martes, 25 de diciembre de 2018

DEHESA BERROQUEÑA

DEHESA  BERROQUEÑA 

Mañana de invierno, 23 de diciembre, víspera de Nochebuena, en el centro de salud, como es costumbre, siendo las 9.00, cerca de la decena unos caballeros bien pertrechos, desafiando a la densa niebla y al frío intenso, toman la  salida por la carretera-travesía hacia los mesones, enlazamos con la Cañada Real, cruzamos la carretera nacional N-501 y accedemos al camino de Mejorada, poco después el alto de la Gamonosa escalar nos toca, nos pilla en frío y para algunos resulta sufrido, con un desnivel cercano al 15% viene a ser un aperitivo, arribamos al pueblo de Mejorada, apodados sus vecinos como "los zorreros", recorremos algunas de sus calles y salimos por el otro extremo, circulamos por el camino de Segurilla a buen ritmo, atrás dejamos una pequeña, pero bien cuidada, viña, y el Colegio se halla a la entrada, bordeamos por el norte el núcleo de la población, un camino estrecho que discurre entre muretes de piedras superpuestas y alcanzamos el crucero; en este punto, la mayoría de los integrantes se da la vuelta, pues quieren estar presentes en la carrera de la bicicleta que se va a celebrar en Velada. Quedamos solamente tres mosqueteros, que enfilamos el camino El Hituero y giramos a la derecha, poco después, por el camino de Marrupe y Sotillo de las Palomas, cruzamos por el puente el arroyo Marrupejo, de aguas cristalinas y transparentes, verdean las ovas muy presentes, nuevamente tomamos el camino que sale a la derecha en dirección a Sotillo de las Palomas, una larga subida con un porcentaje del 17% nos da la bienvenida, tras coronar nos adentramos en un precioso encinar, nuestras figuras se desdibujan veladas por una densa niebla, se asemeja a un paraje fantasmagórico, de película inglesa; mientras tanto, los cristales empañados reducen el campo de visión y todo se muestra desenfocado. Divisamos las casas de Sotillo cubiertas con el manto de niebla, sobresale y despunta la torre de su iglesia; accedemos a la primera plaza del pueblo, desde donde parte la calle de la Higuerilla que enlaza con el camino de Montesclaros, pedaleamos sin descanso, el camino en este primer tramos es ancho y está en buen estado, a continuación hemos de afrontar una dura subida, con un desnivel cercano al 18%, después nos bajamos para cruzar un arroyuelo, pues las intrincadas piedras jalonan el cauce y revisten cierto peligro, acometemos la subida por un sendero enmarañado, asilvestrado, y giramos a la izquierda buscando la portera que da acceso a un tupido retamal; tras la apertura, un pequeño descanso para fotografiarnos, y cabalgamos de nuevo entre las retamas con la vista puesta en las encinas que sobresalen al fondo, trazamos una línea perpendicular que nos llevará hasta el camino, campo a través hasta toparnos con la alambrada del cercado, que saltamos y salvamos el obstáculo. Ya en el camino, giramos a la izquierda, abrimos varias porteras, y en una de las praderas una ganadería de vacas negras que se nos  quedan mirando, nos alejamos y antes de divisar la casa de labranza, nos desviamos a la derecha por una portera, en dirección Oeste, nos hallamos en el corazón de la dehesa, pastizales de verdes praderas entre las encinas, que sirven de alimento a la ganadería extensiva de bovino, el trazado del camino desaparece y, salvo que sigas el track de la ruta, guiados por la experiencia de Ilde y la intuición conseguimos llegar hasta los fresnos centenarios, paraje singular con enormes bolondrios de granito cubiertos de musgo, que tapizan de verde intenso la roca, echando mano de la imaginación podría tratarse de Hobbiton en invierno, o bien, del bosque de los Ent en el Señor de los Anillos; en definitiva, un lugar mágico como muestran las fotos tomadas. Proseguimos la marcha en dirección Oeste, los quejigos con sus bellotas en el suelo bajo sus copas voluminosas, también las encinas, piedras diseminadas a lo largo del camino que nos sirven de referencia y... llegamos a un tramo del camino delimitado por muros de piedra a los lados y alfombrado de verdes hierbas, una enramada conforma la cubierta bajo la que pasamos, en lo más profundo del encinar rige el compás del tiempo el silencio, disfrutamos del momento mientras contemplamos extasiados la belleza de la dehesa. Por fin, arribamos a un camino con el trazado bien marcado, que nos conduce hasta Montesclaros, hacemos una pausa para ingerir unas viandas, continuamos por el camino de Parrillas, nos adentramos nuevamente en otra magnífica dehesa, en la finca de Cabezas, ya en el término municipal de Velada, aprovecho, mientras otro abre la portera, para sacar unas fotos del entorno, y ponemos rumbo a las fincas de Casillas y El Toril, los jabalíes han labrado la tierra con sus hoceras, llegamos a la portera de la carretera de Ávila-Talavera, circulamos en sentido Talavera, giramos a la derecha abandonándola y tomamos el camino que atraviesa los llanos del baldío y nos conduce a la villa de Velada. 
RUTA: Circular de 55 km  (Velada-Mejorada-Segurilla-Sotillo de las Palomas-Montesclaros-Velada). Tiempo: 3:45 horas. Desnivel acumulado: 810 m. Dificultad: media.































