miércoles, 6 de marzo de 2019

PARADOR DE MAZAGÓN



PARADOR Y PLAYAS DE MAZAGÓN, DOÑANA Y PALOS 

En los carnavales, días 2-3-4 de marzo, he estado alojado en el Parador Nacional de Mazagón, en esta época he de calificar mi estancia de ideal en todos los sentidos, en especial su ubicación y vistas, como podréis constatar en las imágenes que se acompañan, en mi opinión una auténtica pasada, fotos espectaculares de los distintos parajes que desde allí hemos visitado: El Rocío, La Playa del Parador, Parque Nacional de Doñana, Playa de Matalascañas (torre de vigilancia anegada por las aguas del mar, parapentista), Palacio del Acebrón, La Rocina y Palos de la Frontera (carabelas y monasterio de la Rábida). Las marismas no estaban en su mejor momento, pero tenían agua y se la avifauna acuática que atesora excepcional. En el Parque de Doñana, con su bosque negro y blanco, zona de las dunas, playa, cortijo-palacio y pinares, un paraje natural diverso y completo, donde pudimos avistar con los prismáticos distintas especies faunísticas: ciervos, gamos, jabalíes ..., pero lo extraordinario fue observar a un águila imperial posado en la rama seca de un árbol; sin embargo, el célebre lince no apareció por ningún lado, pues resulta muy difícil su avistamiento en las excursiones por el parque, una pena, pero el recorrido resultó interesante (por cierto, los flamencos se hallaban muy lejos y la visión de los mismos poco nítida). Tanto en el Centro de Interpretación del Acebuche, como en La Rocina y el Acebrón, se pueden realizar recorridos gratuitos por sendas marcadas para el avistamiento de aves acuáticas (ibis morito, espátula, garceta, ánade real, porrón común) y aves canoras. En cuanto a gastronomía, sus productos frescos del mar: gambas blancas de Huelva, navajas, langostinos, chocos, calamar, flamenquín y las célebres coquinas, entre otros platos. Y por último, las instalaciones del Parador excelentes, terraza con vistas al mar, maravillosa piscina con pinos y césped muy cuidado, observatorio de las puestas de sol en un promontorio, escalera de madera con acceso directo a una playa espectacular de arenas finas que se pierde a la vista, desayunos copiosos. ¡Me ha encantado! Seguro que repetiré. 

































































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