RUTA DE LOS ARRIEROS 2015
En esta nueva edición de la ruta de los Arrieros, celebrada el sábado 2 de mayo, en víspera de la romería de la Virgen de Gracia (fechada para nuevas ediciones), contamos nuevamente con la asistencia de una nutrida representación de mtb Valle del Tiétar, que junto a los locales, los Caballeros Veleños (Víctor, Goyo, Martín y el Mestre) y Escuderos (tres aspirantes, sin investidura), emprendimos la marcha anunciada por caminos y senderos, típicos de arrieros. Pese a que el número de participantes no ha sido muy elevado, lo suple lo bien que lo hemos pasado.
Recorrido: Cañada Real Leonesa Oriental, Camino Los Huertos, Camino Las Colmenas y el sin par SENDERO DE LOS PINOS.
Un sendero angosto que serpentea entre chaparras y pinos, aderezado por las flores moradas del cantueso (lavanda), una auténtica pasada este pequeño recorrido realizado en las primeras horas de la mañana a la sombra de los pinos, A continuación, enlazamos con el conocido camino de Talavera-Montesclaros, reducido a una senda que discurre entre aromáticas hierbas, salpicada de piedras y cercas anejas; profundas roderas ralentizan la marcha hasta llegar al Guadyerbas.
La exuberante vegetación de la fresneda nos muestra el esplendor de la primavera, la elevada altura de las herbáceas cubren por completo las ruedas, un rosario de flores de variopintos colores decoran el escenario paisajístico que nos rodea, que junto con las notas aflautadas de un coro de ruiseñores, hace las delicias de los burriclistas por unos parajes de ensueño. Más adelante, nos adentramos en el encinar adehesado, dedicado al pastoreo, fijando la mirada en el verdor del pastizal, punteado de margaritas blancas y amarillas, y el oído en el rítmico, y pausado, sonido del cuco, una maravilla a decir de algunos (y muy relajante, según otros).
En las cercanías de Montesclaros a la izquierda giramos, y con el Cordelillo topamos, donde nos da la bienvenida el alcornoque centenario, con un porte impresionante, al igual que la tupida alfombra de la pradera que con intensidad verdea; un óptimo lugar para el avituallamiento, descanso y entretenimiento, tras lo cual, una vez repuestas las fuerzas, volvemos a reanudar la marcha por un tramo de suave bajada, por el Cordelillo en sentido a Mejorada. Se requiere mucha concentración para sortear con pericia los obstáculos que dificultan la marcha y ponen a prueba nuestra condición: fuerza y valor (el lema de nuestra escuadra veleña); algún incidente se hace patente, nuestro escudero Marcos se pega un piñazo, mas cae sobre blando, se incorpora y sigue pedaleando, los jabalíes han hozado la cubierta del terreno y numerosos surcos alteran el normal curso de la bajada, poblado de trampas y trampales, ciénagas bajo las charcas someras donde se atascan las ruedas, por lo que conviene desmontar, cruzar a pie y volver a montar. También nos detiene otro inconveniente, los resaltes rocosos que son numerosos, con la apariencia de tobogán por los que procede resbalar, y otras veces frenar, toda una aventura por terrenos de llanura, el cuco vuelve a cantar y el grupo a pedalear, el Guadyerbas vadeamos sin mojarnos. Nos incorporamos a La Cañada Real (Leonesa Oriental) y poco después a la izquierda nos hemos de desviar, por el denominado camino "Mataburras" porque tiene una cuesta dura, dura y dura...El Gran Maestre no puede más y el grupo le ha de esperar, por fin la prueba es superada y entramos triunfantes en el Parque de Mejorada, los bidones rellenamos, nos refrescamos, una foto con todos y a pedalear otro poco, por el Camino de Velada proseguimos la marcha, el Gran Maestre la encabeza para cuando en la rampa se haga lenta, así compensa, y con algún empujón sigue la rueda del pelotón. Unos kilómetros más allá, a la derecha hemos de girar, por un camino singular, denominado "El Bonal", que por cierto, de bueno no tiene "na", cantos sueltos por doquier y un intrincado sendero tan solo ciclable al 50%, a un continuo vaivén es sometido el cuerpo en todo el trayecto, se ralentiza la marcha pues hay que desmontar para conservar la integridad.
Surge otro incidente, en la cola quedan Marcos y el Maestre, se trata de un pinchazo y le ha tocado a Marcos, aire trata de dar pero la cámara no coge "na", toda una contrariedad, parece ser que es un reventón y no tiene solución; mientras tanto, Martín retrocede y va en su auxilio, instantes después llegan ambos a pie, maltrecho el escudero renuncia al último trecho, continuamos los demás por un semioculto sendero cuajado de madrigueras de conejo, circulamos bajo un dosel arbóreo sorteando helechos y matojos, saltamos una alambrada y nos incorporamos a una vía más ancha, remontamos por empinadas subidas los cerros hacia la célebre "Cocinilla" de los veleños, a lo lejos la divisamos pero hasta ella no nos acercamos,
no hay tiempo para la visita pues vamos con cierta prisa, salimos al camino de La Gamonosa y decidir ahora toca, el Gran Maestre con sus dos escuderos optan por la bajada hacia el pueblo, mientras el grueso, cuyos miembros están más enteros, se encamina hacia el Cerro del Cuervo. Llegada triunfal y punto final: una ruta espectacular y una compañía con la que disfrutar. Muchas gracias a todos por estar, en especial, al club hermanado del Valle del Tiétar por su presencia. Josema.
