lunes, 9 de marzo de 2015

PARQUE REGIONAL DE LA SIERRA DE GREDOS (ÁVILA)

RUTA NIVAL: PLATAFORMA DE GREDOS A LAGUNA GRANDE Y MOREZÓN

A las 9:00 de la mañana del 7 de marzo de 2015, en un día soleada y con una temperatura agradable (4º grados positivo), iniciábamos la ruta a pie desde la Plataforma de Gredos la escuadra integrada por 7 veleños (una doncella y 6 caballeros), equipados y pertrechos. El primer tramo de rampa ascendente, aún con la nieve helada, requiere prudencia y habilidad técnica; pero no surgen incidentes, ni tampoco inconvenientes. 
Alcanzamos la gran explanada, donde se ubican el pluviómetro de Prado Pozas y, tras cruzar el puente que salva el arroyuelo, varios del grupo se colocan los crampones para eviatar posibles resbalones, salvo el Gran Maestre que continuará con sus botas de trekin (Goretex para no mojarse los pies), bien aconsejado para la ocasión por algún experto esquiador. El sol se iba imponiendo y la capa de hielo derritiendo, las temperaturas aumentaban a medida que la mañana avanzaba, una pausa en la fuente para descanso de la gente, mientras se ajustan los cordones o cintas de los crampones. 

Continuamos hacia los Barrerones, siguiendo el rastro de los que han madrugado, mientras contemplamos una bella estampa: la inmaculada blancura de la capa de nieve que cubre la montaña. Ávidos por llegar al espectacular enclave de los Barrerones y avistar desde la singular atalaya la laguna helada anclada en el Circo de Gredos, no reparamos en mirar hacia atrás para cerciorarnos de que marchábamos agrupados, por lo que después comprobamos que dos componentes se nos habían descolgado -caballero y doncella, que formaban pareja-. ¡Qué magníficas vistas! ¡un rosario de maravillas! No hay palabras, solo el silencio ahonda en el sentimiento -hay un proverbio chino que dice: el habla es plata, pero el silencio es oro-, y en verdad, ahora toca callar, contemplar, admirar y disfrutar del momento -momentos excelsos que dejarán huella en el recuerdo-, puesto que para conversar ya habrá tiempo. Después de este místico trance, de elevada emoción, tornamos a algo más mundano: nos fotografiamos; para dejar constancia de que estuvimos allí, en un día y en un lugar excepcional, que fuimos unos afortunados de poder gozarlo: el circo nevado, resplandeciendo en  blanco con espacios sombreados, la laguna helada que estaba siendo atravesada por una fila discontinua de caminantes (cazadores) errantes en busca del paraíso terrenal (o del mamut gigante en la edad de hielo) , como de bultitos dispersos que se veían a lo lejos acercándose al Refugio Elola, y en derredor una mole imponente con sus bajos anegados de nieve y sus crestones rocosos moteados, plateados,  resplandeciendo al fulgido sol, la estela que deja un avión a propulsión y que se cuela entre las peñas del Cuchillar de las Navajas y El Pico Almanzor, las siluetas emparentadas de los hermanitos, la figura bizarra del Casquerazo que les vigila, y la réplica en el lado opuesto (derecho) con El Cervunal (Cabeza Nevada) con aire de montaraz. 


Todos ellos conforman una auténtico cuadro para enmarcar. Seguimos avanzando, y la Laguna helada nos deja sin habla, helados, alucinados, tanto es así, que reverenciamos su grandeza postrándonos ante ella, con la rodilla sobre el hielo translúcido con irisaciones azuladas. La travesía se torna lenta, manteniendo entre nosotros, cierta distancia, por si los "acasos", dado que las altas temperaturas (próximas a los 12º ) reinantes en estos días vayan derritiendo parte de la capa de hielo; sin embargo, la experiencia resulta excitante, inigualable... (sin calificativos como diría mi amigo Chuchi).





Por fin llegamos al Refugio Elola, donde se concentra un nutrido grupo de gente y nos unimos a ellos, son las 12:15 horas, mediodía, y ahora toca descansar y alimentar nuestro cuerpo, porque el alma está bien saciada, con tanto gozo. 
Minutos después, llega la pareja descarriada sana y salva. Fotos para la ocasión. Después del almuerzo y el relax, sobre las 13:10, toca desandar, la pareja que llegó después son los primeros en ponerse en pie, se despiden esta vez pues tienen prisa en volver. Mientras tanto, el resto, grupo formado por 5 miembros veleños -El Maca, Javier, Santi "El montañero", Chuchi y El Maestre-, ideamos nueva aventura dando más aliciente a la ruta, y cuando hemos atrevesado nuevamente la Laguda Grande, ya de vuelta, decidimos escalar El Morezón, por una canal que sale a nuestra derecha, empinada y recta en apariencia. Nos lo tomamos con calma, mas se nos hace larga, nos vemos obligados a parar más de lo normal, nuestro compañero "El Montañero" no puede más, se ha debido agotar, la pájara le sobrevuela mientras un buitre desde un risco le contempla. No nos podemos echar ya atrás, por lo que hemos de continuar, el agua se agota, y solo el Maestre guarda unas gotas, hay que condurar el preciado manjar; algo repuestos continuamos en el empeño, El Gran Maestre lidera el grupo, sin crampones, ni artilugios, y aunque es pronunciada la pendiente se muestra valiente, hora y media después hemos coronado por el collado. Nos guiamos por los numerosos hitos que despuntan visibles entre la nieve en sentido Sur, y tras otra media hora de marcha coronamos El Morezón, donde hallamos una inscripción en una piedra: Morezón 2.339 m., también clavado en una roca un tubo vertical partido, perteneciente a lo que fuera una cruz, y al lado, en el suelo el tubo transversal del crucero y parte superior del vertical. 






Optamos por hacer un apaño, una reconstrucción pasajera, y fotografiamos la escena: todos juntos con la cruz y por separado con la inscripción del Morezón en la piedra. Las vistas indescriptibles, de excelsa belleza, desde uno de los puntos más altos contemplando a vista de pájaro la Laguna Grande en el bajo, en el fondo del Circo de Gredos, con un color blanco resplandeciente, con el remanso de nieve revistiendo las pétreas paredes, todo un espectáculo de los más preciados ¡Qué maravilla! -decía nuestro amigo Chuchi "maravillas". Ya son cerca de las tres, y toca volver, mientras retornamos vamos charlando y disfrutando. También nos reímos, porque a los que alquilaron los crampones, por cabezones, se les rompieron los pantalones, alguno de ellos con ampollas y tres empapados los pies.Y pasadas las cinco y cuarto a la Plataforma llegamos.FIN DE RUTA 2X1
















 








































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