatas, cerveza) a cambio de la voluntad en monedas, habilitado por el albergue Casa de Acogida San José de Cabañas.




 


Pasamos por varias aldeas (Gas, A Rúa, San Martiño de Tiobre, O Sabugueiro, Betanzos O Vello) y el camino se torna en descenso al aproximarnos a Betanzos, cuya ría y marismas divisamos en la lejanía. Nos detenemos un instante para tomar una foto del Santuario de Nuestra Señora del Camino y enfilamos la pronunciada bajada por la Rúa adoquinada del mismo nombre hasta converger con la N-651,   

que  cruza el río Mandeo por el Puente Viejo y accedemos al casco histórico de la ciudad por la Porta da Ponte Vella. 






 

Seguidamente, y un tanto desorientados, por una empinada calle topamos con dos auténticas joyas de la arquitectura religiosa, la Iglesia de Santa María del Azogue (siglo XIV, estilo gótico, con una portada espectacular, monumento de gran valor histórico-artístico) y, al lado, la Iglesia de San Francisco de Betanzos ( Templo del siglo XIV de estilo gótico, destacan su grandes y bellas vidrieras del ábside). 

 

Después, por la Plaza da Constitución llegamos a nuestro destino en el Hostal Pórtico, tras haber sellado la credencial en el Albergue de Peregrinos. Pasear por la Plaza de la Constitución resulta muy agradable, admirando el Palacio del Concello de estelo neoclásico, El Pazo de Bendaña, La Torre del Reloj adosada a la iglesia de Santiago y la Casa Núñez con su hermosa fachada de estilo modernista.


 
Una vez instalados en el alojamiento, previamente reservado, descansados y bien alimentados, salimos a dar una vuelta por la ciudad, que se hallaba en fiestas, y según nos cuentan tienen una duración de 15 días en honor a San Roque. Lo que resulta más llamativo, un auténtico espectáculo que congrega a una multitud de gentes en la Plaza, es el famoso Globo de Betanzos, el aerostato de papel más grande del mundo, que tiene lugar sobre las once de la noche con el hinchado del mismo y, una hora después aproximadamente, la suelta o despegue.
 
ETAPA 3: BETANZOS-HOSPITAL DE BRUMA (24 KM)


Al día siguiente, iniciamos la marcha, siguiendo la flecha y atravesando la Pza. Central de García Naveira, un poco más adelante, desayunamos en una cafetería que nos pillaba de paso, con ricos churros, y a caminar, pasamos el Puente As Cascas con su labrado escudo rupestre dejando atrás la bella ciudad de Betanzos (conjunto histórico-artístico espléndido).

 


 En esta ocasión, el grupo lo formábamos cuatro de sus miembros, pues los otros tres decidieron marchar en coche hasta Presedo para acortar, en unos kilómetros, la distancia de la etapa hasta Bruma. En el camino, pasado O Coto, Campoeiro, Xanrozo y Abegondo, nos encontramos con una paraje de murcianos, uno de los cuales no podía más y tuvo que abandonar, dejando al compañero solo. La vegetación arbórea nos acompaña y nos agasaja con su sombras
El sol va apretando y la temperatura subiendo, así que la terraza de un bar que encontramos al paso, en del bar de Meangos, sellamos la credencial y nos detuvimos a descansar, tomar un refrigerio y charlar con unas mochileras valencianas. 
Reanudamos la marcha y nos dirigimos por carretera local asfaltada a la localidad de Presedo, desde donde partían los otros tres compañeros; si bien, cuando llegamos ya se habían marchado. 
En esta localidad, se halla, pegado al camino, el Mesón-Museo Xente no Camiño, por lo que decidimos entrar y unas cervecitas tomar.   

Mientras nos encontrábamos en plena degustación, vemos cómo unos "rapaciños", con descaro, trataban de recoger las monedas que los peregrinos habían depositado en la fuente del patio central, momento en el que fueron sorprendidos por la dueña, quien malhumorada les despabiló con una buena reprimenda, corriendo despavoridos lejos del lugar. Visitamos el referido museo, con ilustraciones y armadura incluida, tomando alguna fotografía.

 

Reanudamos la marcha por un tramo asfaltado, pero muy arbolado, de verdes prados a ambos lados, y nuestro amigo Jesús (Chuchi) no puede resistirse a la tentación de tumbarse a sus anchas en la pradera, y sentir el frescor que emana de sus hierbas.




