Pueblos celtas en la Comarca.
Situada
al noroeste de la provincia de Toledo, en la orilla derecha del río Tajo, sobre
una extensa terraza fluvial, conformada en torno a la desembocadura de su
afluente, el río Alberche, la ciudad cuenta, aproximadamente, con unos 85.000
habitantes y sus orígenes, a decir de algunos estudiosos y/o historiadores, se
remontan a un primigenio asentamiento vetón de la Edad de Bronce, conocido con
el nombre de Talabriga;
pueblo celta que dejaron su huella en megalitos (menhires y dólmenes) y
esculturas zoomorfas “Verracos”.
Caesaróbriga
romana.
En
el siglo II a. C. la comarca cae bajo dominio romano,
y tiene lugar la fundación de la ciudad de “Caesaróbriga”, se fortifica y
florece, convirtiéndose en centro político y económico de la zona (agricultura,
ganadería y comercio).
Algunos de sus vestigios: trazado del primer recinto amurallado, cepas del puente romano sobre el río Tajo, la ”domus” romana… El culto a Ceres, diosa de la agricultura, adquiere gran relevancia, y en su fiesta los ciudadanos en cortejo llevaban al templo ofrendas “munda cereris” (cereales, cera y flores). En la actualidad, la fiesta de las “mondas”, rito cristianizado en honor a la Virgen del Prado, está declarada de interés turístico nacional.
Algunos de sus vestigios: trazado del primer recinto amurallado, cepas del puente romano sobre el río Tajo, la ”domus” romana… El culto a Ceres, diosa de la agricultura, adquiere gran relevancia, y en su fiesta los ciudadanos en cortejo llevaban al templo ofrendas “munda cereris” (cereales, cera y flores). En la actualidad, la fiesta de las “mondas”, rito cristianizado en honor a la Virgen del Prado, está declarada de interés turístico nacional.
Ébora
visigoda.
Durante
la dominación visigoda en la Alta Edad Media, la ciudad toma el nombre de “Ebora”,
se consolida el cristianismo, y por el apoyo prestado a su causa, el rey Liuva
II, en el año 602 d.C., regala a la
ciudad una imagen de la Virgen, tallada en madera, que se instala en lo que
debió ser antes el templo de Ceres, convirtiéndose así en “Ermita de Nuestra
Señora La Virgen del Prado”. Y la fiesta de mondas cambia de culto, de la diosa
Ceres a la Virgen del Prado.
Talavaira árabe.
En
el año 712, los árabes liderados por Tarik conquistan la ciudad, pasando a
denominarse “Talavaira”. Se refuerza la fortificación de la
plaza con imponentes murallas –las más recias y altas de toda la Península-, y
se construye una alcazaba.
Se erige en un enclave estratégico de gran importancia para el califato de al-Ándalus, como zona de paso a la meseta norte.
El
primer recinto amurallado contaba con tres puertas de acceso: Puerta del Río,
Puerta de Mérida y Puerta del Arco de San Pedro. En su población conviven
musulmanes, judíos y mozárabes.Se erige en un enclave estratégico de gran importancia para el califato de al-Ándalus, como zona de paso a la meseta norte.
Talavera de la Reina cristiana.
Durante
la Reconquista cristiana, el rey Alfonso VI, en el año 1083, arrebata a los
árabes la ciudad, reforzando sus murallas con 47 torres albarranas. Sancho IV,
en el año 1294, otorgó el privilegio para realizar dos ferias (mercados) al
año, que se corresponden en la actualidad con las ferias de San Isidro y San
Mateo, convirtiéndose en importante centro comercial de la Comarca.
Como
regalo de bodas, el rey de Castilla Alfonso XI hace entrega de la ciudad a su esposa Doña María de Portugal, tomando el
nombre de Talavera de la Reina.
Durante
la Baja Edad Media, con la reconquista cristiana de la ciudad, acuden nuevos
pobladores, que se instalan en los “arrabales” (en las afueras del núcleo
urbano originario), construyéndose el 2º y 3ª cinturón amurallado con nuevas
puertas: Puerta de Zamora, Puerta de Toledo, Puerta de Sevilla y Puerta de
Cuartos. Se edifican suntuosos palacios, conventos e iglesias: Colegiata de
Santa María, El Salvador, Santiago El
Nuevo,
Santiago El Viejo, Santa
Catalina (Jerónimos)…
Se
reconstruyó en varias ocasiones el Puente Viejo (“romano”), su construcción
definitiva es medieval y data de 1483. También en esta época se construyó otro
puente sobre el río Alberche para mejorar la comunicación con Toledo y Madrid.
