VELAÍNOS Y TALAVERANOS EN EL CAMINO DE SANTIAGO INGLÉS
Un grupo de siete peregrinos, veleños y talaveranos, nos propusimos recorrer el Camino Inglés desde Ferrol hasta Santiago de Compostela, con una longitud de 112,4 km. Arribamos por tierra, y no por agua como los auténticos peregrinos del medievo venidos de países nórdicos (Escandinavos, Daneses, Belgas, Holandeses, Irlandeses y, sobre todo, ingleses), el día 16 de agosto de 2022 a la ciudad gallega de Ferrol. Tras depositar nuestros enseres en el alojamiento (reservado con antelación, del mismo modo que los demás del recorrido) nos dirigimos a la Iglesia concatedral de San Julián (San Xiao) a recoger las correspondientes credenciales del peregrino en el horario establecido (17-19 horas, precio 2 €), y donde nos estamparon el sello de inicio del camino con fecha del día siguiente, dado que teníamos previsto madrugar y salir temprano.
A continuación, ya con las credenciales en nuestro poder, decidimos hacer turismo por la bella ciudad, nos acercamos a la Oficina de Turismo e Información, posamos para las fotos junto al monolito de piedra de inicio del Camino Inglés, Km. 0, situado en las proximidades, concretamente en la intersección del Pº Mariña con la Rúa Carmen Curuxeiras, paseamos por el muelle de Cruxeiras donde se ubicaba en antiguo puerto medieval, al que arribaban en sus embarcaciones los peregrinos, y donde se ha colocado un hito; y más tarde, bajo la lluvia, recorrimos algunas de las principales calles del casco histórico, refugiándonos en un bar-restaurante para degustar sus ricos pescados/mariscos acompañados por sus buenos vinos (a destacar el blanco godello, nada que envidiar al afamado albariño).
Etapa 1. Ferrol-Cabañas (16,2 km).
Iniciamos la ruta la mañana del día 17 en el Km. 0 situado en el monolito de piedra labrado con el escudo de Galicia y la Hostia sagrada sobre el Cáliz en el centro.

seguidamente, atravesamos el Parque do Montón y nos desviamos del camino señalizado accediendo al puente de la carretera Fe-14 que cruza la ría con el objetivo de acortar el recorrido y llegar directamente a Fene, evitando así bordear toda la ría.
Entramos en la localidad de Fene y nos dirigimos hacia la iglesia de Santo Estevo de Perlio, con su cementerio anexo, en donde se halla -según la versión de un lugareño- la losa donde se sentó a descansar uno de los reyes suevos en su peregrinación a Santiago.
Nuestra intención iba encaminada a sellar la credencial en la iglesia, pero no fue posible al encontrarse cerrada. Seguidamente, tras preguntar al vecindario, hicimos parada en el café-bar El Camarote para descansar y tomar un tentempié, a la vez que nos estampaban el correspondiente sello del peregrino; asimismo, mantuvimos una amena charla con unas señoras, quienes nos aconsejaron probar en Betanzos sus ricas tortillas. En este punto, retomamos la señalización del camino para dirigirnos a Cabañas, donde teníamos la reserva del alojamiento, frente a la turística playa de La Magdalena.
Más adelante, enlazamos con el Camino Real y mientras charlábamos alegremente cruzamos la autopista, a un lado quedaba el polígono industrial y el camino discurre por la localidad de Pereiro, de nuevo volvemos a cruzar la autovía y nos adentramos en un entorno rural de praderíos y casas de campo, con algún bosquete diseminado. Una vez cerca de Cabañas, nos desviamos del camino señalizado incorporándonos a la carretera N-651 que nos acercará a la playa de la Magdalena, más adelante tomamos un atajo por un camino-corredoira que conduce hasta el hotel, no sin antes discutir en asamblea sobre la mejor opción a seguir.
