martes, 7 de junio de 2022



EL SENDERO DE LAS CALAS DE CONIL (CÁDIZ)

El Sendero de las Calas en la Costa de Conil de la Frontera (Cádiz) es un atractivo recorrido bordeando el litoral para realizar a pie, en bicicleta (MTB), o bien, incluso a caballo. 


En dicho recorrido, que se inicia en la Cala Puntalejo y finaliza en la Cala Roche, se puede disfrutar de
unas vistas extraordinarias del litoral costero del océano Atlántico, del ejercicio físico en sí, de la vegetación típica de matorral mediterráneo (lentiscos, sabinas y enebros marítimo) y zona boscosa de pinos, y de la avifauna estacional (corredor de aves migratorias). 




Iniciamos la ruta en el mirador de Arias Conil, desde las alturas se puede contemplar a vista de pájaro la espléndida Playa Fuente del Gallo y la Cala de Puntalejo.






En la Playa Fuente del Gallo, con una arena fina y limpia, resulta muy agradable darse un baño refrescante; además cuenta con un Chiringuito a media altura donde tomarse un refresco mientras se contempla a bañistas tomando el sol, veleros en la distancia y aficionados al parapente en las alturas.

La Cala Puntalejo, también denominada del Conejo o Melchor, cuenta con una playa recóndita, utilizable por bañistas cuando la marea está baja, algunas rocas diseminadas y un búnker camuflado de tiempos de la II Guerra Mundial.





Bordeando el sendero costero alcanzamos la Cala Camacho, de difícil acceso a la playa que alberga, pero con buenas vistas desde lo alto del acantilado. Seguidamente encontramos la Cala del Sudario, resulta muy pedregosa, al igual que la de los Pitones.



Y llegamos a la última de las Calas de Levante, la célebre Cala del Aceite, con su maravillosa playa de finas arenas y aguas azuladas de distintas tonalidades, una preciosidad. 





A continuación, atravesamos la zona boscosa de pinares y pasamos por delante del Puerto Pesquero y Deportivo de Conil, dejándole a un lado, y remontamos el carreterín asfaltado, por la orilla,  hasta alcanzar el emblemático Faro de Roche, que se levanta altivo sobre el Cabo Roche, con un fabuloso mirador y su panel informativo, en el que se puede identificar distintos accidentes geográficos, como la Costa de Conil, la Costa de Trafalgar y el Estrecho de Gibraltar al fondo. 


Y en primer término, el Puerto de Conil y las Calas de Levante, delante, y las Calas de Poniente a la espalda, con sus impresionantes acantilados y maravillosas playas. 






Proseguimos la ruta hacia el Oeste, en dirección a Sancti Petri, para visitar las Calas de Roche (Las Calas de Poniente): Juan Tío de Medina, El Frailecillo, Roche... 






El sendero se ciñe al borde costero con espectaculares vistas de los altos acantilados con sus tonos rojizos (arcillas y piedra ostionera de conchas marinas) y recoletas calas de arena fina color calabaza. 



Contemplar una puesta de sol desde del Mirador de Playa de Roche es una delicia, una mezcolanza de sensaciones en las que predomina el bienestar, el goce, el placer, el deleite, el hechizo...









Además, teniendo tan cerca el Puerto Pesquero, resulta inevitable degustar su rica gastronomía de
  frituras de pescado y el delicioso atún de almadraba, acompañado de un vino blanco de la tierra bien frío. 



Si bien las playas de Conil pueden resultar de lo más atractivo de la zona, junto con la extensa y rectilínea Playa del Palmar en la vecina localidad de El Palmar de Vejer, cabe señalar también el rico patrimonio que atesora la urbe, como La Torre de Guzmán, La Plaza y Puerta de La Villa, Parroquia de Santa Catalina, La Capilla del Espíritu Santo, Casas Capitulares, Torres Almenaras de la Costa. Pasear por sus calles y plazas peatonales con sus casas de fachadas blancas resulta muy agradable, así como probar alguna de sus ricas tapas acompañado de una cerveza fresquita en alguna de sus muchas terracitas. 

En ruta con el coche, nos acercamos al Cabo y Costa de Trafalgar, pasando primero por la larguísima y rectilínea Playa del Palmar de arenas finas y doradas, y aguas limpias y transparentes.










 Tras estacionar el coche, nos dirigimos a pie en busca del Cabo de Trafalgar, tras recorrer unos centenares de metros, divisamos el espigado y monumental Faro de Trafalgar, un tronco de cono blanco coronado por una cápsula de cristal en la cúspide. 

En las inmediaciones, poco antes de alcanzar la edificación, encontramos una placa conmemorativa del bicentenario de la batalla de Trafalgar (1805-2005), que tuvo lugar en esta costa, con una reflexión del escritor Benito Pérez Galdós. En dicha batalla naval la escuadra franco-española fue derrotada por la británica comandada por el Almirante Nelson, quien pereció en la misma. En su honor se erigió en Londres la columna de Nelson, monumento ubicado en Trafalgar Square. 



Desde el mirador, en días claros, se puede divisar el Estrecho de Gibraltar, con la Costa Peninsular a un lado y la Costa Africana al otro, así como el azul turquesa de las aguas costeras del Océano Atlántico, con sus largas y maravillosas playas.











 Otro de los atractivos del lugar, son sus bellos atardeceres con sus estelares puestas de sol.  Broche de oro como colofón de este maravilloso viaje.























































No hay comentarios:

Publicar un comentario