Edad Moderna: Cultura y Arte.
Durante
el siglo de oro de las letras en España, el que fuera Alcalde de nuestra
ciudad, Fernando de Rojas, escribió “La Celestina” (S.XVI). Fray Hernando de
Talavera, confesor de la reina Isabel I y escritor. El Padre Juan de Mariana,
nacido en Talavera, escribió “La Historia General de España”. Gabriel Alonso de Herrera, agrónomo, escribió
“Obra de Agricultura”.
La
cerámica de Talavera (de renombre internacional) adquiere un gran prestigio,
Felipe II encarga la azulejería del
Monasterio del Escorial , y en la decoración de la Basílica del Prado
existe una amplísima representación (zócalos). En el siglo XVIII, el rey
Fernando VI manda instalar en la ciudad La Real Fábrica de la Seda, y en la
zona se plantan numerosas moreras.
A
principios del siglo XIX, durante la guerra de la Independencia, tuvo lugar la
batalla de Talavera (o de Medellín), el 28-07-1808, entre las tropas francesas
y las anglo-españolas, con resultado incierto. Tras el repliegue posterior de
los ingleses, los franceses vuelven a tomar la ciudad y desencadenan fuertes
represalias, con quema y devastación de buena parte del patrimonio talaverano.
En
el año 1876, la línea de ferrocarril Madrid-Malpartida
de Plasencia llega a Talavera de la Reina, contribuyendo a la mejora de las
comunicaciones y la modernidad.
En
el año 1908 fue inaugurado un nuevo puente sobre el río Tajo, conocido como El
Puente de Hierro, que lleva el nombre de
Puente Reina Sofía. En nuestros días existen 5 puentes sobre el río Tajo. El
gran auge demográfico tuvo lugar con la
construcción del Canal Bajo del Alberche y puesta en marcha de los regadíos
(1950), supera en la actualidad los 85.000 habitantes, siendo la segunda ciudad
más poblada de Castilla-La Mancha y el comercio la actividad económica más
importante.
LA CERÁMICA DE TALAVERA DE LA REINA "PATRIMONIO DE LA HUMANIDAD"
En
fecha de 11-12-2019 la cerámica de Talavera fue declarada por la UNESCO
Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, bajo la denominación de “Procesos de fabricación de las Talaveranas
artesanales de Puebla y Tlaxcala (México) y Cerámica de Talavera de la Reina y
Puente del Arzobispo, lo que supone un reconocimiento de la más alta
Institución de la Cultura a nivel Internacional.
Edad Antigua: Época Romana.
Para
buscar los orígenes de esta tradición artesanal ancestral hay que remontarse a
la Edad Antigua, en época romana, donde la ciudad de Caesaróbrica
se convirtió en un centro político y económico importante. Su situación
estratégica, en el centro de la Península Ibérica, y la fertilidad de sus
suelos en la vega del río Tajo, generó una riqueza basada en la agricultura, la
ganadería y el comercio. Y por lo que se refiere a la cerámica, la ribera del
curso medio del río Tajo con materiales sedimentarios de origen aluvial, ricos
en arcillas, arenas finas y, el valioso recurso del agua, proporciona las
materias primas propicias para el surgimiento y desarrollo de la alfarería. Los
primeros alfares datan de esta época, fueron alfares romanos. Se han
encontrados restos de piezas de cerámica “Terra Sigillata”:
fragmento de un punzón con marca de alfarero elaborado con el borde de un plato
de “sigillata
hispánica, gravado con letras el nombre o sello de autor; fragmentos de moldes
de cerámica, fragmentos de platos de torno vitrificados y de un vaso decorado
con relieve de Terra Sigillata
Hispánica; y junto a estos fragmentos, también se hallaron adobes vitrificados
y arcillas (S. I-II d.C).
Edad Media: El legado ceramista árabe.
En el año 711 d.C. los árabes se adueñan de la ciudad, y toma el nombre de Talavaira, permaneciendo bajo su dominio hasta la toma de la ciudad por los cristianos en el año 1083 d.C. Durante estos casi cuatro siglos, la alfarería cerámica prolifera y se multiplican los talleres artesanos con los hornos morunos, adoptándose los patrones y técnicas ornamentales árabe, con la incorporación del vedrío (cubierta vítrea), de marcado influjo oriental en sus orígenes. La población hispano-musulmana de la Baja Edad Media, tras la reconquista, mantuvo la tradición de la ornamentación decorativa árabe, siendo los maestros artesanos mudéjares quienes destacaban en este artístico oficio. Y fueron estos maestros artesanos, mudéjares y moriscos, quienes, con su técnica de vidriado estannífero (blanco opaco) para el recubriendo del cuerpo cerámico y su decorado con colores metálicos, sentaron las bases de la policromía ceramista, y representan los orígenes, de la cerámica tradicional de Talavera. Como técnicas decorativas mudéjares, de cerámicas vidriadas, destacan: la de cuerda seca, la de arista (o cuenca), el esgrafiado y el reflejo dorado. Y los colores predominantes: verde, negro manganeso y azul, sobre un fondo melado o blanco.
