domingo, 11 de enero de 2015

CAMINO DE VELADA AL PARADOR DE AGUIRRE (SAN PRUDENCIO)

CAMINO DE VELADA AL PARADOR DE AGUIRRE (SAN PRUDENCIO)

A las 9 de la mañana del día 11 de enero, la escuadra de velada, integrada por nueve caballeros, inicia la marcha desde el Centro de Salud de la Villa, cruza el pueblo por la plaza del Ayuntamiento y toma el camino de Navalcán, en una mañana fría debido a la fuerte helada caída. En la finca Trujillano, rebasada la casa, tomamos el camino de la derecha para incorporarnos poco después al camino de Parrillas. 

Cruzamos el río Guadyerbas por el paso hormigonado del lecho, frente a la casa de La Aliseda, después continuamos en sentido Norte por el camino de Velada al Parador de Aguirre; pero cuando atravesábamos la dehesa, entre encinas, alcornoques y quejigos, se produce una avería en la burricleta de Martín "El Fiero", ha partido el desviador del cambio y hay que hacer un apaño, lo que le permite alcanzar la carretera de Parrillas y emprender la vuelta a Velada sin el cambio. 



El resto, tras saltar las porteras de ambos lados de la citada carretera, proseguimos en sentido Norte pegados al arroyo Nadinos y alcanzamos el Parador de Aguirre, en otro tiempo lugar de descanso y aprovisionamiento de los mercaderes y ganaderos serranos en su ruta a Talavera. Abandonamos la dehesa por una portera y nos incorporamos a la N-502 en dirección a Arenas de San Pedro, tras recorrer unos tres kilómentros, nos desviamos por un camino que sale a la derecha, denominado de Arenas a Aldea Arango,
y nos dirigimos hacia el Este hasta la labranza Aldea Arango, allí nos dividimos, mientras un grupo se dirige a la casa de Aldea Arango, el otro opta por desviarse a la izquierda por el Camino El Bosque y tras rebasar la casa, atravesamos una pradera en busca del camino de Montesclaros, que encontramos poco después, si bien hemos de saltar la alambrada esta vez. Poco después llegamos a las casas, donde nos encontramos con el otro grupo de compañeros que se hallaban degustando el almuerzo. 

Tras el avituallamiento, nos encaminamos por el camino de Velada hacia El Toril, pero hemos de cruzar por medio de unas reses de ganado vacuno, que a decir de la guardesa, no son de fiar y que en el camino están. Pasamos sin incidentes, a continuación encaramos la pronunciada bajada con mucho cuuidado, pues el firme se halla en muy mal estado -hoyos, surcos, cantos sueltos-; sin embargo, más adelante, algo llama nuestra atención, una rapaz de mediano tamaño, posiblemente un ratonero, sobrevuela las copas de las encinas. Después vadeamos por un nuevo paso el arroyo Nadinos en El Toril, y alcanzamos el embalse,
continuamos pedaleando hasta llegar a la portera que da acceso a la carretera de Talavera-Arenas, por la que circulamos unos cuantos kilómentros hasta que encontramos a nuestra derecha el Camino de Velada a través de Los Llanos, y tras el último esfuerzo a casa llegamos.




