lunes, 22 de diciembre de 2014

EL MOLINO MONTOYA DEL RÍO TIÉTAR

MOLINO MONTOYA DEL RÍO TIÉTAR (NAVALCÁN)


En la mañana del 21 de diciembre, último día del otoño según el observatorio astronómico -el invierno empieza a las 0 horas 3 minutos del día 22-, siendo las nueve, la expedición integrada por el Gran Maestre escoltado por los caballeros del tridente, dos veleños y un gamonino, inician la marcha que tiene como reto la localización y visita exploratoria de un vetusto molino a orillas del río Tiétar. 
Tomamos el camino de Navalcán y al llegar a la Dehesa de Villabuena nos desviamos a la izquierda por el camino de Candeleda hacia el Pantano de Navalcán, numerosos charcos en el camino y un sol espléndido cuya luz hace brillar las gotas de rocío depositadas sobre el verde pastizal de la dehesa. Nos acompaña, como sonido de fondo, el inconfundible grugruteo de una bandada de grullas que a nuestro paso levanta el vuelo, mientras comentamos lo impresionante que está el campo por la humedad reinante, la montanera del encinar está en su momento más álgido, algunas de sus bellotas se esparcen por el camino. En las proximidades del Pantano observamos un águila de mediano tamaño en vuelo rasante sobre las copas arbóreas, pudiera tratarse de una culebrera, según comenta uno de los expedicionarios. Cruzamos el río Guadyerbas por el puente de la Cañada Real Leonesa Occidental y continuamos por la misma hasta las proximidades de Parrillas, donde nos incorporamos a un camino que nos conduce hasta el pueblo. Tomamos la carretera en dirección a Navalcán, pero dejamos el asfalto para circular por el paseo aledaño que discurre pegado a la carretera. 
Atravesamos la población de Navalcán en sentido Oeste buscando el camino de Los Motores, que elevan el agua del Tiétar para el abastecimiento de la población; y poco antes de llegar al río, uno o dos kilómetros antes, nos desviamos por un camino que sale a la derecha, con unas vistas espectaculares de la sierra de Gredos, sus cumbres nevadas se perfilan en el cielo azul, nos detenemos unos instantes para disfrutar de la panorámica y sacar algunas fotos, seguidamente, iniciamos una larga y pronunciada bajada que nos conducirá hasta el cauce del río. Tras explorar el paraje, encontramos en las proximidades una construcción abandonada junto a 
la orilla del río, en una zona de umbría, se trata del Molino Montoya, que presenta un buen aspecto, me refiero al continente no al contenido, pues faltan las piedras de moler, engranajes y soportes. Se trata de una edificación de planta rectangular, con muros de piedra en paredes y cubierta abovedada, bajo el suelo pasa canalizado el agua que penetra por varios ojos contiguos, con arcos de medio punto bien labrados, también hay un aliviadero por donde corre el agua. Cabe destacar también los longevos fresnos que pueblan la orilla, y una franja de fina arena junto al agua. Varias matas de tomillo crecen entre las voluminosas piedras revestidas de musgo, y la ladera
del cerro aparece totalmente cubierta de hierbas, cuyo verdor llama la atención. Asimismo, ruinas de lo que pudo ser la casa del molinero y un corral de ganado, con muros berroqueños. La corriente de las aguas del Tiétar en esta época es rápida y brava, embiste con furia las piedras del lecho del río, provenientes de lo que fuera en el pasado el muro del molino.Después de reponer fuerzas y comernos las viandas, nos despedimos de este recóndito lugar, muy felices y contentos, que nos retrotrae en el tiempo a épocas pasadas, propias del medievo, por ser un paraje muy bello---
http://es.wikiloc.com/wikiloc/view.do?id=8481461


lunes, 1 de diciembre de 2014

LA RUTA DE INDIANA JONES (Camino Sotillo a Montesclaros)

