lunes, 1 de junio de 2015

EL CAMINO PERDIDO (SEGURILLA-BUENAVENTURA)


En la mañana dominguera del 31 de mayo, un reducido grupo de la escuadra mtb de Velada, los veteranos, paladines de vetusta raigambre, se disponen a emprender una nueva hazaña; y arengados por El Gran Maestre, se plantean como reto: "la exploración del camino perdido". En esta ocasión, el elegido ha sido el camino tradicional denominado por los lugareños de Segurilla a Buenaventura. Da comienzo la partida e iniciamos la ruta remontando La Cañada Real hasta el cruce con el Camino Los Huertos en dirección a Mejorada, desvío a la izquierda para tomar el ramal de la trocha Las Colmenas que remonta el cerro de ingrato, pero jocoso, recuerdo (el célebre ataque de los insectos al escuadrón veleño), y más adelante,

enlazamos con el camino de Talavera a Montesclaros, una bajada por angosto sendero poblado de canchos pedreros con elementos sueltos e intrincados retuertos, idóneo para los más diestros, que nos deja de nuevo en La Cañada Real, remontamos la vía pecuaria, cruzamos la carretera de Segurilla-Montesclaros por el Puente del Marrupejo, y tomamos un camino térreo que marcha paralelo a la vía pecuaria, y que más tarde finaliza en ella, a la altura de una fuente con abrevadero denominada "La Parrilla". Y es en este lugar, el punto de referencia para, con ayuda del GPS que en esta ocasión porta El Maestre (y no es un chino), estudiar el terreno y planificar la estrategia de abrir brecha; mientras tanto, uno de los exploradores ha encontrado una portera abierta que da acceso a una extensa pradera, si bien el Maestre se muestra reacio a tomar dicho atajo, siendo partidario de bordear el exuberante prado.
 El Grupo aprueba la idea de atravesar la pradera del altas hierbas, mas el Carpi hace un quiebro y no parece dispuesto, todos los demás le animan sin cesar, surtió efecto  y el Carpi acepta por fin seguir al resto. Se lanza con bravura Angelito "Charquitos" cabalgando sobre su burra, a continuación le sigue el pelotón, la altura del pastizal cubre pedales y ruedas y resulta difícil avanzar, además oculta la superficie térrea ahoyada por las pezuñas del ganado que en el pasado estuvo pastando, la acometida resulta un calvario pero nos abrimos paso dejando un surco de rastro, acamada queda la hierba en medio de la pradera -mientras alguno comenta que puede ser confundido con la huella de alguna bestia-; todos llegamos sanos y salvos al otro lado, tan solo reseñar las zapatillas "mojás" al cruzar el zumayo del guerrero primo hermano (Charquitos y zumayo).
Seguidamente, toca saltar la valla del cercado y , sin ningún problema, el río Guadyerbas vadeamos, después divisamos un camino que cruza el río un poco más abajo -qué pena, podríamos haber buscado el camino del vado, para la próxima vez- y va ascendiendo del valle a lo alto de la loma, instantes después nos incorporamos a él, mientras tanto, El Maestre a menudo repetía: "cuando salga un camino a la derecha", "el camino de la derecha", "derecha", "esperad, que el GPS tengo que mirar"...
Todo en vano, la cabeza no hacía caso, y en lugar de tomar el verdadero ramal que se desvía unos metros más adelante a la derecha, siguieron de frente para mal de los penitentes, y casi nos empotramos con la labranza del propietario; y ahora qué?cómo lo ves?...momento de incertidumbre y dudas, Víctor "canilla, marqués de la cocinilla" se descuelga a la derecha y parece que encuentra una senda, pero decide volver y nos arrancamos hacia el frente otra vez. Más adelante, un puesto de palomas en el inmenso encinar cubierto el suelo de pastizal, ¡estamos perdidos! y bien perdidos -grita Goyo, el mayoral-, "esto me recuerda a Curro Jiménez", eso de ahí el mesón de la película; mientras tanto, el Gran Maestre, reprochaba al grupo, "os he dicho que a la derecha", "a la derecha"- y algún chascarrillo se oía con tintes políticos-. Bueno, una pausa para descansar y una foto para recordar este casa/mesón de antaño en medio del campo; y después de volver a mirar el GPS decidimos continuar en busca del camino perdido y...resultó que nosotros éramos los perdidos, deambulando, saltando vallas, dando tumbos por el pastizal sin ninguna senda por la que circular, los zaragüelles en el carcañal  y calcetines para tirar, "si lo sé no vengo" -repetía una y otra vez el carpintero-, "parecemos salteadores " -decía el Maca  con sudores-.
Por fin un camino -gritó uno señalando-, mas no es el que buscamos -repetía el Maestre sofocado-, el auténtico va más a la derecha y se dirige a la lago, hacia donde yo marco; y como ya estábamos un tanto cansados y algo mareados, decidimos seguir el camino que se dirigía hacia la casa del guarda (El Calero), a ver qué pasa...pero antes de llegar decidimos cambiar, nos salimos por una portera y giramos a la derecha y...!premio! acertamos de
lleno, fuimos a parar al camino de Sotillo a Montesclaros, que andábamos buscando para retornar y volver de regreso a nuestro pueblo; tomó el mando Ilde "el Montés" que se lo conoce muy bien, en dirección a Montesclaros, con parada en el cancho de nuestros antepasado y el fresno centenario, avituallamiento y descanso. Continuamos, llegamos al pueblo, en una fuente de campo los bidones llenamos y al lugareño saludamos. Camino de Los Caleros a Velada, cruzamos la jungla del Guadyerbas y tras dejar atrás la finca de Casillas nos dirigimos a Velada; pero en los llanos el Maestre se viene abajo, de fuerzas anda escaso, entonces Angelito "Charquitos" saca la eslinga de colorido cordel y engancha las bicis amarrándolas a la tija y horquilla, pedaleando a la vez, coordinando muy bien, subimos la cuesta del molino a buen ritmo y coronando de diez. Entrada triunfal en la villa de Velada y para celebrarlo una litrona de cerveza bien fresca. ¡Una gran ruta y en muy buena compañía!-Salud.









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