martes, 1 de mayo de 2018

LA DEHESA EN LA ALISEDA: PARAÍSO EN PRIMAVERA 

En Velada, a las 9 de la mañana del día 1 de mayo, amenazando lluvia, pero sin importarnos, acudimos a la cita dominguera los caballeros veleños para deambular por los campos. En la salida, la escuadra está dividida, unos pronto han de retornar para ver a sus retoños jugar; mientras tanto, El Maca y El Maestre, tienen puestas sus mentes en las dehesas verdes y en los sotos de ribera de su querido Guadhierbas, rebosantes de vida, tras las lluvias caídas, en esta explosiva primavera. Ponemos rumbo hacia la sierra, caminos del Norte, donde a primera vista clarea, camino de Navalcán, labranza de Trujillanos, donde nos desviamos hacia la Aliseda por el camino que enlaza con el de Parrillas, atravesando por medio la dehesa, que nos abre sus puertas de plena belleza, las encinas se alternan con alcornoques, quejigos y rodales de fresnedas...cantan los pajarillos en su despertar matutino, el cuco de telón de fondo, el pinzón, la curruca, la paloma zurea; pero nos llama la atención el espino albar florido, no puedo dejar de pasar la ocasión para posar y sentir la emoción, y bajo una rama de un alcornoque centenario pasamos, y nos fotografiamos. Llegamos al Guadhierbas para contemplar la corriente y el camino de Parrillas por su vado, difícil cruzarlo, el arenero acumulado en su lecho pronostica un atasco, ni lo intentamos, media vuelta y hacia el vado de la Aliseda. Aquí estamos, el soto ribereño del Guadyerbas invita a la contemplación y a la inspiración, una frondosa fresneda, numerosos espinos albares con sus flores blancas, las frescas praderas, los ruiseñores cantando...y nosotros escuchando. La mañana luminosa y soleada, que los colores exalta, la alfombra verde floreada de una ruleta cromática: amarillos, blancos, azulones, morados y espiguillas grana. Toca ahora cruzar el ancho río, si bien somero y lecho liso, está hormigonado y salvamos pedaleando con cuidado; fotos para la ocasión como recuerdo del "pormenor". Continuamos por la Aliseda, al otro lado, pero el camino está arado, no salimos del asombro, ¡Cómo puede ser!! ¡Qué han hecho! Nos ceñimos muy pegados al arroyo que encontramos y remontamos hasta la portera que buscábamos, a pesar de todo, el sendero intrincado nos ha gustado; por fin "atisbamos" el camino, tal vez nos hemos despistado -comentamos extrañados-. Abrimos la portera, enfilamos por el camino de Parrillas a Mejorada entre quejigos imponentes, las jaras en flor, el cuco con su "son", vadeamos el arroyuelo y tras recorrer un corto trayecto enlazamos con la Cañada Real Leonesa Occidental. Tomamos dicha vía pecuaria en sentido suroeste, hacia el reculaje del pantano de Navalcán, y en mitad de dicho tramo nos encontramos un coche atascado, junto a la orilla del camino; por tanto, como caballeros que somos, nos detenemos y nos ofrecemos; rápidamente el trío del vehículo, dos hermosas ninfas y un fauno montano, reclaman nuestra presencia, así que empujamos, empujamos..., pero no lo logramos. La fortuna quiso que por el mismo camino transitaran en sus "jacas" tres veleños de la escuadra (Cristóbal, Luci y Gabriel); y a la de tres empujamos todos juntos otra vez, por fin, lo logramos y lo desatascamos. En señal de agradecimiento, El Maestre recibió de las ninfas dos besos (jejeje...). Tras la despedida continuamos por la vía, cruzamos en Guadhierbas por el puente que alberga, miramos hacia abajo a ver si suben a desovar las bogas o barbos, el agua transparente y cristalina es pura delicia, las orillas se pueblan de fresnedas y alamedas, también denominadas choperas, las vacas mientras tanto pastan en la ribera, canta el verderón, apenas sopla el viento, luce el sol; todo invita a la tranquilidad y el sosiego, mas no podemos detenernos, hemos de seguir en busca de la cola del pantano, ya por fin llegamos y es la hora del descanso. Nos acomodamos en un lugar, por los pescadores muy querido, en la confluencia de un arroyo con el embalse, descabalgamos, descansamos y nos alimentamos, mientras tanto, comentamos, observamos que el nivel está muy alto, casi lleno, al 95 por ciento, o quizás más, bueno que más da, ahora lo importante es mirar y disfrutar, nos llama la atención cómo en apenas un metro cuadrado crecen próximos tres árboles: una encina de la que cuelgan los líquenes, un fresno en crecimiento y un quejigo con brío. Las hojas de este quejigo pequeñito destacan por su brillo, un verde claro muy intenso y vivo. Cantan los pájaros a nuestro alrededor, tal vez una curruca, o más bien un pinzón, lo que sí se distingue es su remate final, un "chirrío" más acentuado y estridente, que interfiere en el relajado ambiente. Seguidamente, continuamos la marcha por el camino de Candeleda a Velada, divisamos en las alturas una pareja de pequeñas rapaces, tal vez ratoneros, "aguiluchos" dice mi compañero, mientras a ambos lados del camino muchas jaras, con sus flores blancas, si bien en su interior unas manchas en tonos de color marrón, anaranjados teñidos de matices rojizos...Aparecen las arenas, muy persistentes hasta Villabuena, atrás dejamos el pozo "El Arco", los corrales y encinares, éstos de hierbas totalmente cubiertos, tapizados de verde con estampados de variopintos colores, se conjugan los amarillos de las caléndulas, dientes de león, crucíferas o mostazas, botón de oro, con el blanco de las margaritas y ranúnculos acuáticos, junto con los farolillos que visten de azulón, las campanillas de azul marino, así como el grana de espiguillas enanas...Y en los campos de cultivo, con avenas y cebadas, las plantas de arvejones moradas, también en este tono la lavanda. Pasamos los arroyos cercanos y la cuesta enfilamos, la florida pradera de las eras, los primeros cercados y edificios, las calles de entrada a la villa de Velada, la plaza, la iglesia y la escuela.
Una ruta circular, por tierras de Velada y pueblos de frontera, que atraviesa la dehesa, la ribera del Guadhierbas, los sotos de los arroyos y el contorno del pantano, con los campos vestidos con el atuendo de primavera, lleno de colores y variados colores, con la orquesta sinfónica de "sones" formada de pajarillos cantores (el cuco, el ruiseñor, el pinzón, el carbonero, la curruca, la calandria, la paloma torcaz...y otros tantos más, jajaja...)













































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