Un sendero angosto que serpentea entre chaparras y pinos, aderezado por las flores moradas del cantueso (lavanda), una auténtica pasada este pequeño recorrido realizado en las primeras horas de la mañana a la sombra de los pinos, A continuación, enlazamos con el conocido camino de Talavera-Montesclaros, reducido a una senda que discurre entre aromáticas hierbas, salpicada de piedras y cercas anejas; profundas roderas ralentizan la marcha hasta llegar al Guadyerbas.
La exuberante vegetación de la fresneda nos muestra el esplendor de la primavera, la elevada altura de las herbáceas cubren por completo las ruedas, un rosario de flores de variopintos colores decoran el escenario paisajístico que nos rodea, que junto con las notas aflautadas de un coro de ruiseñores, hace las delicias de los burriclistas por unos parajes de ensueño. Más adelante, nos adentramos en el encinar adehesado, dedicado al pastoreo, fijando la mirada en el verdor del pastizal, punteado de margaritas blancas y amarillas, y el oído en el rítmico, y pausado, sonido del cuco, una maravilla a decir de algunos (y muy relajante, según otros).
En las cercanías de Montesclaros a la izquierda giramos, y con el Cordelillo topamos, donde nos da la bienvenida el alcornoque centenario, con un porte impresionante, al igual que la tupida alfombra de la pradera que con intensidad verdea; un óptimo lugar para el avituallamiento, descanso y entretenimiento, tras lo cual, una vez repuestas las fuerzas, volvemos a reanudar la marcha por un tramo de suave bajada, por el Cordelillo en sentido a Mejorada. Se requiere mucha concentración para sortear con pericia los obstáculos que dificultan la marcha y ponen a prueba nuestra condición: fuerza y valor (el lema de nuestra escuadra veleña); algún incidente se hace patente, nuestro escudero Marcos se pega un piñazo, mas cae sobre blando, se incorpora y sigue pedaleando, los jabalíes han hozado la cubierta del terreno y numerosos surcos alteran el normal curso de la bajada, poblado de trampas y trampales, ciénagas bajo las charcas someras donde se atascan las ruedas, por lo que conviene desmontar, cruzar a pie y volver a montar. También nos detiene otro inconveniente, los resaltes rocosos que son numerosos, con la apariencia de tobogán por los que procede resbalar, y otras veces frenar, toda una aventura por terrenos de llanura, el cuco vuelve a cantar y el grupo a pedalear, el Guadyerbas vadeamos sin mojarnos. Nos incorporamos a La Cañada Real (Leonesa Oriental) y poco después a la izquierda nos hemos de desviar, por el denominado camino "Mataburras" porque tiene una cuesta dura, dura y dura...El Gran Maestre no puede más y el grupo le ha de esperar, por fin la prueba es superada y entramos triunfantes en el Parque de Mejorada, los bidones rellenamos, nos refrescamos, una foto con todos y a pedalear otro poco, por el Camino de Velada proseguimos la marcha, el Gran Maestre la encabeza para cuando en la rampa se haga lenta, así compensa, y con algún empujón sigue la rueda del pelotón. Unos kilómetros más allá, a la derecha hemos de girar, por un camino singular, denominado "El Bonal", que por cierto, de bueno no tiene "na", cantos sueltos por doquier y un intrincado sendero tan solo ciclable al 50%, a un continuo vaivén es sometido el cuerpo en todo el trayecto, se ralentiza la marcha pues hay que desmontar para conservar la integridad.
Surge otro incidente, en la cola quedan Marcos y el Maestre, se trata de un pinchazo y le ha tocado a Marcos, aire trata de dar pero la cámara no coge "na", toda una contrariedad, parece ser que es un reventón y no tiene solución; mientras tanto, Martín retrocede y va en su auxilio, instantes después llegan ambos a pie, maltrecho el escudero renuncia al último trecho, continuamos los demás por un semioculto sendero cuajado de madrigueras de conejo, circulamos bajo un dosel arbóreo sorteando helechos y matojos, saltamos una alambrada y nos incorporamos a una vía más ancha, remontamos por empinadas subidas los cerros hacia la célebre "Cocinilla" de los veleños, a lo lejos la divisamos pero hasta ella no nos acercamos,
no hay tiempo para la visita pues vamos con cierta prisa, salimos al camino de La Gamonosa y decidir ahora toca, el Gran Maestre con sus dos escuderos optan por la bajada hacia el pueblo, mientras el grueso, cuyos miembros están más enteros, se encamina hacia el Cerro del Cuervo. Llegada triunfal y punto final: una ruta espectacular y una compañía con la que disfrutar. Muchas gracias a todos por estar, en especial, al club hermanado del Valle del Tiétar por su presencia. Josema.