Más adelante, nos detenemos un momento para tomar una foto de la Iglesia Parroquia de Santa Eulalia (Leiro). A partir de aquí, durante un buen tramo de la etapa nos acompaña una peregrina malagueña, quien nos cuenta que se había venido sola al camino, dejando la familia en casa, tratando de encontrarse así misma en la esencia del camino, reflexionando unas veces en solitario y otras en comunicación con los demás. 






Comentamos aspectos de las ciudades respectivas, del viaje a Ferrol, de impresiones acerca del Camino de Santiago, etc. Conversación muy amena y entretenida.



 Continuamos el camino, pasando por la Zona Recreativa del Embalse de Beche, donde hacen parada algunos peregrinos para tomarse un bocadillo o refresco en el bar.

Nosotros, en esta ocasión, decidimos seguir marchando hasta alcanzar el punto de "las escuchadeiras" (eco o resonancias, pero con la plantaciones de árboles ya no se percibía), donde según nos habían comentado, se divisaba a lo lejos la ciudad de La Coruña, circunstancia que pudimos efectivamente comprobar. 

Tras recorrer unos kilómetros, llegamos a la aldea de As Travesas (Carral) donde tiene lugar la unión de las dos alternativas del Camino Inglés (A Coruña-Santiago y Ferrol-Santiago), y pegado a la carretera  encontramos el maravilloso Bar-Estanco "Casa Avelina". Y nada más entrar en el local, la encantadora señora Avelina nos recibió con gran hospitalidad, con un trato familiar y servicial. Inmediatamente, nos preguntó que nos apetecía y empezó a traernos las viandas típicas gallegas (queso, chorizo, jamón y el roscón de pan) y cervezas con marca propia del camino. Una persona muy simpática, entrañable, preocupada de nuestro estado de fatiga tras la jornada calurosa; además, muy dispuesta a colocar las mochilas, incluso nos proporcionó unos taburetes para que apoyáramos las piernas cansadas... Una experiencia muy agradable, por el trato tan cariñoso que dispensa a todos los peregrinos; por todo ello, en señal de agradecimiento sacamos una foto para el recuerdo. En el local saludamos a unos peregrinos, a quienes se les veía muy cansados, venidos de las lejanas tierras de Singapur. 

Reanudamos la marcha siguiendo la carretera AC-542, durante aproximadamente 2 kilómetros, hasta que encontramos la señal de desvío hacia Hospital de Bruma, por cierto, el calor de las primeras horas de la tarde va haciendo "mella" y aceleramos el ritmo para llegar cuanto antes al Albergue de San Lorenzo, de gestión privada, previamente hecha la reserva, por un tramo asfaltado. 


 

Por fin llegamos al albergue, donde nos esperaban el resto de compañeros, quienes ya llevaban allí unas horas. Tras soltar todos los bártulos en las taquillas y acomodarnos en las literas, tipo "mili", lo primero que hicimos fue darnos una buena ducha refrescante.





 Seguidamente, sin apenas descanso, nos fuimos a comer a Casa Graña el menú del peregrino. Mientras degustábamos el sabroso menú, nos sorprende el ambiente festivo de un grupo de lugareños, junto a una peregrina italiana que se sumó a la fiesta, quienes entonaban cánticos de sus respectivas tierras (en gallego, castellano, italiano, inglés); por lo que un servidor, animado por el chupito de orujo, salté a escena y con una canción manchega recibí el aplauso de todos los presentes. Después, mi amigo Chuchi, un tanto perplejo, preguntaba a mi mujer sobre mi atrevimiento. Resultó una comida muy animada y divertida.

 

El resto de la tarde en Bruma, lo dedicamos a descansar, unos en las sillas, con los pies en alto, y otros tumbados "a la bartola" sobre el cuidado césped. Sin embargo, lo más curioso aún estaba por llegar, pues una vez acostados en nuestras respectivas literas y bien entrada la noche, los primeros ronquidos retumban en la habitación, y mientras unos roncan otros golpean las taquillas en un intento desesperado por interrumpir "la serenata", ¡vaya cisco! Unos dormidos como "troncos" y otros "sin pegar ojo". Cuando suena el despertador, a la mañana siguiente, se alternan risas y comentarios sobre quienes habían roncado, el que imitaba el croar de la rana para que despertaran (¡no había manera!), aquel que la taquilla golpeaba, etc.

