jueves, 5 de septiembre de 2019

San Nicolás de Bujaruelo-Circo de Gavarnie


SAN NICOLÁS DE BUJARUELO-CIRCO DE GAVARNIE

En la mañana del 29 de agosto de 2019, a las 8:15 horas, tras dejar estacionado el vehículo en el Parking del Refugio existente junto a los restos de la antigua iglesia y hospital de San Nicolás de Bujaruelo, y echar un vistazo a los paneles informativos de las numerosas rutas del entorno, iniciamos la marcha bien pertrechos con agua, viandas y otros enseres en las mochilas. Cruzamos el río Ara por el precioso puente medieval de estilo románico, una joya bien conservada del pasado, dejamos a derecha-izquierda la GR-11 que discurre por la orilla de la margen izquierda del río (Baños de Panticosa-Pradera de Ordesa), y tomamos el sendero que sale al frente siguiendo el indicativo-tablilla que marca la dirección del Puerto de Bujaruelo por la GR-T 30, con tiempo estimado de 3 horas hasta el alto del Puerto, la altitud en la que nos hallamos en el punto de partida ronda los 1.338 m. Empezamos la fuerte y dura ascensión, en ocasiones, escalonada y pedregosa, que serpentea en este primer tramo de zona boscosa, a la que denominamos el bosque oscuro, pues el enramado de sus árboles forma una frondosa galería impenetrable a los tenues rayos de sol mañaneros, entre los que se encuentran el pino negro, el haya y el bog (madera muy apreciada para la confección de útiles de cocina). 

Pasado este mal trago a nivel físico, pues la hermosura del entorno compensa la desventura, afrontamos un segundo tramo de progresiva subida por la ladera del valle por un sendero cubierto de guijarros sueltos, atrás queda el arbolado y en adelante será el pastizal de pradera subalpina la que se abre paso, a su vez un tendido eléctrico nos acompañará a lo largo del valle glaciar en forma de U labrado por el hielo en la últma glaciación de hace unos 10.000 años, mientras el cauce de un regato seco discurre por el fondo del mismo. 

A continuación, bajamos poco a poco al fondo del valle y transitamos cómodamente por la pradera, se trata de los llanos de Cuadro Perrote, lo que nos permite recuperar fuerzas y charlar amigablemente. Y por último, afrontamos con ilusión y ánimo el repechón de subida al alto del referido Puerto, los rayos del sol van calentando y vamos deshaciéndonos de capas de ropaje, la mañana se presenta espléndida; cuando coronamos el Puerto de Bujaruelo con sus 2.273 m de altitud, miramos el reloj y nos llena de alegría comprobar que hemos tardado tan sólo 2 horas, es decir, hemos ganado 1 hora a lo estipulado según la tablilla. 
Ahora toca descansar y contemplar las maravillas del entorno que nos envuelve, el alto del Puerto marca la divisoria fronteriza entre ambos países, atrás, a la espalda (España) se divisan las impresionantes cumbres de la Sierra de Tendeñera y los Picos Otal y Tendeñera que sobresalen de la crestería, los valles de Bujaruelo y Otal,  mientras que delante, al frente, el "vallée des Pouey Aspé" y las impresionantes cumbres del Circo de Gavarnie al fondo, surcando el valle, en la muralla rocosa de la derecha Los Gabietos, a la izquierda el Coll de Tentes cubierto de verde, donde se ubica un Parking al que acceden los vehículos desde la parte francesa; y por el fondo del valle corre el agua de un regato por medio de la pradera donde pasta el ganado (vacuno), por cierto, el verde presenta un tono más vivo y fresco que el de la parte española. 

Desde este lugar, parten tres rutas, a la izquierda de nuestra marcha una pista ancha que enlaza con la carretera del citado Parking que conduce a Gavarnie, a nuestra derecha un sendero que remonta la ladera de la muralla rocosa que conduce al refugio de Sarradets o Brecha de Roland, y al frente la GR- T 30 que discurre por el fondo del valle hacia la Cabane des Soldats, que corresponde a nuestro itinerario, por tanto, bajamos con precaución hasta el curso de agua y seguimos su trazado hasta separarnos al acercarnos a la Cabaña de los Soldados, donde hacemos un alto para el avituallamiento y contemplamos el paisaje de postal que nos rodea, algunas marmotas merodean en las proximidades, por cierto, todas bien orondas. Continuamos bajando hasta encontrar unas tabillas de señalización de varias rutas que discurren por el lugar, una con el indicativo de Plateau de Bellevue, por lo que seguimos la dirección marcada y toca remontar la falda de la ladera del Pic de Tentes que se halla a nuestra izquierda por un estrecho sendero (sin peligro aparente) que nos conduce hasta el citado mirador "Plateau de Bellevue", con espectaculares vistas del Circo de Gavarnie,  donde encontramos a numerosos senderistas franceses, con algunos de cuales entablamos cierta conversación, sencilla y escueta, pero que nos sirvió para orientarnos y bajar por un sendero que sale a la derecha hasta el río Gave de Gavarnie; pero antes de proseguir el camino, administramos una pausa para deleitarnos en la contemplación de la majestuosa cascada de Gavarnie, que se descuelga desde las alturas del crestón de las cumbres de las montañas que conforman el afamado Circo de Gavarnie (tomamos numerosas fotos para el recuerdo de las maravillas que estamos viendo). 