Edad Moderna: La Edad de Oro de la Cerámica Talaverana.
En el año 711 d.C. los árabes se adueñan de la ciudad, y toma el nombre de Talavaira, permaneciendo bajo su dominio hasta la toma de la ciudad por los cristianos en el año 1083 d.C. Durante estos casi cuatro siglos, la alfarería cerámica prolifera y se multiplican los talleres artesanos con los hornos morunos, adoptándose los patrones y técnicas ornamentales árabe, con la incorporación del vedrío (cubierta vítrea), de marcado influjo oriental en sus orígenes. La población hispano-musulmana de la Baja Edad Media, tras la reconquista, mantuvo la tradición de la ornamentación decorativa árabe, siendo los maestros artesanos mudéjares quienes destacaban en este artístico oficio. Y fueron estos maestros artesanos, mudéjares y moriscos, quienes, con su técnica de vidriado estannífero (blanco opaco) para el recubriendo del cuerpo cerámico y su decorado con colores metálicos, sentaron las bases de la policromía ceramista, y representan los orígenes, de la cerámica tradicional de Talavera. Como técnicas decorativas mudéjares, de cerámicas vidriadas, destacan: la de cuerda seca, la de arista (o cuenca), el esgrafiado y el reflejo dorado. Y los colores predominantes: verde, negro manganeso y azul, sobre un fondo melado o blanco.
Edad Moderna: La Edad de Oro de la Cerámica Talaverana.
Durante
los siglos XVI (2ª mitad) y XVII tiene lugar el florecimiento y expansión de la
tradicional “cerámica renacimiento” de Talavera de la Reina, tanto de la
azulejería como de la loza artística, revistiendo con sus azulejos vitrificados
los zócalos, frisos y murales, de Palacios, Conventos, Templos y Mansiones; y
sus resplandecientes vajillas finamente decoradas surtían las despensas y
vitrinas de la realeza, nobleza cortesana y burguesía adinerada de España y de
distintos países europeos. Asimismo, sus productos artesanales llegaron al Nuevo Mundo, y sus hechuras recalaron en
Puebla (México), incorporando a su producción los procesos y técnicas de
fabricación ceramista “mayólica” con la denominación de cerámica “la Talavera”.
La
llegada a la ciudad del maestro
ceramista flamenco Ian Floris en 1562,contratado como azulejero real por Felipe
II para decorar los Palacios Reales,
supuso un salto adelante cuantitativo y cualitativo en la evolución y
desarrollo de la cerámica talaverana. Su
impulso renovador con la implantación del tipo de cerámica “mayólica”, de estilo renacentista, debido a su formación
en Italia y Norte de Europa, con la
aplicación de técnicas innovadoras de esmaltado estannífero mejorado y la
decoración polícroma a pincel sobre superficie plana de motivos del Renacimiento
(figuras de cuerpo entero, paisajes, herrajes, grutescos, angelotes, hojas de
acanto, glifos, escenas de personajes, animales, máscaras, volutas) resultó
todo un éxito artístico y comercial.
La
cerámica mayólica (también denominada Fayenza, por ser Faenza
el principal productor) es un estilo de decoración cerámica vidriada que
recubre el cuerpo de la pieza cocida con una capa de esmalte estannífero blanco
y opaco, sobre la que se pinta a pincel con colores minerales de paleta de gran
fuego, y después se somete a nueva cocción de baja temperatura. Se trata en
realidad de una obra artística polícroma pintada en cerámica, cuya técnica de
fabricación se originó en el norte de Italia. El nombre de mayólica deriva de
Mallorca, dado por los italianos a los productos cerámicos hispanoárabes
procedentes de dicha isla.
Contribuyó
a la propagación de este tipo de cerámica “la mayólica”, surgida del
Renacimiento, la llegada a Sevilla de
maestros italianos en el siglo XVI, como Niculoso
Pisano. En esta época los obradores de los alfares de Talavera de la Reina y
Sevilla mantuvieron una estrecha relación de colaboración en la producción de
este tipo de cerámica, y a través de las rutas comerciales que partían desde su
puerto la cerámica de Talavera se extendió por todas las colonias del Nuevo
Mundo; y sus técnicas de fabricación de cerámica “Talavera” enraizaron con enorme éxito en la
región de Puebla (México”). La cerámica de Talavera era conocida por su calidad
y belleza en toda la Península Ibérica y Europa.