LA RUTA DE INDIANA JONES

Amanece el último día de noviembre, son las 8:30 de la mañana, y una facción de la escuadra, la talavera, parte de los tres olivos por el conocido camino que nos lleva a La Portiña, el día se va despejando y aparecen los primeros rayos, la temperatura es templada y la marcha resulta agradable, unos bordean el embalse por la izquierda para tomar el camino, evitando así el un buen tramo del asfalto, mientras que el Gran Maestre que les precede guardar las fuerzas prefiere; pero en el alto nos agrupamos y hacia Segurilla los cuatro juntos vamos. Tras cruzar la población, en la cruz pétrea que se alza en la bifurcación, esperamos a la otra facción, los veleños, que minutos después llegan, cuatro caballeros la integran (tres velaínos y un gamonino). Por el camino del Hituero, que sale a la derecha, nos alejamos en busca del crecido Marrupejo, que con tanta lluvia corre haciendo gala de su furia. Tomamos, en una nueva bifurcación, el camino de Sotillo, que también sale a la derecha de la marcha, y bajamos hasta cruzar el Marrupejo por el puente del medievo, donde recientemente han colocado uno nuevo, anejo, giramos a la derecha y emprendemos una subida que nos adentra en una finca adehesada, un encinar con verdes praderas, de vivos colores, los campos se hallan empapados, y los caminos embarrados; pero todo ello, invita a una sin par aventura, que se desarrolla en la mejor de las compañías, un delirio para los sentidos y bienestar para el espíritu. Como anécdota, el despiste del amigo Víctor, que marchó por otro sitio; no obstante, se reintegró más adelante, nos encontramos en Sotillo y enfilamos un nuevo camino, se trata del camino tradicional de Montesclaros, orientado al oeste, cruzamos el Guadyerbas sin problemas, con el lecho hormigonado, continuamos por un tramo que va ascendiendo, algunas rampas duras, seguidamente bajamos y , tras zafarnos de las zarzas, a un arroyo llegamos, por unas pasaderas cruzamos, y de nuevo en las burricletas nos montamos, sólo unos 50 metros más allá a la izquierda hemos de girar, buscamos una portera, y la encontramos. Atravesamos una zona plagada de retamas en sentido Oeste, salvamos una alambrada, poco después encontramos el bajo de un antiguo camino desaparecido que nos conduce hasta el camino que buscabamos, pasamos varias porteras y nos adentramos en la dehesa, a los lados pasta el ganado, se trata de un centenar de vacas negras avileñas, pero nos arriesgamos pese a que divisamos algún toro manso, continuamos por el camino, abundan las encinas y en las vaguadas algunos fresnos, a orillas de los arroyuelos... alguna travesura, como el paso por debajo de un puente que supone un aliciente. Nos desviamos por un sendero que sale a nuestra derecha, tras abrir una portera, continuamos campo a través, pues el trazado no se ve, pero lo recordamos del pasado, unas praderas radiantes pobladas de fresnos, quejigos y encinas, colores otoñales,también destacan los parasoles de los numerosas setas, los canchos tapizados de musgo, que también adornan los muros. Este sendero fue bautizado como la Senda de Indiana Jones, pues existía un artesanal puente de madera salvando una reguera, ahora se puede contemplar unas lianas que cuelgan de las ramas de una encina; descabalgamos y por unas pasaderas cruzamos. Seguimos deleitándonos con la belleza del paraje, un dosel de ramas entrelazadas sobre nuestras cabezas, las barbas de viejo (líquenes) revisten la corteza y cuelgan, marchamos flanqueados por vetustos muros de piedras apiladas... una auténtica gozada. Llegamos a Montesclaros, descansamos para alimentarnos, comentamos, bromeamos y reanudamos; camino de Parrillas y Talavera, la escuadra se disgrega, los talaveranos por la Huerta de Vicente hacia Segurilla, deben salvar el Guadyerbas, poco después, lo hacen descalzos y con las burricletas a cuestas, toda una proeza; mientras tanto, los veleños por el camino de Parrillas, cruzamos el Cordelillo y nos adentramos en la Dehesa de Cabezas, después El Toril hasta llegar a la carretera de Arenas-Talavera, continuamos por los llanos y a Velada llegamos. Todo un éxito, un gran día y en buena compañía.  UNA RUTA "PATA NEGRA" QUE MERECE LA PENA.  http://es.wikiloc.com/wikiloc/view.do?id=8359742









