jueves, 4 de febrero de 2016

EL SAPO Y LOS JABATOS

BUSCÁBAMOS EL SAPO Y ENCONTRAMOS LOS JABATOS


El domingo, 31 de enero, a las 9 de la mañana, nueve caballeros en Velada, se ponen en marcha. El Gran Maestre ha propuesto y considerado: para que nuestro Presi siga el ritmo y compás, hoy toca llanear; la ruta del Sapo, donde Fernando trepó a lo más alto, desde la copa de la encina divisó el camino que nos salvó, pues deambulábamos sin rumbo fijo y estábamos bien jodidos, totalmente perdidos. Y para rememorar aquel hito, marchamos por el caminito, pero al sobrepasar la laguna El Conejo se despista Roberto, opta por la ruta "torcida"  -Colada de Las Mulas- y la escuadra se desvía, el arroyo Alijares cruzamos y por el camino Alcañizo marchamos, con fuerza y vigor afrontamos el repechón, el Carpi se pasa de vueltas y rompe la cadena. El Presi se le acerca y  este recado le suelta: "mira que eres bruto", "pero por qué no cambias, has hecho palanca"..
.El mecánico entra en acción y coloca el eslavón, es el gamonino Roberto quien ha redimido su entuerto, y solucionado el contratiempo nos ponemos en movimiento, seguimos por el Enchicao porque el camino está cortado, llegamos a Quejigoso, a la altura de las casas la dueña nos echa la charla, "este camino es privado", ¡vaya, la liamos!, y como resulta un tostón se da a la fuga el pelotón (sálvese quien pueda). Dejamos atrás la gasolinera y nos desviamos por la parcelación del campo de Golf, un indicativo marca hacia la Casa Betania, nos llama la atención una coqueta casa, de madera bien montada, que merece una mirada. Seguidamente nos incorporamos al camino Las Rayas, se trata de un variopinto sendero que el denso matorral casi ha cubierto, con habilidad y pericia sorteamos los obstáculos, unas veces agachándonos otras inclinando el cuerpo hacia los lados;  las flores despuntan entre las hierbas y visten de color los costados de la senda para delirio de los sentidos. Entrada triunfal en el pueblo de Alcañizo, pero aquí hacemos un inciso, porque el Presi, el Carpi y Roberto, hacen un cambio de tercio, renuncian a continuar y dan marcha atrás. Mientras tanto, el resto atravesamos el casco urbano y por el camino Torrico nos alejamos, por fin arribamos a una portera y nos adentramos en la dehesa, un montón de plantones de encina avistamos en las orillas, el verdor de las praderas anuncian la primavera, revolotean los pájaros, levanta el vuelo la paloma torcaz, el zumbido de un tiro se escucha al pasar...el cazador aparece detrás, ponemos tierra por medio por el camino de enmedio, pero como quiera que algunos quedan rezagados hay que parar a esparar, y cuando el grupo aparece algo especial acontece: Diego que le va encabezando con el dedo al frente va señalando, "mirad allí, un jabalí, y detrás los jabatos", "vamos, hay que grabarlo o fotografiarlo".
 Gritos de euforia y emoción por la fantástica visión, mientras la piara se batía en retirada; sin embargo, pese a la fugacidad del fotograma la imagen queda guardada. Y a la altura de los corrales del Sapo, otro grupo de jabatos, esta vez corretean entre la maleza de un arroyo próximo, Momento ideal para parar y ponernos a desayunar, aquí estamos en la finca del Sapo, en el corazón de la dehesa, rodeados de centenarias encinas que puebla una extensa planicie cubierta de hierba, que verdea en la tupida pradera húmeda y fresca. Tras el avituallamiento, pedaleamos de nuevo, corretea la liebre, salta el conejo y nosotros contentos; camino de Peñitas, nos desviamos hacia la vía, seguimos paralelos a la línea camino de Alcañizo, llegamos a la carretera que enlaza el pueblo con la N-V, marchamos atravesando la Finca de Horcajo, después Salabroso, el Gran Maestre se retrasa un poco, pero el pelotón tranquilo pedalea y le espera, de nuevo todos juntos arribamos al Camino Real de La Vera, momento en el que El Maca arrea y se despega; finalmente, vuelve la calma a la altura del Cerro Dávila, juntos marchamos y a Velada llegamos. Ruta circular de 55 Km, llana y de dificultad baja; tiempo invertido: 4 horas. A destacar el tiempo primaveral y la belleza de la dehesa con las flores de los prados por donde corretean los jabatos.











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