VIAJE A ZAFRA Y CÁDIZ
Uno de los atractivos, entre muchos otros, consiste en pasear por las calles del casco histórico medieval, y detenerse en La Plaza Grande para contemplar su arquería y casas blancas, así como en La Plaza Chica con sus bellos soportales y trabajados capiteles de las columnas.
También podemos admirar en el recorrido El Arquillo del Pan, El Arco de Jerez, la Iglesia de La Candelaria con su maravilloso retablo, el Palacio del Ayuntamiento, la fachada del Hospital de Santiago, el Convento-Museo de Santa Clara, la Casa del Ajimez con su ornamentada ventana mudéjar...Y mención especial, para el Alcázar-Palacio de los Duques de Feria con sus impresionantes torres y su magnífico patio central recubierto de mármol en frontales, frisos y pilastras.
En su capilla se encuentra una auténtica joya, el rico artesonado mudéjar de su bóveda.
Cádiz, conocida como "La tacita de plata", por la forma y figura que presenta el entorno geográfico, pues se trata de un tómbolo, es decir, una isla con forma de raqueta unida al continente por un estrecho y alargado istmo, que permite el acceso terrestre por La Puerta de la Tierra.
La actividad económica se vinculaba a la pesca, las salazones y la producción de sal. Tras la reconquista cristiana durante la Baja Edad Media, se acentúa su posición estratégica reforzando su carácter defensivo; siendo en la Edad Moderna, cuando alcanza su mayor esplendor con el descubrimiento de Las América, convirtiéndose en el mayor centro comercial y económico de España, incluso tal vez de Europa, ostentando el monopolio de las relaciones comerciales con las colonias y albergando la sede de la Casa de Contratación.
Para garantizar su seguridad y protección, se dotó a la ciudad de un recinto amurallado con varios baluartes defensivos y castillos, que vigilaban y fortificaban la gran bahía (Muralla de San Carlos, Baluarte de la Candelaria, Castillo de Santa Catalina, Castillo de San Sebastián, Baluarte de los Mártires, Baluarte de los Capuchinos, y Murallas de las Puertas de Tierra que dan acceso a la ciudad, flanqueadas por los Baluartes de San Roque y Santa Elena).
Visita obligada recorrer algunos tramos del recinto amurallado y Castillo de Santa Catalina, y al atardecer, con bellísimas puestas de sol, caminar por el Paseo Fernando Quiñones hasta el Faro de la Avanzada de Santa Isabel. Asimismo, otro de los atractivos para el caminante, muy aconsejable, es pasear a la orilla del mar por su largo malecón disfrutando de las vistas, y escuchando el rumor de las olas, de playas tan maravillosas, como la emblemática Playa de la Caleta, la Playa de Santa María, o la extensa Playa de la Victoria que cuenta con la certificación de gestión medioambiental de la UE ; por cierto, aconsejable un baño refrescante en época estival, o bien, pasear descalzos por su arena húmeda.
Qué sensación de bienestar, pasear por la mañana temprano por sus largas y rectilíneas calles estrechas, sin rumbo fijo, donde la mirada se pierde en el infinito distante, qué gozada sin apenas gente, sólo algún transeúnte despistado como tú. Por otro lado, en las calles más anchas y principales, así como en las numerosas plazas, encontramos majestuosos palacios y lujosas casas señoriales de los siglos XVIII-XIX, de la burguesía adinerada, con bellas fachadas ornamentadas y vistosos balcones (Plaza de San Juan de Dios con el edificio del Ayuntamiento, Plaza de San Antón con su espléndida iglesia, Plaza de la Catedral donde se alza resplandeciente su artística edificación , Plaza de San Felipe Neri que alberga el Oratorio y Museo de las Cortes de Cádiz, Plaza de Las Flores, Plaza Libertad con su concurrido
Mercado de Abastos, cuentan con numerosos puestos de tapeo, freidurías típicas, ideal para tomarse unas tortillitas de camarones y unas cervezas, o vinos de uva palomino propia de la tierra, Arco Pópulo y Arco de los Blanco, calle Ancha, calle Ancha y calle Sacramento, barrios de la Viña y el Mentidero, Torre Tavira (desde lo alto se tienen unas vistas espectaculares de toda la ciudad, en el pasado cumplía la función de avistamiento de los barcos mercantes que arribaban al puerto),
Posar bajo la grandiosa copa de uno de los centenarios ficus, traídos de California y plantados en la urbe, para la foto de recuerdo resulta muy llamativo, con esos troncos tan voluminosos y nervados.
Pasear a la luz de la luna por el malecón de La Caleta y el Paseo Fernando Quiñones contemplando los barquitos de pescadores varados y la luz del faro rolando, dejando la imaginación volar salpicada de recuerdos (la luna en el mar riela..., y alza en blando movimiento olas de plata y azul). Vivir para sentir, vivir para gozar, la primavera en los jardines de los parques de la Alameda y el Genovés con sus buganvillas te embelesará.
Y tantas y tantas cosas que contar, no lo pienses más, una bella ciudad que has de visitar, te encantará...Echad un vistazo al reportaje fotográfico y verás algunas de las maravillas que encierra la ciudad: Cádiz para admirar!!
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