sábado, 17 de marzo de 2018

CASTILLO-FORTALEZA DE ALARCÓN EN EL RÍO JÚCAR

El fin de semana del 9 y 10 de marzo nos fuimos, mi compañera y yo, a visitar estas tierras conquenses, de un gran atractivo tanto por la naturaleza que atesora, sobre todo a nivel paisajístico, como por sus monumentos medievales. Al acercarnos a la población de Alarcón, nos detuvimos en el mirador, una especie de antesala de lo que nos esperaba, donde se levanta un torreón defensivo y cuyas vistas de la colina amurallada y bien defendida,  donde se asiente la localidad, son espectaculares,  se yergue soberana la torre del homenaje en medio del castillo-fortaleza medieval. La muralla que rodea la población tiene varias puertas de entrada arqueadas de muros pétreos muy sólidos. El río Júcar envuelve la colina en forma de herradura, con unas aguas en una gama de colores verde-esmeralda que realzan la belleza de la toma (fotografías continuas); me llama la atención, a parte de la represa, un vetusto puente bajo el que pasa en calma la corriente verde  esmeralda, o dependiendo de los rayos del sol, de la luz y sus reflejos, verde azulada. Por otro lado, en la otra colina, casi su melliza, también quedan restos de una antigua fortaleza medieva, con la torre de Alarconcillos en tonos ocres...el conjunto monumental y paisajístico es magnífico, todo un hito, que agradecen los sentidos, el de la vista el más enaltecido. Después, proseguimos hacia el interior, tras cruzar dos imponentes puertas, y recorrer unas calles empedradas y estrechas, avistamos el castillo-fortaleza del Marqués de Villena, partidario de Dña. Juana La Beltraneja y contrario a Isabel I, aquí nos alojamos, un coqueto parador que llama la atención, además desde la ronda almenada las vistas son una auténtica "pasada". En el pueblo destaca, junto al palacio del Ayuntamiento, la iglesia parroquial, la bella portada medieval gótica de lo que fuera en otros tiempos una iglesia (convertida en auditorio) y el interior de otra iglesia, reconvertida en museo, decorada con pinturas murales patrimonio de la UNESCO, de cuyo autor no me acuerdo. El pueblo poco poblado y, en este época, muy solitario. Otro de los alicientes y atractivos son sus muchas rutas de senderismo y bicicleta por las riberas, sobre todo, en otoño y primavera.















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