martes, 18 de noviembre de 2014

PROEZA DE LA ESCUADRA VELEÑA

ASCENSIÓN ÉPICA A CABEZA BERMEJA
Una mañana húmeda y con el cielo cubierto de nubes, amenazando lluvia fina, a la hora acordada del día 16 de noviembre, en la villa de Velada, se conjuran once caballeros veleños, la vanguardia de la escuadra, y da comienzo la marcha con la mira puesta en la conquista de una nueva plaza, el alto de La Cabeza Bermeja, anejo a la Sierra de San Vicente. En ruta por el camino de Velada a Mejorada, enlazamos con el de Segurilla, a continuación transitamos por el de Marrupe, donde se interpone el arroyo Marrupejo, que vadeamos con pericia sin mojarnos, continuamos y a nuestra derecha avistamos la Gran Pradera del Indio, todo se va desarrollando con normalidad; sin embargo, en las proximidades de Marrupe,  tiene lugar la primera escaramuza o incidente, dos de las burricletas se muestran indispuestas -los males: partida está la cadena en una de ellas y , en la otra, la llanta cuarteada con la cubierta abombada-, se hace una pausa en un intento de recuperar todas las armas, pero no ha lugar y poco después varios de los integrantes se ven obligados a abandonar. Solo 4 caballeros, el Gran Maestre y los tres Mosqueteros, los más osados y fieros, deciden continuar, proseguir en el empeño, llegar hasta el final y coronar. Atrás dejamos Marrupe, y envueltos en niebla, el camino de Hinojosa tomamos, después a la izquierda giramos incorporándonos a un camino de tierra salpicado de numerosas piedras, que según avanzamos progresivamente se va empinando, flanqueado a ambos lados por jaras, retamas, chaparras, enebros y encinas; le bautizamos como el camino de los Titanes, porque pone a prueba a los más grandes. No podemos más y nos vemos obligados a parar, recuperamos contemplando los bellos parajes de la ladera y el valle, una hermosa panorámica de vegetación silvestre y autóctona, donde los colores, los sonidos, los olores, la magia...toda una amalgama de variopintas sensaciones agradables nos embargan y cautivan nuestro espíritu: la berroqueña cabaña del pastor, el arroyuelo en el bajo, el tronco de la vetusta encina tapizado de musgo y las barbas de viejo colgando de las ramas, el goteo de las copas de los árboles tras la condensación de la humedad, el verdín que aflora en la superficie de cantos y  muros pétreos. Por fin, llegamos a un cruce de caminos señalizado con balizas (Hinojosa, Navamorcuende), de donde parte uno secundario que enfilamos hacia la cima, abrimos una portera, y abordamos el último tramo de la ascensión bajo un dosel arbóreo confeccionado por el enramaje de los centenarios castaños, con sus lucidos colores otoñales de distintos tonos, desde el amarillo hasta el rojo, pasando por los intermedios, anaranjados, pardos, castaños... Y poco después, alcanzamos la cima situada a 1005 m. de altitud, se denomina Cabeza Bermeja, y estamos en ella con nuestras burricletas. 
La vuelta, hacia Hinojosa, con una bajada vertiginosa, después San Román, por un camino que ha sido cortado, quizás sea privado, pero nos arriesgamos y pasamos, nadie nos da el alto; después camino a Pepino y finalizamos en Talavera de la Reina.









