martes, 4 de junio de 2019

LA PEDRIZA (PARQUE NACIONAL DE LA SIERRA DE GUADARRAMA)

LA PEDRIZA (PARQUE NACIONAL DE LA SIERRA DE GUADARRAMA)

 El sábado 25 de mayo de 2019, muy tempranito, pues a las 9 de la mañana cierran el parking de Canto Cochino, los 4 mosqueteros veleños pusimos rumbo a La Pedriza, paraje granítico del Herciniano (300 millones de años aproximadamente) situado en el Parque Nacional de la Sierra de Guadarrama, en el municipio de Manzanares El Real. 
Iniciamos la ruta sobre las 9 de la mañana cruzando el puente de madera sobre el arroyo La Majadilla y girando a la derecha en embargo, enfilamos por una trocha que remonta la ladera frente a los Mesones hasta alcanzar, pasado un kilómetro aproximadamente, la GR-10 con su correspondiente señalización roja y blanca, en un peñasco que se asemeja a un troglodita con boina, transitamos cómodamente por una amplia pradera correspondiente al cordel admirando las caprichosas formas de los bolondrios o canchos. Obsesionado el Gran Maestre con el Elefantito, elegimos continuar por un estrecho y sinuoso sendero que sale a la izquierda de la marcha y va ascendiendo por la horquilla rocosa de las Cerradillas. 

La cosa no pinta demasiado bien, por la dificultad del terreno, y cunde el desánimo en el grupo, avistamos los cinco cestos superpuestos en una mole pétrea y procuro animarles, pero el paso se ralentiza. El mosquetero Domingo se me acerca, y en tono de queja me pregunta que dónde coño está ese Elefantito; entonces, con cierta guasa le respondo: "date la vuelta"...Al volverse quedó pasmado, allí estaba bien plantado el singular monolito denominado El Elefantito, por su curiosa forma que asemeja a un elefante, con su trompa, orejas, cabeza, patas, tronco, mastodóntico cuerpo, un bonito capricho de la naturaleza; tiempo de relax, empleado para hacer fotos, disfrutar y comentar. Proseguimos por la senda de la Pedriza Anterior, mientras contemplábamos con admiración las figuras de Picachu, la Antorcha, los Vivac o abrigos en la roca, etc., hasta enlazar con la PR-M1, girando a la izquierda en sentido Norte para dirigirnos a la pradera del Yelmo, se trata de un tramo de ascensión moderada pero continua hasta la amplia planicie, donde convergen distintas rutas, por lo que el paraje se halla muy concurrido de senderistas en un fin de semana. Buscamos la canal de la cara Norte para la ascensión a la cima del 

Yelmo, siguiendo la fila de los numerosos transeúntes que van delante; pero al llegar al paraje conocido como "La Chimenea" nos encontramos con un enorme tapón -hay quien comenta que parece la peregrinación al Everest- a la entrada, pues hay que guardar turno para subir o bajar, dado que resulta complicadísimo  cruzarse con otra persona debido a la estrechez del paso. 

Para facilitar la subida, optamos por dejar las mochilas abajo, y tras una larga espera de unos 20 minutos, emprendemos vacilantes el reto a ver qué nos depara la aventura, lidera el grupo nuestro amigo Chuchi, que como buen samaritano, remolca del brazo al Presi Andrés que intenta abrirse paso en la angosta estrechura, mientas el Maestre le empuja desde abajo, al tiempo que Domingo capta con su cámara del móvil el célebre momento. Por fin, con mucho esfuerzo y algunos rasguños en los brazos lo hemos superado, a continuación una pequeña trepadilla por la cara superficial de la roca y avistamos el hito de la cima del Yelmo, cuya cota es de 1719 m, una esbelta ninfa morena posa para
la foto en la cumbre; esperamos unos instantes nuestro turno y nos fotografiamos varias veces junto al hito, las vistas de los alrededores son espectaculares, destacando en el bajo el embalse de Santillana y en las alturas las antenas de la bola del mundo junto a otras cumbres en cadena de la Sierra de Guadarrama, también los núcleos de población en el valle. Poco después toca la bajada, al acercarnos a la boca de la chimenea hemos de esperar a que otros suban, tras lo cual, inician el descenso la avanzadilla, integrada por Chuchi y Domingo, quienes van abriendo camino e informando a los que vamos detrás del momento adecuado para bajar, es decir, cuando el tiro de la chimenea queda expedito. Ahora me toca a mí aguantar en el descenso el peso de Andrés, que viene detrás y, en ocasiones, se ha de descolgar por el escalonamiento de la hendidura; pero, a pesar de mis temores, soporto bien con el hombro el peso de su cuerpo, llegando sin
incidentes al término de la angostura, eureka!! eureka!! Lo hemos conseguido, tras lo cual, tomamos las mochilas, nos sentamos en un lugar cómodo con magníficas vistas y nos ponemos a almorzar, un bocadillo de jamón con tomate acompañado de una cerveza, bastante fresca por cierto, y un plátano suculento. 
Durante el descanso, comentamos por dónde volver y qué trazado seguir, optando por la senda que discurre por el Collado de la Vistilla, atravesando después por la Umbría Calderón para visitar El Tolmo, pues acorta la ruta evitando el rodeo del Collado de la Dehesilla. El sendero del Collado de la Vistilla presenta un fuerte desnivel, piedras sueltas y hemos de extremar las precauciones, avistamos una imponente mole granítica denominada El Mazo, también desde la distancia divisamos a dos personas en la cumbre del Yelmo, junto al hito, un gigantesco bolondrio rocoso coronado por dos figuras en miniatura,
destacan en los alrededores otras cumbres como La Bola de San Antonio a la izquierda y El Centinela a la derecha (además de otras figuras como la foca, la tortuga, y otras que desconozco, todo un reto para la imaginación). La bajada resulta sufrida, el calor aprieta y la intrincada senda machaca las rodillas, rebasamos a un trío formado por dos ninfas y un fauno, que van muy tocados, hasta toparnos de frente con un majestuoso bolo, en medio de la pradera, denominado El Tolmo, nos cobijamos bajo su sombra y descansamos, tiempo para airear las anécdotas y
contemplar el berrueco. Proseguimos la marcha acercándonos a la orilla izquierda del arroyo de la Dehesilla, donde encontramos una fuente entre la maleza, calmamos la sed y rellenamos los bidones, y pocos metros después, cruzamos el arroyo por un puente de madera para continuar por la PR- 2 entre árboles de ribera al amparo de sus tupidas sombras (hemos desechado la vía alternativa del Cordel del Ortigal, que pasa por el refugio Giner de Los Ríos y baja por la orilla izquierda del arroyo).
Llegamos al final de nuestro recorrido, o bien para otros el inicio, donde se encuentra un panel con las rutas y el Centro de Interpretación, cruzamos el puente de madera y nos acercamos a los mesones para refrescarnos con unas cuantas cervezas, finalizando en los aledaños con la visita al Canto Cochino.

RUTA: circular de 11 km. aproximadamente, dificultad moderada, ascensión y bajada, unas 6 horas de duración más tiempo de descanso, berruecos y bolos graníticos con nombres figurados, en La Pedriza, situada en el Parque Nacional de la Sierra de Guadarrama (Madrid). Calificación: sobresaliente.





























































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