martes, 6 de enero de 2015

AL LAGO HELADO A TRAVÉS DE LA TUNDRA SIBERIANA

EL LAGO HELADO EN LA TUNDRA SIBERIANA


Como viene siendo habitual en los primeros días del nuevo año, los caballeros presentes, en número de cinco, a destacar las numerosas ausencias, el frío y otros menesteres habrán hecho mella, desafiando el frío gélido invernal y a la fuerte helada, que se halla bien cuajada sobre las vegetación herbácea en forma de blanquecina y en el agua congelada con buena capa de hielo, optan por la ruta conocida como la del lago helado; si bien, se trata del Embalse del Jabalí, ubicado en dicha finca, contigua al Dehesón del Encinar y en las proximidades del Pantano de Navalcán.
Nos ponemos en marcha, abrigados y bien pertrechos, no obstante el frío deja huella en los primeros momentos, las puntas de los dedos de las cuatro extremidades parecen témpanos; tomamos el Carril de las Mulas y atravesamos Cornocosillo, después El Arenal, a continuación La Dehesa Nueva, más tarde El Dehesón del Encinar, un manto blanco cubre el pastizal de la dehesa y el crujido de la capa helada que cubre la arena o tierra del camino al rodar sobre ellas va resonando en el trajín de la marcha, levanta el vuelo una bandada de grullas que pulula por el encinar. En la confluencia del camino del Dehesón a Corchuela con el Camino Real de La Vera, se halla a la derecha de la marcha, una
portera que da acceso al camino público de Lagartera a Navalcán; sin embargo, para nuestra sorpresa, han colocado un candado en el cierre, lo que nos obliga a saltar el obstáculo para adentrarnos en la finca adehesada. Una capa blanquecina tapiza la pradera y al incidir los primeros rayos del sol brilla cuan cristales de perlas o diamantes recalando en nuestras retinas, la dehesa escarchada, bien cuajada,  se asemeja a la tundra siberiana, marcándose sobre la superficie la rodadas dejadas. Cruzamos un arroyuelo, unos saltando y otros montados, evitando a toda costa el mojarnos; lo hemos logrado. Vislumbramos el trazado intermitente del camino que
se abre paso entre herbáceas y pastos, mientras en la lejanía una manada de cérvidos trota libre por el campo. Continuamos rumbo norte, con la vista puesta en las altas cumbres nevadas de la  Sierra de Grados, que dadas la condiciones atmosféricas de limpieza y claridad parecen estar a nuestro alcance, desde los altozanos contemplamos maravillados la silueta de montaña que resalta sobre un fondo azul: una bella estampa para deleite de nuestras miradas. Poco después, alcanzamos a divisar la casa y labranza de la finca El Jabalí , y al acercarnos encontramos el célebre embalse del Jabalí, al que denominamos "El Lago Helado"; no obstante, en este ocasión se halla medio helado -
en años anteriores ha estado completamente helado-; nos detenemos para disfrutar del paraje y tirar algunas fotos para ilustrar el reportaje, también aprovechamos para alimentarnos. Tras el descanso, proseguimos marchando guiados por el trazado del camino que figura en el plano de nuestros móviles; pero surge un imprevisto o inconveniente, las jaras ocultan el camino y hemos de abrirnos paso entre la espesura del matorral, toda una aventura realizada con destreza y bravura; al fin, lo hemos conseguido, no estamos perdidos,abrimos la portera que da acceso a la Cañada Real Leonesa, frente al Pantano de Navalcán, donde nos encontramos con dos
ciclistas veleños que venían por dicha vía pecuaria circulando, y que al grupo incorporamos. Bordeamos por el Sur el Pantano y mientras vamos marchando nos divertimos rompiendo el hielo de los charcos, recordando las travesuras de cuando éramos "críos", el crak-crak-craketeo del crujir del manto de hielo al hundirse las ruedas de las bicicletas...a veces, no cedía y atravesábamos por encima, deslizándonos por la superficie helada. Y tanto fue el cántaro a la fuente..., que en una de las travesuras, Domingo "El Maca" la pició, con tantas roturas y salpicaduras de escarchas de hielo la bici del Maca se quedó atrancada en medio, pero salió
del apuro sonriendo. Dejamos atrás la Cañada Real y hacia Velada nos encaminamos por el camino de Candeleda, atravesando la finca de Villabuena, continuamos por el de Navalcán, que hasta el pueblo de Velada nos ha de llevar.
http://es.wikiloc.com/wikiloc/spatialArtifacts.do?event=setCurrentSpatialArtifact&id=8583800