lunes, 30 de julio de 2018

CERRO MEDELLÍN (TALAVERA DE LA REINA)

CERRO MEDELLÍN (TALAVERA DE LA REINA)

En la mañana del 29 de julio, siendo las 8:30 horas y en el Centro de Salud, se inicia la marcha de un sexteto de miembros del Club Cicloturista Veleño, integrantes del equipo C, luciendo su nuevo equipamiento, con rumbo hacia Sotillo de las Palomas por la Cañada Real Leonesa Oriental, atravesamos el paraje estepario del Baldío, con el pastizal amarillento; vamos despacio charlando sobre la conveniencia de cambiar el recorrido para evitar los arenales, trampa mortal en época de estío. Decidimos girar a la derecha por el camino de los Huertos hacia mejorada; sin embargo, después de recorrer poco más de un centenar de metros, nos desviamos a la derecha por el camino del Bonal, que según comenta El Maca, le han ensanchado y arreglado, por lo que el firme se halla en muy buen estado, cruzamos el cauce sin agua de un arroyo y empieza una larga ascensión con nivel de dificultad media, que deja huella en las aletargadas piernas. Lo cierto es que merece la pena recorrer el mismo por el entorno paisajístico, plenamente rural, con los cercados de piedras apiladas que delimitan por uno de los márgenes el camino. Culminamos la subida y nos reagrupamos, alcanzamos el camino Mejorada-Velada y poco más adelante la localidad, circulamos por sus calles y nos dirigimos por el conocido camino a Segurilla, atravesamos el casco urbano y tomamos el carreterín que enlaza con la carretera de La Portiña-Talavera (renunciamos a subir a la Atalaya pues exige demasiada tralla, la próxima vez será...). El descenso hasta el embalse resulta trepidante y, en un instante, alcanzamos el reculaje, nos desviamos por su margen derecha, observamos el nivel, que está bastante bien y la avifauna acuática que en sus orillas nada, varios pescadores vigilan sus cañas, las "gallinitas ciegas" con sus plumas negras...Nos cruzamos con numerosos ciclistas y senderistas, muchos acompañados de sus mascotas, con perros sueltos que hay que sortear para no atropellar; por fin, llegamos al desvío buscado para remontar el cerro por un sendero, pero tomamos el camino más ancho que nos conduce a un alto, mas tras la dura subida y la acumulada fatiga no es la ruta querida, por tanto, hay que bajar y volver a empezar por la senda que dejamos atrás, no sin antes posar para unas fotos tomar del lugar. Ahora sí tomamos el sendero correcto, que zigzaguea entre chaparras y matojos hasta las alturas del Cerro de Medellín, donde se levanta un monolito conmemorativo de la batalla de Talavera (también denominada batalla de Medellín), donde las tropas españolas y angloportuguesas vencieron en 1809 a las tropas francesas de Napoleón. A continuación, hacemos un alto a la sombra de una encina, para tomarnos un respiro y el avituallamiento con refresco; tras lo cual, decidimos continuar hacia la Ermita de Santa Apolonia, por la vía pecuaria que discurre casi paralela a la autovía A-V, pero al llegar al lugar señalado con la alambrada topamos, nos vemos obligados a continuar hasta converger con la carretera nacional, pegada a la alambrada de protección existe una estrecha apertura entre las alambradas (carretera y finca) y una especie de pasillo cuyo terreno pertenece al MOPU, señalizado con mojones o hitos, allí bajamos hasta el camino de Veracruz-El Casar de Talavera, después de cruzar un pequeño arroyo en el bajo, seguimos el mismo en sentido El Casar entre encinas y pastizal, predomina el color amarillento, en tonos pajizos típicos de los meses estivales, llegando a la población de El Casar, y tras un pequeño tramo de la N-502, nos adentramos en el polígono Torrehierro, tras lo cual llegamos a Gamonal, recorremos algunas calles de la localidad y salimos por el camino de Velada, pasando por la célebre "piedrallana", aproximadamente un kilómetro después las primeras casas se pueden ver, el calor va apretando pero en la meta ya estamos.
Ruta: Circular. Distancia: 40 Km. Tiempo: 3 horas. Nivel de dificultad: fácil. Fotos: se adjuntan.