jueves, 12 de agosto de 2010

La Gran Cascada


LA GRAN CASCADA: ODISEA DE UNA SAGA.
Salida con retraso, un 23 de mayo, para una jornada de largo trazado,
impaciente el lugarteniente arengaba así a la gente:
vamos, vamos que no llegamos!,
un pelotón desganado parece que no se ha enterado.
La distancia va en aumento dicen Roberto y Alberto,
que son la escolta del maestro.
En un caminito hacia Calera el escolta Roberto se descuelga,
llega el Presi que está muy fuerte junto a Víctor sonriente,
“mejor seguir por aquí a Puente”;
“carajo, que yo tenía pensado el Sapo”,
“no te apures Pepe que a la vuelta está pendiente”.
Venga vamos, pero por el Sapo regresamos.
A la altura del Rosal pincha Julio por detrás,
momento de desconcierto y el retraso que va en aumento,
dos del grupo han saltado y el pelotón desviado,
a Alcolea arribamos y en la entrada de El Puente los hallamos.
Prosigamos, prosigamos, que la Plaza ya cruzamos,
por fin ya divisamos el pétreo Puente con sus arcos,
bella estampa mientras pasa nuestra escuadra desplegada.
Domingo! ¿Dónde estamos?, ¿Falta mucho? ¿¡Que nos vamos!,
una trialera y llegamos.
Tras soltar las bicicletas en una enorme piedra llana,
se oye el sonido del “chorrear” del agua,
pero las ganas están en la panza y muchos deciden llenar con viandas,
mas el maestro y sus acólitos descienden entre hierbas y matojos,
un esfuerzo más y …LA GRAN CASCADA AHÍ ESTÁ (mírala, mírala…)
En un paraje recóndito, entre gigantes farallones pétreos y profundos cortados,
dos moles de roquedo se erigen en fornidos guardianes del valioso tesoro,
regalo de la ninfa naturaleza que se desnuda pura
para regocijo de quienes la violan y adoran con su mirada.
“la gran cascada del hombre blanco ha obrado maravillas” …
y riega con su espuma condensada las orillas.
Los nueve agraciados caballeros veleños ven más cerca aún el cielo:
¡Oh qué delirio! Domingo gritó bingo, Francisco “Sevilla” bebió en la tetilla,
a Gabriel lamparilla se le encendió con la chispa,
Víctor “Canilla” parecía Campanilla,
Luci “contento” alegraba entre paja el gesto, a Chema le brota crema,
Fernando “Magno”sublima el encanto, Andrés “Presidente” se muestra ferviente
y el maestro predicando la belleza del salto, en el Pedroso junto al Tajo.
Cuando recogen las bicicletas para la vuelta,
el grupo grande ya se aleja, y el pelotón se disgrega.
Un grupetto por detrás a Pozuelo marcha ya, un camino entre encinar,
con el maestro y otros más, que por el Sapo hay que pasar,
todo marcha sin incidentes hasta que el maestro propone nuevos alicientes,
y como es un poco mohíno señala un nuevo camino,
pero al instante se interpone en medio un estanque,
el lamparilla por delante se desvía por una variante:
cortafuego con matojos y el maestro con antojo,
Domingo! ¿quién ha dicho por ahí? si yo mando por aquí.
Recordando la epopeya se me antoja una contesa,
que refresque bien la mente, de aquella calentura ardiente:
(canción) perdidos en medio de encinares/ buscando sin brújula el timón/
me acuerdo del sapo un cojón/ saltar, marchar, trepar al árbol por dios, por dios/ mirar, mirar, dónde cojones estoy yo, estoy yo?...
Fernando primero trepando sube en la encina muy alto:
¡pardiez! un camino divisé, vamos todos a por él.
La sed aprieta y no tenemos agua fresca, en Alcañizo buscamos una fuente y rellenamos, vamos /vamos dice Víctor y Fernando,
todo en vano en el pueblo no hay ni fuente ni caño.
No alarmaros que es un pueblo hospitalario
y en el bar nos dan amparo, por fin entramos y las botellas las llenamos.
Desde aquí en adelante el maestro se hace un lastre y Fernando va al rescate
con dos cubiertas tirantes forman un tándem impresionante,
mientras “Sevilla” implora jadeante: ¿Quién tira de mi? que sólo voy a ralentí.
Sin más contratiempos llegamos pasadas las tres al Centro,
distancia hasta aquí 74 Km. me salen a mí,
la gran cascada una gozada y el sinuoso complemento la Odisea del tormento.

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