Por fin, ya instalados en el hotel, pudimos disfrutar de una refrescante ducha, descansar en horizontal y, después de asearnos, pasear por la maravillosa playa comentando la aventura, tomar unas fotos del lugar y comer todos juntos en uno de los chiringuitos de playa, consumiendo productos típicos de la zona. El tiempo, un tanto adverso, impidió el ansiado baño previsto, ¡no hubo suerte!, para
finalizar el día, unas raciones con cervezas frías, camaradería y pronto a dormir, que mañana hay que seguir.

Al final del mismo, se encuentra la villa medieval de Puentedeume, data su fundación del siglo XIII y cuenta con un atractivo casco histórico bien conservado y de gran interés. Nos detenemos en el extremo del puente para tomar unas fotos que reflejen su belleza, y tomar un rico desayuno en la cafetería de enfrente, asimismo, aprovechamos para estampar el sello en las credenciales, y donde acababan de levantarse nuestras compañeras, quienes tomaron la delantera para subir por una escalinata a la monumental iglesia Parroquial de Santiago, de estilo barroco.

Un poco más adelante, nos esperaban sentaditas en un banco frente al Local Sociocultural de Viadeiro nuestras respectivas parejas, compañeras de viaje, haciendo gala, en sus comentarios, de su fortaleza y buen ritmo de su marcha, pues según ellas, de no haberse parado, no las alcanzábamos 😏Así pues, todos juntos y en armonía, continuamos por el carreterín asfaltado de Aldea Outeiro a la población de Viadeiro, que atravesamos en dirección a Ponte Baxoi, pasamos al lado de la Tetería Peregrino, esta vez pasamos de largo sin
sellar, y nos detuvimos, para sacar unas fotos, en el Puente medieval de Baxoi, que salva dicho río. Más adelante, el trazado del camino discurre paralelo a la carretera nacional pero entre la vegetación arbórea a medida que nos acercamos al río Grande, que resulta agradable; y por el camino real, bajo al autovía, entramos en la localidad de Miño, centro turístico de gran relevancia por sus espectaculares playas.
que cruza el río Mandeo por el Puente Viejo y accedemos al casco histórico de la ciudad por la Porta da Ponte Vella.

Seguidamente, y un tanto desorientados, por una empinada calle topamos con dos auténticas joyas de la arquitectura religiosa, la Iglesia de Santa María del Azogue (siglo XIV, estilo gótico, con una portada espectacular, monumento de gran valor histórico-artístico) y, al lado, la Iglesia de San Francisco de Betanzos ( Templo del siglo XIV de estilo gótico, destacan su grandes y bellas vidrieras del ábside).
Después, por la Plaza da Constitución llegamos a nuestro destino en el Hostal Pórtico, tras haber sellado la credencial en el Albergue de Peregrinos. Pasear por la Plaza de la Constitución resulta muy agradable, admirando el Palacio del Concello de estelo neoclásico, El Pazo de Bendaña, La Torre del Reloj adosada a la iglesia de Santiago y la Casa Núñez con su hermosa fachada de estilo modernista.
Al día siguiente, iniciamos la marcha, siguiendo la flecha y atravesando la Pza. Central de García Naveira, un poco más adelante, desayunamos en una cafetería que nos pillaba de paso, con ricos churros, y a caminar, pasamos el Puente As Cascas con su labrado escudo rupestre dejando atrás la bella ciudad de Betanzos (conjunto histórico-artístico espléndido).
Mientras nos encontrábamos en plena degustación, vemos cómo unos "rapaciños", con descaro, trataban de recoger las monedas que los peregrinos habían depositado en la fuente del patio central, momento en el que fueron sorprendidos por la dueña, quien malhumorada les despabiló con una buena reprimenda, corriendo despavoridos lejos del lugar. Visitamos el referido museo, con ilustraciones y armadura incluida, tomando alguna fotografía.
