




Yelmo, siguiendo la fila de los numerosos transeúntes que van delante; pero al llegar al paraje conocido como "La Chimenea" nos encontramos con un enorme tapón -hay quien comenta que parece la peregrinación al Everest- a la entrada, pues hay que guardar turno para subir o bajar, dado que resulta complicadísimo cruzarse con otra persona debido a la estrechez del paso.

la foto en la cumbre; esperamos unos instantes nuestro turno y nos fotografiamos varias veces junto al hito, las vistas de los alrededores son espectaculares, destacando en el bajo el embalse de Santillana y en las alturas las antenas de la bola del mundo junto a otras cumbres en cadena de la Sierra de Guadarrama, también los núcleos de población en el valle. Poco después toca la bajada, al acercarnos a la boca de la chimenea hemos de esperar a que otros suban, tras lo cual, inician el descenso la avanzadilla, integrada por Chuchi y Domingo, quienes van abriendo camino e informando a los que vamos detrás del momento adecuado para bajar, es decir, cuando el tiro de la chimenea queda expedito. Ahora me toca a mí aguantar en el descenso el peso de Andrés, que viene detrás y, en ocasiones, se ha de descolgar por el escalonamiento de la hendidura; pero, a pesar de mis temores, soporto bien con el hombro el peso de su cuerpo, llegando sin
incidentes al término de la angostura, eureka!! eureka!! Lo hemos conseguido, tras lo cual, tomamos las mochilas, nos sentamos en un lugar cómodo con magníficas vistas y nos ponemos a almorzar, un bocadillo de jamón con tomate acompañado de una cerveza, bastante fresca por cierto, y un plátano suculento.
Durante el descanso, comentamos por dónde volver y qué trazado seguir, optando por la senda que discurre por el Collado de la Vistilla, atravesando después por la Umbría Calderón para visitar El Tolmo, pues acorta la ruta evitando el rodeo del Collado de la Dehesilla. El sendero del Collado de la Vistilla presenta un fuerte desnivel, piedras sueltas y hemos de extremar las precauciones, avistamos una imponente mole granítica denominada El Mazo, también desde la distancia divisamos a dos personas en la cumbre del Yelmo, junto al hito, un gigantesco bolondrio rocoso coronado por dos figuras en miniatura,
destacan en los alrededores otras cumbres como La Bola de San Antonio a la izquierda y El Centinela a la derecha (además de otras figuras como la foca, la tortuga, y otras que desconozco, todo un reto para la imaginación). La bajada resulta sufrida, el calor aprieta y la intrincada senda machaca las rodillas, rebasamos a un trío formado por dos ninfas y un fauno, que van muy tocados, hasta toparnos de frente con un majestuoso bolo, en medio de la pradera, denominado El Tolmo, nos cobijamos bajo su sombra y descansamos, tiempo para airear las anécdotas y
contemplar el berrueco. Proseguimos la marcha acercándonos a la orilla izquierda del arroyo de la Dehesilla, donde encontramos una fuente entre la maleza, calmamos la sed y rellenamos los bidones, y pocos metros después, cruzamos el arroyo por un puente de madera para continuar por la PR- 2 entre árboles de ribera al amparo de sus tupidas sombras (hemos desechado la vía alternativa del Cordel del Ortigal, que pasa por el refugio Giner de Los Ríos y baja por la orilla izquierda del arroyo). Llegamos al final de nuestro recorrido, o bien para otros el inicio, donde se encuentra un panel con las rutas y el Centro de Interpretación, cruzamos el puente de madera y nos acercamos a los mesones para refrescarnos con unas cuantas cervezas, finalizando en los aledaños con la visita al Canto Cochino.
RUTA: circular de 11 km. aproximadamente, dificultad moderada, ascensión y bajada, unas 6 horas de duración más tiempo de descanso, berruecos y bolos graníticos con nombres figurados, en La Pedriza, situada en el Parque Nacional de la Sierra de Guadarrama (Madrid). Calificación: sobresaliente.
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