ETAPA 4: BRUMA-SIGÜEIRO (24,2 KM)
 

Después de tomar el desayuno, a base de café y ricas perrunillas, nos cargamos las mochilas y salimos de mañanita a la calle, donde la intensa bruña apenas dejaba ver más allá de nuestras narices; el nombre de la localidad de Bruma hace honor a su nombre, me decía para mis adentros. Nos detenemos, un instante, para la toma de una fotografía delante del Albergue Municipal de Peregrinos de Bruma, tras lo cual, iniciamos la marcha abriéndonos paso entre la bruma. Por otro lado, cabe señalar que en este lugar se ubicaba en el pasado, su
origen data de la Edad Media, un Hospital de Peregrinos, de ahí también, el nombre de la localidad "Hospital de Bruma".


Abandonamos Bruma por la carretera local, dejando atrás las últimas casas y su iglesia de San Lorenzo, siguiendo el hito de información con los kilómetros que faltan para llegar a Santiago, indica 40 km., y nos saludamos con un numeroso grupo de italianos que también partían a primeras horas de la mañana, que resulta más confortable caminar con la fresca. Tras recorrer unos kilómetros por el carreterín asfaltado, llama mi atención las gotitas de rocío (aguazo) atrapadas en las numerosas telas de araña que pueblan la pradera a la orilla de la
carretera, por lo que me acerco para captar el momento en el que el disco del sol se posiciona en el centro de la telaraña (personalmente, me parece una foto espectacular).  Me incorporo de nuevo al grupo y mientras charlábamos amigablemente saludamos a una peregrina venida de Bolonia, según nos cuenta, que carga con una pesada mochilona, y nuestro amigo Jesús se ofrece a relevarla de su pesada carga unos kilómetros; sin embargo, muy educadamente la italiana declina el ofrecimiento. En el camino, llama la atención el elevado número de  italianos, en general, casi todos jóvenes. Atrás dejamos la pequeña aldea de O Seixo, mientras avanzamos charlamos durante el recorrido con una estudiante de Bérgamo, sobre la cercanía del aeropuerto de su ciudad respecto a Milán, el patrimonio artístico que atesoran ambas ciudades, anécdotas del camino, etc. 
 

Atravesamos las aldeas de O Seixo y Cabeza de Lobo, en esta última se encuentra la Cruz e Iglesia de San Pedro de Ardemil. La carretera local continua entre campos de cultivos, praderas y labranzas. Y alcanzamos en la aldea de Cruz una esplanada con numerosas esculturas, sobre todo labradas en forja y piedra, que resultan muy interesantes (la figura de Santiago peregrino, tractores sobre un gran arco de raíles, un dinosaurio ... ). Nos colocamos para una fotografía delante de la monumental escultura de Santiago peregrino.

Continuamos por asfalto hasta Mámoas y Carballeira; pero, poco después, dejamos la carretera y tomamos una senda que discurre por una zona boscosa, que resulta muy cómoda y agradable, ideal para disfrutar a cubierto del sol, bajo un dosel de ramas que se entrelazan proyectando apetecibles sombras. 

 Volvemos a la carretera y entramos en la aldea de Rúa, con su bello cruceiro, avistamos el Bar Novo y paramos a desayunar, a su vez, aprovechamos para sellar la credencial y sentarnos a descansar en su pequeña terraza. También pudimos contemplar la bella hornacina de la iglesia de San Pelayo de Buscás en su pétrea pared lateral. 






 


Seguimos la carretera para desviarnos poco después por un camino de tierra que nos conduce al Puente do Cubo, sobre el "Rego do Cabo" y a Outeiro de Abaixo, el paraje arbóreo que nos cobija resulta de lo más agradable de la etapa, uno de los tramos más atractivos por las distintas especies de árboles que se entremezclan (robles, alisos, abedules, loros, laurel, helechos, hiedra...), pasamos bajo el dosel de una enramada arbórea engullidos por el manto vegetal, ¡espectacular! una auténtica "corredoira gallega".




Parece una escena sacada de la película "El Bosque Animado", donde habitan las hadas y duendecillos, trasgos y brujas ... Las hojas caídas tapizan la senda y como referente de la orientación la mochila del que va delante.