El sendero de bajada hasta el cauce del río, que nace en el circo, atraviesa un frondoso bosque de hayas, pinos y abetos, cruzamos el mismo por un puente, y remontamos el curso del mismo girando a la derecha de nuestra marcha, por un sendero entre árboles de ribera, tras recorrer aproximadamente un kilómetro, nos incorporamos a la pista que comunica la localidad de Gavarnie con el Circo y Cascada, se trata de un camino ancho y con un firme acondicionado. Por fin, tras 5 horas de marcha alcanzamos el restaurante que se halla en el inicio del Circo, más adelante nos encontramos un panel informativo en francés del Circo y Cascada de Gavarnie, en el que se indica la altura de la misma, que tiene 423 m. de caída, nos acercamos un poco más y nos detenemos para disfrutar de tan maravilloso espectáculo natural, en lo más alto el Pico de Marboré con sus 3.251 m. y su perfil angular desde donde brota el chorro de agua que se descuelga ingrávido y, al golpear la pared rocosa, se esparce conformando una "nivola" (niebla) vaporosa que extiende su manto para arropar y, a su vez, refrescar a los que están debajo contemplando; parece sacado de un cuadro impresionista donde las innumerables gotitas se difuminan sobre el telón de fondo constituido por el escarpe del circo. 

Me siento a contemplar, mientras me tomo los bocatas y bebo para reponer líquidos; sin embargo, mi compañero se siente atraído por el hechizo del vertiginoso desplome del chorro de agua y decide recorrer el kilómetro y medio que nos separa de la caída, aprieta el calor, pero el impulso es más fuerte y emprende la subida hasta alcanzar la meta, colocándose debajo de la caída, según me cuenta, no hay palabras para describir lo que siente, más tarde me dirá que "es la madre de todas las rutas", "top-10", que "casi lloro de emoción".  Al  reencontrarnos, me transmite sus sensaciones y sentimientos con calificativos superlativos, la emoción inunda sus adentros; ahora, le toca a él beber y comer, durante media hora de descanso.
Planteamos la vuelta, en su primer tramo, por una ruta alterna, decidimos acercarnos al pueblo de Gavarnie por la pista que dista unos 3 kilómetros, donde tras hacer algunas compras (recuerdos, isotónicas y bananas) emprendemos el camino de vuelta por el itinerario de los Peregrinos que parte de la iglesia y se halla señalizado (sólo al principio), remontamos la montaña hacia el Plateau de Bellevue por un sendero pedregoso que asciende en zig-zag y escalonadamente, con fuerte desnivel, por lo que resulta fatigosa y agotadora, algunos truenos y relámpagos hacen su aparición, acompañados de goterones, la tormenta está cerca, guardo los bastones en la mochila por precaución; pero, por suerte, no va a más, sólo unas gotas que nos refrescan la cara y se agradecen. Alcanzamos el Plateau de Bellevue, echamos un vistazo de nuevo y nos despedimos de tan maravilloso paraje, seguidamente enfilamos el sendero que asciende progresivamente por el macizo Coll de Tentes y que nos deja en el valle Pouey Aspé a la altura de las tablillas con las señalizaciones de las distintas rutas, continuamos por el fondo del valle hasta la Cabaña de los Soldados, habilitada como refugio, donde se encuentran unos montañeros de Barcelona, nos detenemos unos minutos para descansar, charlar y reponer fuerzas, tras lo cual emprendemos la subida siguiendo el curso del regato hacia el Puerto de Bujaruelo, el último repechón, ya muy mermados de fuerzas, nos cuesta un montón, pero lo superamos, por fin estamos en el Alto. 

Aquí nos encontramos con una pareja de senderistas españoles que vienen también del pueblo de Gavarnie pero por un itinerario alternativo, se trata de la carretera que sube al Parking de Coll de Tentes y continúa por una pista hasta el Puerto. Ahora toca la bajada del Puerto de Bujaruelo hasta San Nicolás de Bujaruelo, amenaza lluvia pero de momento nos libramos, uno de los que nos acompaña en la bajada es guía de montaña y la conversación resulta muy amena. Las piernas van cansadas y hay que tomar precauciones en la bajada con las piedras sueltas; sin embargo, algún resbalón o tropezón resultan inevitables. 
Por fin salimos de la zona boscosa y avistamos el célebre puente medieval que salva las aguas del río Ara, a la meta hemos llegado cuando el reloj marca las 8:15 horas de la tarde, tras 12 horas invertidas en la ruta y haber superado una ruta con un desnivel acumulado de cerca de dos mil metros hasta la caída de la Gran Cascada de Gavarnie de 423 m de altura, la más alta de Europa.


Calificación: 5 estrellas, difícil y muy exigente, 12 horas, desnivel acumulado 2.000 m, vistas panorámicas de extraordinaria belleza.







































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