martes, 18 de noviembre de 2014

PROEZA DE LA ESCUADRA VELEÑA

ASCENSIÓN ÉPICA A CABEZA BERMEJA
Una mañana húmeda y con el cielo cubierto de nubes, amenazando lluvia fina, a la hora acordada del día 16 de noviembre, en la villa de Velada, se conjuran once caballeros veleños, la vanguardia de la escuadra, y da comienzo la marcha con la mira puesta en la conquista de una nueva plaza, el alto de La Cabeza Bermeja, anejo a la Sierra de San Vicente. En ruta por el camino de Velada a Mejorada, enlazamos con el de Segurilla, a continuación transitamos por el de Marrupe, donde se interpone el arroyo Marrupejo, que vadeamos con pericia sin mojarnos, continuamos y a nuestra derecha avistamos la Gran Pradera del Indio, todo se va desarrollando con normalidad; sin embargo, en las proximidades de Marrupe,  tiene lugar la primera escaramuza o incidente, dos de las burricletas se muestran indispuestas -los males: partida está la cadena en una de ellas y , en la otra, la llanta cuarteada con la cubierta abombada-, se hace una pausa en un intento de recuperar todas las armas, pero no ha lugar y poco después varios de los integrantes se ven obligados a abandonar. Solo 4 caballeros, el Gran Maestre y los tres Mosqueteros, los más osados y fieros, deciden continuar, proseguir en el empeño, llegar hasta el final y coronar. Atrás dejamos Marrupe, y envueltos en niebla, el camino de Hinojosa tomamos, después a la izquierda giramos incorporándonos a un camino de tierra salpicado de numerosas piedras, que según avanzamos progresivamente se va empinando, flanqueado a ambos lados por jaras, retamas, chaparras, enebros y encinas; le bautizamos como el camino de los Titanes, porque pone a prueba a los más grandes. No podemos más y nos vemos obligados a parar, recuperamos contemplando los bellos parajes de la ladera y el valle, una hermosa panorámica de vegetación silvestre y autóctona, donde los colores, los sonidos, los olores, la magia...toda una amalgama de variopintas sensaciones agradables nos embargan y cautivan nuestro espíritu: la berroqueña cabaña del pastor, el arroyuelo en el bajo, el tronco de la vetusta encina tapizado de musgo y las barbas de viejo colgando de las ramas, el goteo de las copas de los árboles tras la condensación de la humedad, el verdín que aflora en la superficie de cantos y  muros pétreos. Por fin, llegamos a un cruce de caminos señalizado con balizas (Hinojosa, Navamorcuende), de donde parte uno secundario que enfilamos hacia la cima, abrimos una portera, y abordamos el último tramo de la ascensión bajo un dosel arbóreo confeccionado por el enramaje de los centenarios castaños, con sus lucidos colores otoñales de distintos tonos, desde el amarillo hasta el rojo, pasando por los intermedios, anaranjados, pardos, castaños... Y poco después, alcanzamos la cima situada a 1005 m. de altitud, se denomina Cabeza Bermeja, y estamos en ella con nuestras burricletas. 
La vuelta, hacia Hinojosa, con una bajada vertiginosa, después San Román, por un camino que ha sido cortado, quizás sea privado, pero nos arriesgamos y pasamos, nadie nos da el alto; después camino a Pepino y finalizamos en Talavera de la Reina.









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