Más adelante, seguimos escoltados por los árboles y agradecidos por sus sombras, la espesura de la fronda del bosque apenas dejan paso a los rayos del sol, cuando el transitar por la senda se convierte en una auténtica gozada hasta alcanzar Outeiro de Arriba, con su iglesia de San Julián de Poulo.




 





Pasamos por la aldea de A Senra, y de nuevo un tramo de carretera nos lleva a la población de A Calle, con su magnífico cruceiro frente al café-bar de O Cruceiro, sin embargo, por esta vez, aunque extraño pudiera parecer no paramos a tomar las cervecitas frescas 😂 Cabe señalar que en una de las casonas se encuentra una placa pétrea donde aparece escrito que en ella se alojó el rey Felipe II en 1554 durante su camino de peregrinación. Al pasar por delante de la iglesia "Capela Nosa Señora da Mercede" nos detenemos para fotografiar el momento.




Pasada la aldea de Baxoia y nada más cruzar la carretera, nos detenemos bajo un recio roble "carballo" de voluminosa copa, y a cobijo de su sombra nos disponemos a tomar un suculento bocadillo (preparativos bien organizados por nuestras señoras) en buena compañía con animada charla y alguna broma con lanzamiento de bellotas. 


 
Reanudamos la marcha, pasando poco después por el túnel bajo la autopista, por el Camiño Real Da Santiña, con una fuente lavadero bajo la copa de los árboles, en dirección a nuestro destino en Sigüeiro. 



 

Seguidamente, recorremos un largo tramo, de unos 5 km, de pista forestal asfaltada, que discurre casi paralela a la Autopista, nos conduce hasta el polígono industrial de Sigüeiro.





Después, salimos a la carretera del Polígno Industrial y circulamos por la acera uno tras otro, acelerando el paso ante la ausencia de sombra, pues el sol va apretando y también el cansancio, en un intento de llegar el primero a la meta de Sigüeiro; y una vez allí, esperar a los demás en la terraza del primer bar, eso sí, con una cerveza bien fresca 😂😂 




Un par de kilómetros antes de la población, tomamos el desvío que discurre por una senda arbolada, cruzando el Rego Carboiro por un coqueto puente de piedra  con barandas de madera, y accedemos al Paseo fluvial de la localidad, donde su ubica la piscina municipal en zona ajardinada y un panel informativo. 




Panel informativo del Camino de Santiago Inglés.









Y en la terraza unos ya estamos, con las jarras de cerveza en las mesas, a la espera, mientras otros van llegando un tanto acalorados; pero objetivo conseguido. En la plaza del Concello de Oroso nos reunimos, descansamos un buen rato en la terraza del bar, y el alojamiento hemos de buscar (por cierto, hecha la reserva, un cómodo piso nos espera).





ETAPA 5: SIGÜEIRO-SANTIAGO DE COMPOSTELA (16,1 KM)


A la mañana siguiente, última etapa con llegada a Santiago, desayunamos tempranito en el alojamiento, nos cargamos la mochila, circulamos por la acera de la carretera que atraviesa el casco urbano y paramos ante el panel con la silueta de un peregrino, con el hueco de la cara, para hacernos la correspondiente fotografía, así que unos tras otro fuimos desfilando. 





 

Reanudamos la marcha siguiendo la carretera que conduce a Santiago hasta el Puente sobre el río Tambre, señalizado con el correspondiente indicativo, y dejando atrás el casco urbano.






Mientras recorremos el Puente podemos contemplar un frondoso bosque de ribera a ambos lados del curso fluvial, y la niebla que humea sobre sus aguas. Entre las distintas especies de árboles que pueblan sus orillas abundan los alisos, abedules, sauces, avellanos...
  
Pasado el puente, a unos 200 m., giramos a la derecha por un carreterín vecinal con varias casas diseminadas (chalets, labranzas) y campos de cultivo, principalmente maíz y pastizales, de la parroquia de Barciela. Más adelante, salvamos por arriba la autopista AP- 9, girando nuevamente a la izquierda y marchando paralelos a la misma, hasta el primer desvío señalizado que nos sale a la derecha, circulamos por asfalto, pasamos por delante de un grupo de chalets con rutilantes praderíos  en los alrededores, para girar nuevamente a la izquierda, dejando el asfalto y tomando una ancho camino de tierra, más bien empedrado, que se adentra en una zona boscosa, escoltados por altos y recios carballos, abriéndonos paso entre la refrescante niebla envolvente, por lo que el caminar resulta muy grato; mientras saludamos y charlamos con otros peregrinos que marchan a nuestro lado, como el simpático uruguayo, de 
zancada rápida y larga, que enseguida nos deja atrás. El canto de los pajarillos nos acompaña, distingo el canto del petirrojo que sale de lo alto de la copa de un roble carballo.

