jueves, 25 de noviembre de 2021


RIBERA  SACRA  EN  OTOÑO

En la segunda quincena de noviembre, las viñas de la Ribera Sacra, franja de tierras situada en los impresionantes cañones de los ríos Sil y Miño, nos ofrecen en sus hojas una gama de colores  dignas de un cuadro artístico  impresionista de máxima excelencia (verdes, amarillos, ocres, rojos... con sus distintas tonalidades); disfrutar en la contemplación paisajística desde los numerosos miradores, o bien, surcando las aguas de dichos ríos en un Catamarán. Asimismo, su gastronomía acompañada de sus afamados vinos con denominación de origen "Ribeira Sacra", catalogada como "viticultura heroica" por lo abrupto del terreno donde se cultivan con un fatigoso esfuerzo sus vides,  hacen las delicias de los paladares más exquisitos. 





Según una leyenda mitológica romana, el origen de los cañones se atribuye a los celos de la diosa Juno, que en un arranque de ira atravesó con una profunda cicatriz el bello rostro de esta tierra, de la que se había enamorado apasionadamente el dios Júpiter, dando lugar a los cañones de la Ribera Sacra (en algunos puntos alcanza una profundidad próxima a los 300 m.)



Comenzamos a relatar, en primer lugar, nuestra experiencia en el magnífico Monasterio de Santo Estevo de Ribas de Sil (Orense), en el corazón de la Ribeira Sacra, situado en la orilla izquierda del río Sil, maravillosamente conservado, y en la actualidad, convertido en Parador Nacional de Turismo, donde la tranquilidad y el silencio en un entorno boscoso (bosque de robles y castaños) priman especialmente. Está considerado Monumento Histórico Artístico (también Museo), y su conjunto arquitectónico consta de un Monasterio Benedictino  del siglo XV, si bien sus orígenes se remontan al Siglo X, de la Iglesia adyacente y de un pequeño cementerio.

A destacar en el Monasterio su facha del siglo XVII con el escudo imperial de Carlos V, junto con otros
de la Orden de San Benito y del propio Convento. En su interior, cabe destacar por su belleza artística el Claustro de los Caballeros de estilo renacentista (siglo XVI) y el denominado de los Obispos, de estilo románico-gótico de los siglos XII-XIII, una maravilla). Y resulta, también, muy interesante realizar una visita guiada dramatizada por el "Druida" , que finaliza con una queimada gallega. Por otro lado, un paseo por el bosque centenario resulta de lo más agradable, cuenta con magníficos ejemplares de roble.


La iglesia, del siglo XII, de estilo románico tardío (de transición al gótico), cuenta con tres ábsides semicirculares de gran belleza; y en su fachada, renacentista, flanqueada por dos altas torres, se inserta la imagen de Santo Estevo bajo la cual se abre un óculo.

Desde el Monasterio de Santo Estevo parten varias rutas de senderismo cuyo trazado se interna en las profundidades del bosque, predominan los castaños y robles, acompañados de acebos, helechos, musgos ... 

Una de las más interesantes, a mi modo de ver, que tuve la fortuna de realizar en un día soleado y espléndido, es la denominada Penedos do Castro, circular, de 3,8 km y de 1:30 horas de duración, que asciende con un desnivel de 200 m durante aproximadamente 2 km  hasta el Mirador de O Castro,


fortificación sueva, su primer asentamiento se remonta a la Edad de Hierro, y subidos a la Peña más elevada se disfruta de una vista panorámica "alucinate", y dado que la niebla se hallaba en el fondo de los valles a menor altura, personalmente, me sentía levitar. Las imágenes de fotos que obtuvimos a vista de pájaro con el móvil dan testimonio de la belleza paisajística del entorno en el que se ubica Monasterio de Santo Estevo. 


La Ribera Sacra alberga una veintena de monasterios y más de un centenar de iglesia/ermitas, muchos en ruinas, que enriquecen el rico patrimonio de la Comarca. Uno de los monasterios (ruinas) más impactantes y de gran valor histórico-artístico, siendo considerado el monumento cristiano más antiguo  en tierras de Galicia, pues data del siglo VI, es el Monasterio de San Pedro de Rocas, que cuenta con capillas trogloditas excavadas en la roca, varias tumbas antropomórficas de la época sueva. Posteriormente, la iglesia románica data del siglo XII, y destaca la torre campanario rupestre erigido sobre la roca. Ubicado en un enclave natural y rupestre, único, singular, aislado en medio de un bosque de castaños, 
prototipo de los antiguos cenobios,
 con su fuente de los milagros un poco más abajo.






Otro monasterio de gran interés histórico-artístico, de origen eremita, es el Monasterio de Santa Cristina de Ribas de Sil, situado a orillas del profundo caños del río Sil en un paraje natural frondoso. Centramos la mirada, en primer lugar, el la majestuosa Puerta Románica de acceso al claustro del primitivo monasterio, artísticamente ornamentado y labrado su arco de medio punto. 


Asimismo, la iglesia monacal de estilo románico, de los siglos XII-XIII, cuenta con tres ábsides
semicirculares en el crucero característicos. Destacan también como elementos arquitectónicos su portada con sus archivoltas, su rosetón con formas lobuladas y sus pinturas murales renacentistas del interior (S. XVI). Un paraje idílico, alejado del mundanal ruido, siguiendo la escondida senda por la que han ido los pocos sabios que en el mundo han sido.