Características
de la cerámica renacentista (tradicional) talaverana: El baño, mediante
inmersión, de esmalte estannífero (típico de la técnica mayólica) después de la
1ª cocción, que recubre el cuerpo de la pieza de un color blanco lechoso opaco;
y es una mezcla de óxido de estaño, plomo, arena rica en cuarzo, sal marina y
carbonato de sodio. Seguidamente, sobre
su superficie seca, se marcan los contornos del dibujo mediante estarcido con
muñeca, y a continuación se aplican los esmaltes de colores de paleta de gran
fuego (pigmentos de óxidos metálicos: azul cobalto, verde cobre, negro
manganeso, amarillo antimonio, naranja, ocre), y se somete a nueva cocción en
horno a baja temperatura (850º-1080º). En la cerámica polícroma destaca el
típico azul cobalto, con el amarillo y fondo blanco brillante.
Los
motivos decorativos predominantes son los roleos vegetales, con hojas de
acanto, flores, ovas, témpanos de vides, esvásticas, dardos, cartuchos; y escenas
con figuras humanas, paisajes, animales, herrajes (ferroneríes)…
Se agrupan las producciones (de loza principalmente) según su temática y color en series:
serie de las mariposas, serie azul (blanca y azul), serie renacimiento (azul-amarillo-naranja), punteada, serie de herrajes o recortes (ferroneríes), serie esponjada, serie de helechos y golondrinas, serie tricolor (azul-naranja-negro), serie polícroma (azul-amarillo-ocre-negro-verde).
Se agrupan las producciones (de loza principalmente) según su temática y color en series:
serie de las mariposas, serie azul (blanca y azul), serie renacimiento (azul-amarillo-naranja), punteada, serie de herrajes o recortes (ferroneríes), serie esponjada, serie de helechos y golondrinas, serie tricolor (azul-naranja-negro), serie polícroma (azul-amarillo-ocre-negro-verde).
Escritores
ilustres como Cervantes y Lope de Vega ponderan la calidad de la cerámica de
Talavera.
Decadencia de la cerámica Talaverana (Siglos XVIII-XIX)
En
el año 1727 se funda, por mandato del conde de Aranda y auspiciada por la
dinastía de los Borbones, la fábrica de loza de Alcora (Castellón), para la
producción ceramista al estilo francés, en consonancia con los nuevos gustos
imperantes en la época. La incorporación de maestros franceses contribuyó a la
difusión y propagación de las nuevas tendencias artísticas aplicadas a la
cerámica, de gustos más refinados y recargados en la decoración, con una mayor
gama de colores (paleta de pequeño fuego, decoración tipo porcelana).
En
el siglo XVIII, este nuevo estilo de cerámica llega a Talavera de la mano
de pintores de Alcora, que se trasladan
a la ciudad contratados por distintos alfares para trabajar y enseñar las
nuevas técnicas y formas decorativas, del gusto de las clases adineradas de la
sociedad (burguesía y nobleza); no obstante, pese a los intentos de adaptación
a las nuevas modas, ello no evitó la crisis y decadencia de los hornos
talaveranos.
En
el siglo XIX, la Guerra de la Independencia contribuyó al desmantelamiento, y
casi ruina, de la actividad ceramista, debido a las represalias y atropellos
cometidos por el ejército francés; y de cuya maltrecha situación no llegaría a
recuperarse hasta entrado el siglo XX. Entre las series de esta época destacan:
de encaje de bolillos, de pabellones y guirnaldas, la alcoreña (del ramito y puntilla de Bérain), de la Guerra de la Independencia, de la Virgen del Prado.
de encaje de bolillos, de pabellones y guirnaldas, la alcoreña (del ramito y puntilla de Bérain), de la Guerra de la Independencia, de la Virgen del Prado.
El Renacer de la Cerámica Talaverana en el siglo XX.