Dejamos atrás la frondosidad del robledal y el verdor de los helechos que pueblan las orillas de la pista forestal, y de nuevo carreterín asfaltado hacia la parroquia de Marantes, Vila Fernández y A Lameira. 





Tomamos algunas fotos de las flores que adornan las puertas, verjas y fachadas de las casas, me impresiona la hermosura de la rosa con la gota de rocío de la mañana. También las azuladas hortensias, envidiosas, con su deslumbrante belleza. 


 Al pasar por delante de un huerto, pregunto a un lugareño por las verduras de hojas tan altas que abundan en los campos de cultivo; y el buen señor m responde que se trata de una clase de coles destinadas al ganado. También me comenta que el año ha sido muy seco, que desde Febrero apenas había

llovido, según él, prácticamente nada. Un desastre para el campo.

 Continuamos por carreterín vecinal asfaltado que discurre entre casas de labranza con sus parcelas cultivadas, abundan los maizales; llama nuestra atención un curioso espantapájaros.






De nuevo salimos a la carretera nacional N-550, recorremos unos 300 metros, primero por un carril de servicio, pegado a la misma, y después por el arcén, hasta que giramos a la derecha por carreterín vecinal a la altura de un restaurante y varias casas de la aldea de Sionlla Abaixo, nos encontramos a la derecha de la marcha el  Colegio Público Arquitecto Casas Novoa y  la fuente de Sionlla; poco después, pasamos por debajo de las vías del Ave y nos adentramos en una zona boscosa. Según avanzamos, junto a la pista de tierra, encontramos el recinto vallado del hotel Castro, una amplia explanada con sillas y mesas donde se pueden reponer fuerzas, así que tomamos un tentempié acompañado de la cervecita o resfresco elegido; por cierto, también estampamos el sello en la credencial, y una foto del lugar.


Tras el descanso, reanudamos la marcha al cobijo de las sombras de la rica masa forestal autóctona, con altos, recios y longevos ejemplares de roble carballo, con las lianas de hiedra trepando por sus troncos y ramas, también junto al río Salgueiro, alisos de gran porte, y en la espesura del sotobosque, una maraña vegetal  de helechos y herbáceas de vivos tonos verdes. El verdor de la fronda hechiza al caminante cansado resultando un estímulo muy gratificante por la sensación de frescor que irradia... Impregnados de la magia, invocamos a las hadas

y brujas del bosque, en pos de un hechizo o encantamiento; mientras dirigimos nuestras miradas al letrero "BOSQUE ENCANTADO", y en las inmediaciones, pintada la silueta de una bruja volando montada sobre su escoba (jejejeje...😂). ¡ Las fotos no podían faltar! 


La longitud del tramo del camino que atraviesa el bosque encantado, aproximadamente, de unos 2 kilómetros, y dista de Santiago unos 7 kilómetros, el hito con la flecha amarilla y la concha marca "Km. 7,262", por lo que abandonamos con cierta tristeza melancólica el bello paraje.

Continuamos con nuestra marcha en medio del praderío y algún caserío a lo lejos.






 

Seguidamente, atravesamos el Polígono Industrial del Tambre, encontramos en la Rúa Dos Mulas a un grupo de jóvenes cantando la estudiantina acompañados de guitarras, y animados Jesús, Tere y Ana, se unen con sus voces muy contentos al coro. 




Atravesamos el Barrio de Meixonfrío, cruzamos la carretera N-550 y tomamos una de las calles del Barrio de As Cancelas donde, a modo de bienvenida, se levanta su cruceiro.




Entramos en el casco urbano de Santiago de Compostela por la Rúa de San Caetano, visitamos la iglesia del mismo nombre, también observamos el monumento erigido al Peregrino. La iglesia de San Caetano es un modesto

edificio, pero con un retablo muy hermoso, además su interior, de pequeñas dimensiones, invita al recogimiento y  la oración. Tomo unas fotos tanto de la fachada como del interior. Los feligreses acababan de salir de la misa de
domingo  y se encontraban reunidos en el exterior, charlando amigablemente. 

