El 27 de abril de 2019, tras las abundantes lluvias caídas en los días de Semana Santa, decidimos acercarnos al área recreativa de Las Becerras, en la carretera CM-4155, PK 16, pasada la localidad toledana de Los Navalucillos, donde se ubica la ruta circular de senderismo que discurre por el Parque Nacional de Cabañeros y denominada "El Chorro y El Rocigalgo". Recogimos el folleto descriptivo en la Caseta de Información, al lado de los aparcamientos, dónde nos explicaron que era conveniente comenzar por la senda de la izquierda, denominada La Calanchera, o del Macizo del Rocigalgo, y volver por la senda del Chorro; sin embargo, decidimos hacerlo al revés, al considerar que era menos exigente. Por tanto, nos dirigimos por la pista forestal de la derecha, buscando la famosa cascada, conocida como "El Chorro de Los Navalucillos", que se halla en un estrecho valle de la Sierra Fría en los Montes de Toledo, por donde discurre el arroyo del Chorro, y que en su primer tramo de ascensión a media ladera discurre entre chaparras de encina, cuyo ramaje se entrelaza
convirtiéndose en un dosel vegetal por encima de nuestras cabezas. Desde el punto de vista botánico resulta muy interesante, pues la umbría posibilita que encontremos árboles que normalmente no vemos en estas latitudes, me refiero por ejemplo, al Tejo, Arce de Montpellier, Acebo; también aparecen otras especies, más propias de la zona, como el madroño, la jara y el brezo (tanto blanco como rojo). Además el bosque de ribera, a ambos lados del arroyo, cuenta con los esbeltos abedules, frondosos fresnos y sauces, verdes helechos y musgos, líquenes que cuelgan de las ramas de los árboles, mostajos, juncales ...El rugido de las aguas cristalinas que bajan con bravura la pendiente se complementa con el canto de numerosos pajarillos
que pueblan la ribera, el altanero canto de la curruca contrasta con el más melodioso y delicado del herrerillo, o del carbonero, la sensación de bienestar inunda cuerpo y alma, la naturaleza lo envuelve todo y los postes de madera numerados nos conducen hasta el espectacular salto del Chorro, caída de 18 m. con gran aporte de agua en el escalón del cortado de la pared rocosa. El lugar ha sido acomodado para disfrute del visitante, con panel
interpretativo de la formación de los Montes de Toledo y la orogénesis de Las Glaciaciones, así como de un puentecito de madera con travesaños; nos impresiona la altura, caudal y estruendo del agua al precipitarse por la cascada, una auténtica maravilla (para muchos, tan cerca y tan desconocido). Proseguimos la ruta en busca de la Chorrera Chica, siguiendo la dirección
que nos marcan las tablillas de las balizas, atravesamos el tramo, quizás más peligroso, especialmente si la superficie de la roca donde hemos de pisar se halla mojado, denominado de La Cornisa, por lo que extremamos las precauciones y nos agarramos a la cadena colocada en la pared de roca, ya superado en el otro extremo, respiramos aliviados, poco después hemos de desviarnos unos centenares de metros para alcanzar la Chorrera Chica, tras salvar un par de veces el curso de agua manteniendo el equilibrio de
piedra en piedra para evitar mojarnos los pies. por fin avistamos la doble cascada que forman la Chorrera, salto de agua con un escalón intermedio, pero más agreste y salvaje que la cascada del Chorro, se halla en un paraje más recóndito y menos alterado, una cortina humeante del vapor de
agua asciende del romper de las aguas, ¡qué gusto da tomarse unas viandas sentaditos en el sombraje! Después del pequeño descanso, continuamos subiendo y remontando la ladera para dirigirnos a la cumbre, ahora nos internamos en el denso robledal (roble melojo) por un cómodo sendero hasta encontrarnos a su salida con la impresionante rampa de ascensión de un cortafuegos que nos llevará a lo alto de la cumbre alomada del Rocigalgo, discurre entre brezos en floración, campanillas en tonos rosas, un tanto rojizos de los pétalos. Al fin, con un sol de justicia, coronamos, un poco quemados; pero en la mayor cota de los Montes de Toledo, en el Pico Rocigalgo con sus 1448 m, estamos encaramados en lo más alto, subidos en el hito nos fotografiamos, disfrutamos de las espectaculares vistas que nos ofrece, identificando con el panel interpretativo las sierras, rañas, valles, embalses y demás accidentes geográficos que nos rodean. El esfuerzo ha merecido la pena, ahora toca
descansar en el banco contemplando la inmensidad de los campos que alcanza la vista desde esta atalaya natural. Tras unos minutos de bienestar, toca volver, y optamos por la ruta denominada Macizo del Rocigalgo, que se trata de una pista acondicionada para los vehículos contraincendios y 4x4, pero con unas vistas hacia el Norte espectaculares, según bajamos en la lejanía la Sierra de Gredos nevada cautiva las miradas, el pueblo de Los Navalucillos entre las montañas, distintas sierras y valles (cabe señalar, que del macizo Rocigalgo surgen varios ríos: El Pusa, El Frío, El Estenilla y Cedena). Después de un primer tramo de descenso toca subir a una cota con crestones aserrados paralelos, denominado el contadero (contar las cabras a
su paso entre las peñas) hacemos una parada para tomar unos bocatas acompañados por unas cervezas, con las miradas puestas en el valle encajonado entre sierras revestidas de monte bajo. Una pronunciada bajada y paneles interpretativos, el primero según bajamos versa sobre la geología y los fósiles que datan del plegamiento herníco hace unos 500 millones de años, cuando el continente de Gondwana en su desplazamiento hacia el continente de Laurasia provocó el levantamiento de los sendimentos de los fondos marinos poblados de trilobites y gusanos, cuyas huellas quedaron impresas en las rocas dando lugar a los fósiles que encontramos en la ruta: "cruzianas" (huellas de trilobites) , huellas de gusanos, rizaduras (surcos del oleaje sobre las arenas), pirolusitas dendríticas impresas en la cara de las lascas de roca...Numerosas pedreras en las laderas y crestones de cuarcita armoricana en altitudes altas, mientras en altitudes bajas abunda la pizarra...
Ahora toca otra subida a la cota alomada de las segunda elevación más alta de la ruta, la pista forestal tiene dos roderas anchas de piedras compactadas en hormigón para la circulación de vehículos todoterreno, con el sol en lo más alto resulta costosa y sufrida. Seguimos bajando, un rebollar o bosque de roble melojo con sus brotes primaverales hace su aparición, pero apenas dan sombra, un panel interpretativo de Las Aves invita a una parada (águila imperial, cigüeña negra, buitre negro, buitre leonado, carbonero, curruca, herrerillo, agateador azul).
Bajada continua con fuerte desnivel y vista panorámica con panel de identificación, más adelante sucesivos paneles interpretativos de Los líquenes, Las mariposas y de los Usos tradicionales. Ya estamos muy cerca de la Caseta de información y los aparcamientos, cruzamos el arroyo
del
Chorro por un puente de madera de nueva construcción finalizando frente al Panel de Inicio de La Calanchera (Macizo Rocigalgo).
RUTA: Circular de 22 km y 8 horas en total, enlazando las rutas del Chorro y Macizo Rocigalgo, muy atractiva en Primavera y Otoño tras las lluvias. Dificultad: moderada.