Reanudamos la marcha por un tramo asfaltado, pero muy arbolado, de verdes prados a ambos lados, y nuestro amigo Jesús (Chuchi) no puede resistirse a la tentación de tumbarse a sus anchas en la pradera, y sentir el frescor que emana de sus hierbas.
Continuamos el camino, pasando por la Zona Recreativa del Embalse de Beche, donde hacen parada algunos peregrinos para tomarse un bocadillo o refresco en el bar.
Nosotros, en esta ocasión, decidimos seguir marchando hasta alcanzar el punto de "las escuchadeiras" (eco o resonancias, pero con la plantaciones de árboles ya no se percibía), donde según nos habían comentado, se divisaba a lo lejos la ciudad de La Coruña, circunstancia que pudimos efectivamente comprobar.
Reanudamos la marcha siguiendo la carretera AC-542, durante aproximadamente 2 kilómetros, hasta que encontramos la señal de desvío hacia Hospital de Bruma, por cierto, el calor de las primeras horas de la tarde va haciendo "mella" y aceleramos el ritmo para llegar cuanto antes al Albergue de San Lorenzo, de gestión privada, previamente hecha la reserva, por un tramo asfaltado.
Por fin llegamos al albergue, donde nos esperaban el resto de compañeros, quienes ya llevaban allí unas horas. Tras soltar todos los bártulos en las taquillas y acomodarnos en las literas, tipo "mili", lo primero que hicimos fue darnos una buena ducha refrescante.
Seguidamente, sin apenas descanso, nos fuimos a comer a Casa Graña el menú del peregrino. Mientras degustábamos el sabroso menú, nos sorprende el ambiente festivo de un grupo de lugareños, junto a una peregrina italiana que se sumó a la fiesta, quienes entonaban cánticos de sus respectivas tierras (en gallego, castellano, italiano, inglés); por lo que un servidor, animado por el chupito de orujo, salté a escena y con una canción manchega recibí el aplauso de todos los presentes. Después, mi amigo Chuchi, un tanto perplejo, preguntaba a mi mujer sobre mi atrevimiento. Resultó una comida muy animada y divertida.
El resto de la tarde en Bruma, lo dedicamos a descansar, unos en las sillas, con los pies en alto, y otros tumbados "a la bartola" sobre el cuidado césped. Sin embargo, lo más curioso aún estaba por llegar, pues una vez acostados en nuestras respectivas literas y bien entrada la noche, los primeros ronquidos retumban en la habitación, y mientras unos roncan otros golpean las taquillas en un intento desesperado por interrumpir "la serenata", ¡vaya cisco! Unos dormidos como "troncos" y otros "sin pegar ojo". Cuando suena el despertador, a la mañana siguiente, se alternan risas y comentarios sobre quienes habían roncado, el que imitaba el croar de la rana para que despertaran (¡no había manera!), aquel que la taquilla golpeaba, etc.
Después de tomar el desayuno, a base de café y ricas perrunillas, nos cargamos las mochilas y salimos de mañanita a la calle, donde la intensa bruña apenas dejaba ver más allá de nuestras narices; el nombre de la localidad de Bruma hace honor a su nombre, me decía para mis adentros. Nos detenemos, un instante, para la toma de una fotografía delante del Albergue Municipal de Peregrinos de Bruma, tras lo cual, iniciamos la marcha abriéndonos paso entre la bruma. Por otro lado, cabe señalar que en este lugar se ubicaba en el pasado, su
Abandonamos Bruma por la carretera local, dejando atrás las últimas casas y su iglesia de San Lorenzo, siguiendo el hito de información con los kilómetros que faltan para llegar a Santiago, indica 40 km., y nos saludamos con un numeroso grupo de italianos que también partían a primeras horas de la mañana, que resulta más confortable caminar con la fresca. Tras recorrer unos kilómetros por el carreterín asfaltado, llama mi atención las gotitas de rocío (aguazo) atrapadas en las numerosas telas de araña que pueblan la pradera a la orilla de la carretera, por lo que me acerco para captar el momento en el que el disco del sol se posiciona en el centro de la telaraña (personalmente, me parece una foto espectacular). Me incorporo de nuevo al grupo y mientras charlábamos amigablemente saludamos a una peregrina venida de Bolonia, según nos cuenta, que carga con una pesada mochilona, y nuestro amigo Jesús se ofrece a relevarla de su pesada carga unos kilómetros; sin embargo, muy educadamente la italiana declina el ofrecimiento. En el camino, llama la atención el elevado número de italianos, en general, casi todos jóvenes. Atrás dejamos la pequeña aldea de O Seixo, mientras avanzamos charlamos durante el recorrido con una estudiante de Bérgamo, sobre la cercanía del aeropuerto de su ciudad respecto a Milán, el patrimonio artístico que atesoran ambas ciudades, anécdotas del camino, etc.