domingo, 24 de agosto de 2014

EPOPEYA DE LA CIUDAD DE CASTROS

EPOPEYA MTB DE GAMONAL Y VELADA A LA CIUDAD DE CASTROS

Foto: Víctor

Personados frente al Centro de Salud de la villa de Velada los caballeros veleños, a las 8:00 de la mañana, pertrechos aguardan a la escuadra de Gamonal, quienes entran en escena mientras se graba la toma primera: se anuncia la jornada épica del 17 de agosto de 2014, con una arenga a los congregados para la conquista de la Ciudad de Castros, más allá de nuestras fronteras, sita en una imponente colina entre los ríos Pedroso y Tajo. Tras la exhortación se inicia la partida, pero instantes después se produce la primera avería, la burricleta del Gran Maestre se arrepiente y se retira del contingente; rápidamente se hacen gestiones  y una nueva cabalgadura ocupa posiciones –se trata de una jaca “BH” que el Presi compró a los Apaches, entrada en años y con algunos desgastes-, 
reintegrado a la formación se marcha en columna de a dos: Cañada Real Leonesa Oriental, Laguna del Conejo, La Casa de Postas, Los Llanos Caleranos y Alcañizanos (unas parejas de avutardas en vuelo se alzan, un bando de palomas revolotea en la loma, corre veloz la liebre y pronto desaparece…un alto en la ciénaga del barranco que nos obliga a descabalgar y atrochar por el maizal; mientras tanto, amigablemente vamos charlando), Los Regadíos, Alcolea de Tajo, El Puente del Arzobispo con su imponente construcción sobre el río Tajo, senda de la margen izquierda del río, fotos del puente y de los molinos, La Cascada del Pedroso, 
  sendero extremeño paralelo al arroyo El Pedroso en dirección Oeste, Puente y ruinas de Molino, remontamos con las burricletas a cuestas la orilla del arroyo y avistamos en lo más alto lo que andábamos buscando “Las murallas de la fortaleza de la Ciudad de Castros”, 
 dejamos descansando a la sombra las burricletas y ascendemos andando la empinada cuesta hasta coronar el bastión más elevado de la fortaleza.

¡EUREKA! ¡EUREKA! La conquista está hecha!!!  Con alegría y entusiasmados nos fotografiamos,
Fotos: Roberto
mientras admirábamos desde el enclave la belleza del paisaje, con el curso del río Tajo a nuestros pies, desde la alturas oteábamos ambos valles que surcaban las profundidades, escoltados por cadenas de cerros montanos revestidos de pastizales y chaparros, salpicados de canchos berroqueños cenicientos. Recorrimos el interior del recinto amurallado, donde identificamos los restos de un aljibe, la puerta principal de acceso flanqueada por lienzos de muralla que aún se conservan, muros derruidos …
Foto: Martín
Tras el avituallamiento, iniciamos el descenso, cruzamos el arroyo, y tomamos de nuevo las burricletas para emprender la vuelta. De nuevo, hubo que saltar una valla de alambrada y seguir el intrincado sendero plagado de matojos que discurre paralelo al arroyo El Pedroso, luego continuamos a orillas del Tajo, cruzamos el monumental puente y la localidad de El Puente del Arzobispo, marchamos por el camino de Alcolea a Alcañizo (entretanto, el Gran Maestre no anda fino, con la fatiga y el calor parece indispuesto, su cara refleja el sufrimiento, por lo que el resto de la escuadra hace un descanso y para, después los más fieros caballeros, Martín  “El Delfín” y Roberto “Gamones”, le auxilian dándole empujones. Circunvalamos Alcañizo, tomando el camino de Silos hasta conectar nuevamente con la Cañada Real, pero al cruzar la línea férrea, el Maestre ya no pedalea,  agua más aportes vitamínicos para continuar el camino, a lo que hay que sumar la ayuda colosal de Víctor “Canilla” (marqués de la cocinilla) y Roberto “Timones” (marqués de los gamones). Avistamos a los que marchan en cabeza, pero llevan del ramal a sus bicicletas, hacían tiempo para esperar al resto, nos reagrupamos y continuamos. La fatiga hace de nuevo mella y el Gran Maestre se descuelga, pero allí están Víctor y Roberto para empujarle en lo que resta de trayecto. Por fin, con cansancio y mucho sufrimiento, llegamos a la meta, sanos y salvos la hazaña hemos logrados, grabamos el colofón con un botellón, una litrona de cerveza para reponer fuerzas.  Se despiden los miembros de la escuadra y se van a casa; pero se forma un triunvirato  representativo “El Gran Maestre, El Maca y Víctor”, quienes por el Presi del MTB VELADA son recibidos, procediéndose a  un brindis en su honor al grito de “fuerza y vigor, y vino para el corazón”, con vino añejo y buen queso para la celebración, siendo obsequiados con una botella de tinto y un ramo de orégano, dándose por finalizado el feliz encuentro.