Otro de los momentos especiales, mágico diría yo, fue el paseo en Catamarán por el cañón del río Sil, desde el embarcadero de Santo Estevo, en una mañana soleada una vez que hubo levantado la niebla. Se puede apreciar perfectamente el trabajo inusitado de los viticultores en las abruptas laderas rocosas del cañón, las vides bien dispuestas en bancales escalonados, entre peñascos de granito que captan el calor del sol, y con los coloristas destellos de sus hojas en la estación de otoño, donde la paleta de colores rojos adquiere un protagonismo sublime, bien complementados por unos amarillos anaranjados que resultan bien visibles. 


Uno de los predios o viñedos más extremo, cuya pendiente de inclinación se aproxima a 45º, de ahí el nombre de viticultura heroica, por la dificultad y dureza del trabajo, es la viña Lobeira, increíble su ubicación en el acantilado; según nos contaron, una botella de dicho vino de uva mencía tiene un precio de 80-100 € . 



Otra variedad de uva, vino blanco, cuyo cultivo está muy extendido en la Ribera es la Godella. Si recurrimos a la imaginación podemos divisar distintas figuras en el formato de los bloques de roca, como el Indio, la Rana, el Monje...


Capítulo aparte lo constituyen Los Miradores, tanto los del Cañón del Sil como los del Miño.  

Uno de los más imponentes, excelso diría yo, es el Mirador do Cabo do Mundo, que viene a ser como un icono de la Ribera Sacra Lucense, ubicado en lo alto de la ladera del cañón del Miño, desde donde se obtienen unas maravillosas vistas del meandro del río y prominente cabo térreo que conforma su encajonado curso fluvial, una imagen que se graba en la retina y permanece a lo largo del tiempo. 


Las hiladas de vides paralelas pueblan las laderas dotándolas de un pintoresco colorido, que resulta muy atractivo en los meses de otoño. 





También en la Ribera Sacra Lucense se encuentra un interesante mirador con magníficas vistas a la confluencia de los ríos Sil y Miño, en Os Peares. En este punto, arranca una carretera secundaria, de las denominadas paisajísticas, que recorre el cañón del Sil remontando la ladera entre bancales de viñedos y aldeas dispersas, que resulta muy atractiva por las vistas que nos ofrece.


Otro de los miradores, de los más famosos, situado en el cañón del Río Sil, es el Mirador de Los


Balcones de Madrid, en la localidad de Parada de Sil, en la Ribera Sacra de Ourense, y según nos cuentan, su nombre responde al paraje donde los familiares despedían a aquellos que emigraban a Madrid, quienes habían de salvar la difícil orografía a pie para poder llegar a Monforte de Lemos, desde donde partían en tren o autobús; para ello tenían que bajar la abrupta ladera, vadear el río y subir la pared rocosa del otro lado del cañón, mientras gesticulaban y les daban desde la lejanía el último adiós. 

También, no muy lejos del anterior, se encuentra el Mirador da Cividá, una especie de pasarela de


madera en suspensión,  a modo de voladizo, desde donde se divisa la profundidad del cañón, la brecha abierta por el curso del río entre los escarpados acantilados graníticos., si bien, recubiertos de vegetación silvestre y vides en los bancales.



Bien merece la pena, dado donde nos hallamos, la visita a alguna de las muchas bodegas de la Ribeira


Sacra, como la Bodega Regina Viarum, que consta de un recorrido, con las correspondientes explicaciones, por el interior de la misma donde se hallan las grandes cubas y barricas, seguidamente, la proyección de un vídeo, y por último, para mí lo más interesante, la cata de vinos, con una degustación de sus caldos en una terraza que cuenta con unas vistas espectaculares del cañón del Sil, con la ladera plagada de viñedos y las vides con sus hojas otoñales en armoniosa combinación de colores y matices, que con la luz dorada del atardecer, de los últimos rayos del sol de poniente, durante los instantes finales del ocaso,  nos hace vivenciar un estado de bienestar y enamoramiento que entra por

los ojos y recorre todo el cuerpo: ¡QUÉ DICHA TAN PLACENTERA, SABOREANDO UN VINO HEROICO EN UN LUGAR PARADISÍACO Y CON EL SOL DEL OCASO! MOMENTO DE GLORIA CON GLORIA.




 En lo alto de un cerro o colina, de la villa de Monforte de Lemos, capital de la comarca de la Tierra de Lemos y de la Ribera Sacra, se alza el Conjunto Monumental de San Vicente do Pino, constituido por la Torre del Homenaje de un antiguo castillo, los restos del Palacio del Conde de Lemos y el Monasterio e Iglesia  de San Vicente do Pino.  



Se trata, en su origen, de una fortaleza medieval amurallada conformada por un Castillo, un Palacio Condal, un Monasterio con su Iglesia y un burgo intramuros (calles con distintos gremios: zapateros, plateros, falangueiros, herreros, mercaderes, pescaderos...). 

En primer lugar, la Torre del Homenaje data del siglo XIII y en su interior se halla una exposición de paneles sobre la vida en la Edad Media en Monforte (Monte Forte) de Lemos.



El edificio del Monasterio de San Vicente do Pino data del siglo XVII, de estilo barroco neoclásico, y


cuenta con un destacado claustro de tres pisos con sus grandes arcadas. En la actualidad, alberga el Parador de Monforte de Lemos (integra el edificio del que fuera Palacio Condal).

La Iglesia Monacal adyacente al Monasterio de estilo gótico, con portada renacentista. cuenta en su interior con pinturas murales de gran valor. 


También cabe destacar, la judería extramuros, en las proximidades de la muralla, junto a la Puerta de la Alcazaba. Otros monumentos de interés : 


La Iglesia-Convento de la Régoa, el Puente Viejo, el Museo de Arte Sacro de las Madres Clarisas y, de manera especial, 

la majestuosa obra arquitectónica de estilo herreriano escurialense del Colegio Nuestra Señora de La Antigua (Colegio de los Escolapios), data de los siglos XVI y XVII..