Atravesamos las aldeas de O Seixo y Cabeza de Lobo, en esta última se encuentra la Cruz e Iglesia de San Pedro de Ardemil. La carretera local continua entre campos de cultivos, praderas y labranzas. Y alcanzamos en la aldea de Cruz una esplanada con numerosas esculturas, sobre todo labradas en forja y piedra, que resultan muy interesantes (la figura de Santiago peregrino, tractores sobre un gran arco de raíles, un dinosaurio ... ). Nos colocamos para una fotografía delante de la monumental escultura de Santiago peregrino.
Parece una escena sacada de la película "El Bosque Animado", donde habitan las hadas y duendecillos, trasgos y brujas ... Las hojas caídas tapizan la senda y como referente de la orientación la mochila del que va delante.
Pasamos por la aldea de A Senra, y de nuevo un tramo de carretera nos lleva a la población de A Calle, con su magnífico cruceiro frente al café-bar de O Cruceiro, sin embargo, por esta vez, aunque extraño pudiera parecer no paramos a tomar las cervecitas frescas 😂 Cabe señalar que en una de las casonas se encuentra una placa pétrea donde aparece escrito que en ella se alojó el rey Felipe II en 1554 durante su camino de peregrinación. Al pasar por delante de la iglesia "Capela Nosa Señora da Mercede" nos detenemos para fotografiar el momento.
Pasada la aldea de Baxoia y nada más cruzar la carretera, nos detenemos bajo un recio roble "carballo" de voluminosa copa, y a cobijo de su sombra nos disponemos a tomar un suculento bocadillo (preparativos bien organizados por nuestras señoras) en buena compañía con animada charla y alguna broma con lanzamiento de bellotas.
Un par de kilómetros antes de la población, tomamos el desvío que discurre por una senda arbolada, cruzando el Rego Carboiro por un coqueto puente de piedra con barandas de madera, y accedemos al Paseo fluvial de la localidad, donde su ubica la piscina municipal en zona ajardinada y un panel informativo.
A la mañana siguiente, última etapa con llegada a Santiago, desayunamos tempranito en el alojamiento, nos cargamos la mochila, circulamos por la acera de la carretera que atraviesa el casco urbano y paramos ante el panel con la silueta de un peregrino, con el hueco de la cara, para hacernos la correspondiente fotografía, así que unos tras otro fuimos desfilando.
Reanudamos la marcha siguiendo la carretera que conduce a Santiago hasta el Puente sobre el río Tambre, señalizado con el correspondiente indicativo, y dejando atrás el casco urbano.
Mientras recorremos el Puente podemos contemplar un frondoso bosque de ribera a ambos lados del curso fluvial, y la niebla que humea sobre sus aguas. Entre las distintas especies de árboles que pueblan sus orillas abundan los alisos, abedules, sauces, avellanos...
llovido, según él, prácticamente nada. Un desastre para el campo.