lunes, 4 de agosto de 2014

RUTA NOCTURNA: IV AQUELARRE

RUTA NOCTURNA: LOS CABALLEROS DE LA LUZ

En la tarde noche del día 1 de agosto del 2014, siendo las 22 horas, el Presi de MTB Velada da la salida de honor a los 5 caballeros que han acudido a la cita, pertrechos y equipados con linternas, focos y demás achiperres, para vencer a la oscuridad de la noche. Desde el Centro de Salud de la villa de Velada, nos encaminamos por el Cordel de Merinas en sentido Norte hacia el Camino Los Huertos y La "Asfaltá", que nos conduce a Mejorada. En este lugar, uno de los componentes, que se había quedado rezagado atendiendo a una llamada de móvil, utiliza la variante y marcha adelante sin percatarse que los demás quedaban atrás. Tras la correspondiente llamada, nos enteramos que nos sacaba ventaja, pues en Segurilla ya estaba, y allí nos esperaba, escuchando a Melendi rodeado de mucha gente. Por el camino nos encontramos a unas ninfas con litronas, que empujaron al rezagado por ir un poco cansado, era el Maca, quien el muy pícaro les animaba a que siguieran con la jugada. A Segurilla llegamos y con un mogollón de gente joven nos encontramos, con precaución nos alejamos y el pueblo cruzamos, saludamos con rintintín a una pandilla de ninfas que cruzaba por allí, una de ellas perpleja se quedó y no muy contenta se marchó. Por el camino de los leñadores transitamos con cuidado, la precaución extremamos cuando entre las zarzas pasamos, al cruzar el regato de la pradera el Maca casi se la pega, sufre un cierto redolor en una de las muñecas o quizás en las dos, pero por fortuna se recuperó. En las proximidades de Cervera giramos y hacia la encina El Meregil marchamos, atrás la dejamos y por un sendero pedregoso desfilamos, conocido como la trocha, por un túnel oscuro nos emboca, el difícil transitar nos obliga a descabalgar; una vez pasado, nos reagrupamos, una pausa para comentar y la bici de Domingo arreglar, una llave de haye para apretar los pedales, mientras el maestro graba la reparación de los males algunos chascarrillos de la boca salen. Continuamos y a Segurilla arribamos, todos a salvo, mientras Menendi sigue cantando. Camino de Mejorada, el maestro, acelera la marcha, hay quien comenta la conveniencia de llamarle búho en vez de perdigón. Por la Gamonosa un dúo se destaca,  pero espera en la bajada. Después giramos hacia la Virgen de Gracia, y junto al chiringuito, nos sentamos para picotear de las viandas preparadas y cervezas frescas, que el amigo Víctor tenía guardadas en la cesta. A continuación, se sacó la cazuela de barro para la queimada, se añadieron los granitos de café, cáscara de limón -ausente el azúcar- y el aguardiente casero, se prendió fuego y con un cazo el oficiante de brujo -sin conjuro- empezó a remover el brebaje; por cierto, costó un buen rato prender el líquido elemento, quizás el aguardiente estaba "caducao" , pero resultó una pócima explosiva que recargaba todas las pilas, brotó una llama azulada que nos hechizaba




. Tras la degustación, nos marchamos calentitos en busca de La Piedra LLana para realizar el hechizo. En círculo nos colocamos como los indios sentados, comenzó la ceremonia leyendo un texto de la "hostia", pues en el ara sagrada convergen las fuerzas pantocráticas, las telúricas que emergen del hipocentro terrestre y las cósmicas provenientes de la bóveda celeste, originándose en torno a los asistentes el aura protector, cargado de energía, denominado "la rueda de la luz". El druida oficiante, una vez finalizada la invocación a los espíritus, dio de beber el brebaje o pócima elaborada a todos los congregados en el Portal Ciclópeo de la Piedra LLana y se cargaron de energía -digo, de calorías- explosiva, de la supernova gamonina, siendo denominados en adelante "LOS CABALLEROS DE LA LUZ"

jueves, 17 de julio de 2014

LA MIRA (SIERRA DE GREDOS) 12_07_2014

EXPEDICIÓN VELEÑA A LA MIRA DESDE LA PLATAFORMA DE LA CABRA (GUISANDO)