En el año 1908 la empresa creada
por Juan Ruíz de Luna (fotógrafo
y decorador) y
Enrique Guijo
(ceramista
cordobés afincado en Sevilla), junto
a otros socios, abre en Talavera la Fábrica Nuestra Señora del Prado, todo un
símbolo de cerámica artística y orgullo de la ciudad, pues gracias, en gran
parte, a sus prestigiosas obras distribuidas por todo el mundo, Talavera de la
Reina es conocida como “la ciudad de la cerámica”. Contribuyó a su éxito
comercial, la enorme calidad de sus producciones inspiradas en la cerámica
tradicional talaverana, que Ruíz de Luna denominó cerámica “renacimiento”, de
los siglos de oro (XVI y XVII), pero aportando la frescura característica de su
propio sello de identidad, como la característica “greca renacimiento”. Sus
creaciones artísticas se nutren de las fuentes de una erudita investigación y
recopilación de modelos, técnicas, formas y motivos decorativos, e incluso de
numerosas piezas, de la edad de oro de la cerámica talavera, como la
característica
“greca renacimiento”. Ruíz de Luna fue adquiriendo numerosas obras de la historia de la cerámica de Talavera, que fueron el germen del museo de cerámica, y que se hayan actualmente expuestas en el Museo Ruíz de Luna de la ciudad. Podemos encontrar obras de cerámica con el sello Ruíz de Luna en distintas ciudades del mundo: La Habana, Sevilla, Madrid, Cádiz, Porto Alegre, Rosario de Santa Fe.
“greca renacimiento”. Ruíz de Luna fue adquiriendo numerosas obras de la historia de la cerámica de Talavera, que fueron el germen del museo de cerámica, y que se hayan actualmente expuestas en el Museo Ruíz de Luna de la ciudad. Podemos encontrar obras de cerámica con el sello Ruíz de Luna en distintas ciudades del mundo: La Habana, Sevilla, Madrid, Cádiz, Porto Alegre, Rosario de Santa Fe.
A lo largo del siglo XXI la ciudad
se ha ido embelleciendo con una serie de obras de cerámica artística talaverana
(azulejería) que se han ido colocando en distintos puntos de la ciudad :
murales cerámicos, monumentos y revestimientos decorativos de fachadas,
rotondas, mobiliario urbano, plazas y elementos arquitectónicos. Por lo que se
puede hablar de un auténtico museo de cerámica al aire libre; y que ha venido a
complementar lo ya existente del pasado siglo, como la bella ornamentación de Los Jardines del Prado
con cerámica Ruíz de Luna, El Parque de la Alameda, o la Plaza del Pan. La oficina de Turismo facilita
un plano-guía de la ciudad con la muy interesante ruta de los murales, de
visita obligada para los amantes de la cerámica.
En fecha de 11-12-2019 la cerámica de Talavera fue declarada por la UNESCO Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, bajo la denominación de “Procesos de fabricación de las Talaveranas artesanales de Puebla y Tlaxcala (México) y Cerámica de Talavera de la Reina y Puente del Arzobispo, lo que supone un reconocimiento de la más alta Institución de la Cultura a nivel Internacional.
Museo Ruiz de Luna.
También
resulta imprescindible la visita al Museo Ruiz de Luna ubicado en el Antiguo
Convento de los Agustinos del siglo XVII, donde se exponen obras muy valiosas,
que son auténticas joyas de la historia de la cerámica de Talavera de la Reina,
muchas de ellas de la Colección particular de Juan Ruiz de Luna Rojas, que dio
origen al museo que lleva su nombre. El edificio se halla en pleno casco
histórico, junto a la Plaza San Agustín, un entorno histórico y arquitectónico
de gran interés, pues a su lado se encuentra también uno de los monumentos más
representativos del barroco en la ciudad, la antigua Iglesia de San Agustín El
Viejo, del siglo XVII (proyectado como
ampliación del museo).
Basílica del Prado: "Capilla Sixtina de la Cerámica"
Y,
por último, no puede faltar una visita a la Basílica de Nuestra Señora del
Prado, patrona de la ciudad y monumento declarado Bien de Interés Cultural, que
es conocida como “La Capilla Sixtina de la Cerámica”, por la cantidad y calidad
de azulejería cerámica talaverana que alberga, pues sus azulejos decorativos,
que van desde el siglo XVI al XX, revisten muros, púlpitos, altares, retablos y
demás elementos del edificio. Construida entre los siglos XVI y XVII, presenta
estilos Renacentista y Barroco. En el Pórtico de la entrada principal se
encuentra un gran zócalo corrido de azulejería polícroma talaverana del siglo
XVI, procedente de la desaparecida iglesia de San Antón, con distintas escenas
de Jesús y de San Antonio, enmarcadas por cenefas de ovas, dardos, florones,
hojas y roleos. Quizás la más famosa es “El Friso del Emperador”, en la que
aparece el Santísimo Cristo recibiendo a
los Tercios Españoles, con su capitán arrodillado (confundido con el Emperador
por su parecido, de ahí su nombre).
En su interior, los azulejos de las naves
laterales adornan sus paredes con distintas escenas religiosas inspiradas en
las Sagradas Escrituras y en la vida de Santos.