sábado, 14 de marzo de 2020

MÁLAGA GOLF

PARADOR DE MÁLAGA GOLF

Los días de carnavales, 23 y 24 de febrero, habíamos reservado mediante el Black Friday el parador de Málaga Golf, dado que teníamos interés en visitar la ciudad de Málaga, pues teníamos buenas referencias, y la verdad es que no nos defraudó.
Cuando llegamos por la tarde, tras instalarnos en una cómoda habitación, con terraza y extraordinarias vistas al mar mediterráneo, que por cierto nos cautivaron las maravillosas vistas, decidimos acercarnos hasta la playa, que se halla contigua al bien cuidado campo de Golf. 

El paseo nos resultó muy grato, en uno de los extremos de la playa que alcanzaba nuestra vista se encuentra Málaga y en el otro Torremolinos, además las sensaciones de tranquilidad y el sonido del romper pausado de las olas generaban bienestar; sin bien, el ruido atronador y molesto del despegue y aterrizaje de los aviones -el aeropuerto se halla en la inmediaciones-, nos hacía despertar de los breves momentos de ensoñación y sosiego. 
Nuestra atención se dirige a un grupo de jinetas que a lomos de sus monturas realizan una ruta a caballo a orillas del mar, y que plasmo en una fotografía. Pese a lo molesto de tener un aeropuerto en las proximidades, merece la pena y resulta muy recomendable alojarse en el Parador, dado que si las ventanas de las habitaciones se encuentran cerradas apenas se escucha el ruido molesto que producen los aviones. 

De vuelta a la habitación, cruzamos la verde pradera del Campo de Golf y levantan el vuelo un nutrido bando de cotorras. Nos aseamos y nos dirigimos a pie al Parque Comercial Bahía Azul, que se encuentra a cinco o seis minutos de donde nos alojamos, y que cuenta con numerosas tiendas de prestigio, bares, restaurantes, comercios de alimentación, etc. Y lo que es más importante con una estación del tren de cercanías que comunica con Málaga capital.

A la mañana siguiente, madrugamos para disfrutar de las vistas del sol naciente proyectando sus primeros rayos sobre las aguas del mar Mediterráneo y tomar unas fotos desde la terraza. Y después del desayuno, nos equipamos con la indumentaria adecuada y vuelta a la playa para pasear descalzos sobre la suave arena. 




Como el día se mostraba soleado y con temperatura agradable,   

decidimos darnos un breve chapuzón en la orilla del mar, la temperatura de sus aguas era más bien alta para la época del año, en mi opinión -según mis sensaciones-  más cálida que las del Cantábrico en verano en la zona de Asturias. A continuación, nos preparamos convenientemente y nos fuimos a la estación del cercanías que se halla en el Parque Comercial, donde tomamos el tren hasta la estación central de Málaga. 


El recorrido por la ciudad nos resultó muy entretenido: visita a la Catedral, paseo por sus calles, degustación de vinos y tapas en bares (muchos de ellos atestados de gente, pero siempre nos hacían un hueco, nos gustó mucho "El Pimpi"), la Alcazaba, el Castillo Gibralfaro y el Parador Gibralfaro (con un mirador estupendo del casco urbano: la plaza de toros, la playa, el puerto, las torres de la catedral, el palacio del Ayuntamiento, el palacio de la marina (aduana) ... Existe un sendero de acceso al Castillo y Parador de Gibralfaro que serpentea entre los pinos y que resulta  muy atractivo por las vistas que ofrece en distintos tramos de su recorrido. 

Por la noche, recorrimos la famosa la calle Larios iluminada, muy

concurrida en los días de carnaval. Ya entrada la noche regresamos nuevamente al Parador en el tren de cercanías, todo un lujo tenerlo tan fácil y cerca. 

En la mañana del día siguiente, día de la partida, nos acercamos al Parque Comercial a hacer algunas compras y tras las mismas, pusimos rumbo a nuestra tierra de Talavera de la Reina, cuya producción cerámica ha sido declarada por la UNESCO como Bien Inmaterial de la HUMANIDAD.





















No hay comentarios:

Publicar un comentario