Expedición veleña a la cumbre de La Mira, partiendo de la plataforma El Nogal del Barranco, con el monumento a la cabra montés, a las 8:20 horas. Senda hacia el refugio Victory, por dos rutas: la apretura (los más osados e intrépidos) y la escalonada en zig-zag (ninfas y otros faunos). LLegada al refugio y suculento avituallamiento, espectaculares vistas de escaladores en plena ascensión al  Torreón, al Gran Galayo y otras cimas del Galayar. Continuamos hacia la portilla, remontando la canal señalizada con hitos. Alcanzamos el ventano, oquedad en el muro rocoso, donde nos fotografiamos y descansamos. Al otro lado, desplegamos la pancarta "la cabra tira al monte" y damos fe de la estancia, captada por las cámaras. Continuamos por el falso llano y el nido de cigüeña divisamos, se trata de La Mira (2.343 m.), cuya cumbre  coronamos, celebramos la hazaña y desplegamos nuevamente la pancarta; después, un descanso para alimentarnos, disfrutamos de las impresionantes vistas panorámicas que nos ofrece la montaña, con sus cumbres aserradas y escarpadas, al fondo los llanos de Velada y el Pantano de Navalcán. Retornamos, primero nos dirigimos a la fuente de agua fresca y clara, donde nos refrescamos y los bidones rellenamos. Mientras tanto, los amigos Andrés y Gabriel se separan del grupo y marchan por donde les parece bien (acertaron pues al refugio los primeros llegaron). El resto, seguimos a nuestro guía, El Maca, que siguiendo unos hitos de la ruta principal se desvía, en busca de la "Reseca", que en principio no se encuentra, mas incombustibles no se entregan y a Lizsen -avezado explorador- le envían para diseñar la estrategia; y en un abrir y cerrar de ojos, los serpas-guías  nos han dejado solos, que se han "largao" por los muros más escarpados, a lo lejos, en las alturas asoman y levantando los brazos nos saludan diciendo "hola". Mientras tanto, el resto, las dos ninfas y los cinco faunos, nos las arreglamos, "hay que cruzar por el collado, que está más bajo, no se ve otra vía" -alguno del grupo decía-; escalamos con precaución y cuidado y en lo más alto nos encaramamos: por fin, el Víctory se ve allí, estamos salvados, ahora toca bajar con cuidado. A continuación, la amazona Aurora, toma el mando y va marcando el trazado, surge algún momento de penuria, pero lo salvamos con ayudas. Cuando en el refugio nos presentamos, a la pareja descarriada hallamos descansando. Sin embargo, faltaban los serpas, los aguerridos veleños, aquellos que perseguían un sueño, descolgarse por la canal Reseca tras atravesar las cumbres más recias; y tras unos minutos de espera e incertidumbre, los vimos aparecer por el surco del cortado, bajando sonrientes y triunfantes los cinco caminantes; después, nos contaron que fue extraordinario, una vivencia inigualable, maravillosa, la mejor de todas... Seguidamente, tras el descanso de los héroes, nos despedimos del albergue, tocaba la bajada hasta la Plataforma de La Cabra. Al fin llegamos, son las cuatro y veinticuatro, alrededor de 8 horas invertidas, lo celebramos todos agrupados en torno a La Cabra, con la pancarta desplegada, y una fotografía que del acontecimiento fue tomada.
Y para rematar, a La Charca Verde para refrescar y los músculos relajar, después en el merendero, choricitos y un par de huevos; y nunca ha de faltar las 5 estrellas para celebrar. A destacar la armonía y la buena compañía.