Tras el descanso, reanudamos la marcha al cobijo de las sombras de la rica masa forestal autóctona, con altos, recios y longevos ejemplares de roble carballo, con las lianas de hiedra trepando por sus troncos y ramas, también junto al río Salgueiro, alisos de gran porte, y en la espesura del sotobosque, una maraña vegetal de helechos y herbáceas de vivos tonos verdes. El verdor de la fronda hechiza al caminante cansado resultando un estímulo muy gratificante por la sensación de frescor que irradia... Impregnados de la magia, invocamos a las hadas
y brujas del bosque, en pos de un hechizo o encantamiento; mientras dirigimos nuestras miradas al letrero "BOSQUE ENCANTADO", y en las inmediaciones, pintada la silueta de una bruja volando montada sobre su escoba (jejejeje...😂). ¡ Las fotos no podían faltar!
Seguidamente, atravesamos el Polígono Industrial del Tambre, encontramos en la Rúa Dos Mulas a un grupo de jóvenes cantando la estudiantina acompañados de guitarras, y animados Jesús, Tere y Ana, se unen con sus voces muy contentos al coro.
edificio, pero con un retablo muy hermoso, además su interior, de pequeñas dimensiones, invita al recogimiento y la oración. Tomo unas fotos tanto de la fachada como del interior. Los feligreses acababan de salir de la misa de
domingo y se encontraban reunidos en el exterior, charlando amigablemente.
La ruta señalizada continúa por las calles de A Pastoriza, Basquiños y Santa Clara, para hacer su entrada por la Rúa da Acibechería a la fachada norte de la Catedral. Sin embargo, nosotros optamos por continuar por la Avenida de Juan XXIII, calle de San Francisco (iglesia) y entrada a la Plaza del Obradoiro con la fachada occidental de la Catedral de Santiago.
La entrada, como peregrino, a la Plaza del Obradoiro, punto de encuentro de los peregrinos venidos por las distintas rutas, resulta algo especial, muy emotiva, una alegría inmensa, anonadados por la grandiosidad de la plaza, con edificios impresionantes a su alrededor, como el Hospital Real de Peregrinos (reconvertido en Parador Nacional Reyes Católicos) con su ornamentada fachada plateresca, la magnificencia del Palacio de Gelmirez (antiguo Palacio Episcopal), la fastuosidad del Palacio del Ayuntamiento de estilo clásico francés, el Colegio de San Jerónimo con su espectacular puerta de estilo románico, y la majestuosidad de la joya de la plaza "la fachada principal de la Catedral de Santiago Apóstol".
Reunidos en el centro de la plaza todos los miembros del grupo, pedimos a uno de los muchos peregrinos que se hallaban a nuestro alrededor, que nos sacara una fotografía con la Catedral de fondo, un buen recuerdo de nuestro paso por el Camino.
A la mañana siguiente, nos levantamos, unos cuantos tempranito, para asistir a la misa del peregrino en la Catedral, con entrada por la Plaza Platerías en la fachada sur, de estilo románico, flanqueada por la Torre del Reloj; y en el centro de dicha plaza se erige la hermosa Fuente de los Caballos, con los chorros de agua brotando de sus bocas, coronando el pedestal una figura femenina alzando la estrella de Compostela.
En el interior del templo, tras oír misa, posamos delante del altar mayor con el deslumbrante "camarín" barroco recubierto de plata que alberga la imagen pétrea de Santiago Apóstol, bajo el palio del monumental baldaquino dorado.
Después, bajamos por unas escaleras a la cripta donde se encuentra el sepulcro con los restos sagrados del Apóstol Santiago y oramos. A su vez, tomamos una fotografía del Santo Lugar.
Y para finalizar, como broche de oro de tan maravillosa experiencia, mostramos la imagen de las anheladas "Compostelas" acreditativas de la peregrinación a la Tumba de Santiago, tras haber recorrido a pie ( o a caballo) al menos los últimos 100 km. (en bicicleta 200 Km) , en nuestro caso, el camino inglés de Ferrol a Santiago se eleva a 105,5 Km, realizado en 5 días.