Más adelante, en los jardines de la calle de San Caetano posamos en grupo para la foto, hemos llegado a la ciudad de Santiago de Compostela. En la plaza de La Paz se encuentra el Monumento al Peregrino, con la figura del Apóstol Santiago Peregrino en el centro de la rotonda, que sobresale entre la vegetación circundante.


La ruta señalizada continúa por las calles de A Pastoriza, Basquiños y Santa Clara, para hacer su entrada por la Rúa da Acibechería a la fachada norte de la Catedral. Sin embargo, nosotros optamos por continuar por la Avenida de Juan XXIII, calle de San Francisco (iglesia) y entrada a la Plaza del Obradoiro con la fachada occidental  de la Catedral de Santiago.

La entrada, como peregrino, a la Plaza del Obradoiro, punto de encuentro de los peregrinos venidos por las distintas rutas, resulta algo especial, muy emotiva, una alegría inmensa, anonadados por la grandiosidad de la plaza, con edificios impresionantes a su alrededor, como el Hospital Real de Peregrinos (reconvertido en Parador Nacional Reyes Católicos) con su ornamentada fachada plateresca, la magnificencia del Palacio de Gelmirez (antiguo Palacio Episcopal), la fastuosidad del Palacio del Ayuntamiento de estilo clásico francés, el Colegio de San Jerónimo con su espectacular puerta de estilo románico, y la majestuosidad de la joya de la plaza "la fachada principal de la Catedral de Santiago Apóstol". 



Cuando, desde el centro de la plaza, alzamos la mirada para contemplar la grandiosidad y belleza de la Catedral, con sus imponentes torres enmarcando su ornamentado lienzo central de estilo barroco, nos quedamos "boquiabiertos" deslumbrados por la maravilla que tenemos delante, la gran escultura del Apóstol Santiago en el centro del Cuerpo Central de la fachada, la monumental escalinata de acceso a la Puerta Principal, en su interior se encuentra la mayor de las maravillas del románico, a nivel artístico, el bellísimo Pórtico de la Gloria del Maestro Mateo, obra cumbre del arte universal (se requiere abono de entrada para poder visitarla).


Reunidos en el centro de la plaza todos los miembros del grupo, pedimos a uno de los muchos peregrinos que se hallaban  a nuestro alrededor, que nos sacara una fotografía con la Catedral de fondo, un buen recuerdo de nuestro paso por el Camino.






Después, había que celebrarlo con un pinchito y unas cuantas cervezas en uno
de los bares de la Rúa das Carretas, donde se ubica la Oficina de Acogida al Peregrino. Mientras tomábamos el tentempié, nuestra compañera y peregrina Gloria, se acercó a dicha oficina para, tras realizar las oportunas gestiones, recibir las correspondientes "Compostelas" acreditativas. Una vez obtenidas, se sumó a la fiesta cervecera. Por delante vimos desfilar a peregrinos venidos de distintas partes del mundo, una mezcolanza de lenguas, etnias y culturas. Incluso los más juerguistas se arrancaban por sevillanas en medio de la calle. 

A la mañana siguiente, nos levantamos, unos cuantos tempranito, para asistir a la misa del peregrino en la Catedral, con entrada por la Plaza Platerías en la fachada sur, de estilo románico, flanqueada por la Torre del Reloj; y en el centro de dicha plaza se erige la hermosa Fuente de los Caballos, con los chorros de agua brotando de sus bocas, coronando el pedestal una figura femenina alzando la estrella de Compostela.






En el interior del templo, tras oír misa, posamos delante del altar mayor con el deslumbrante "camarín" barroco recubierto de plata que alberga la imagen pétrea de Santiago Apóstol, bajo el palio del monumental baldaquino dorado.  





Después, bajamos por unas escaleras a la cripta donde se encuentra el sepulcro con los restos sagrados del Apóstol Santiago y oramos. A su vez, tomamos una fotografía del Santo Lugar.





 


 

Y para finalizar, como broche de oro de tan maravillosa experiencia, mostramos la imagen de las anheladas "Compostelas" acreditativas de la peregrinación a la Tumba de Santiago, tras haber recorrido a pie ( o a caballo) al menos los últimos 100 km. (en bicicleta 200 Km) , en nuestro caso, el camino inglés de Ferrol a Santiago  se eleva a 105,5 Km, realizado en 5 días. 






ANEXO. OTRAS FOTOS DEL CAMINO.
























































  


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