martes, 24 de diciembre de 2013

EL LAGO HELADO

En la gélida mañana del domingo, 22 de diciembre, el séptimo de burriclistas, formado por 3 gamoninos y 4 veleños, liderados por su maestro, emprenden la hazaña y se lanzan a la conquista de la tundra Oropesana, réplica insigne de la Siberiana, para explorar el lago helado, todo un hito muy ensalzado. Con fuerza y vigor salvaremos innumerables obstáculos, como los charcos helados, el arroyo blanco, la pradera con sus gotitas de cristal, la escarcha del pastizal, el trampal del jaral y las hozas del jabalí.
Se da la salida a los participantes de la ruta glacial, en hora temprana de la fría mañana invernal. Emprendemos la marcha por el Camino Real, sorteando y/o atravesando charcos helados, hierbas escarchadas, areneros congelados...todo bajo grados ...el cuerpo tiritando, la nariz moqueando y los dedos de las manos hibernando, pero la reducida escuadra ni se arredra, ni se amedrenta, y arengados por el lema de fuerza y vigor, pedalean por el camino avanzando con tesón. Cabalgando sobre sus burricletas, a un lado dejan el Barrero, Cerrodávila, Cornocosillo, los Alijares, El Arenal, la Dehesa Nueva...y una piara de cerdos en el arroyo Mangas de Cuero. Avistamos en el cielo numerosas bandadas de Grullas. 
Tras un amago de pinchazo y algún tropezón, entramos en calor cuando alcanzamos el Dehesón, poco después nos presentamos frente a la portera del camino de Lagartera, que se dirige al Norte a Navalcán. Poco después, un accidente geográfico se interpone en nuestro paso. Quién será el osado caballero que habrá de vadear el arroyo blanco el primero... Allá van, Francis Drake el pirata del Corral, y Víctor canilla marqués de la Cocinilla. Lo han logrado, están a salvo...y ahora los demás, que también lo van a pasar. Fotos para la ocasión y agüita del bidón.
Tras el paso del arroyo blanco, color esparcido por la helada, nos adentramos en la tundra Oopesana, prima hermana de la gélida siberiana, ¡ay! Cómo centellean los cristales congelados de la helada sobre los pastos resecos, o sobre las diminutas hierbas que pueblan la pradera, o sobre patina de hielo labrada por el Céfiro polar. 

Tanto frío, tanto frío, perdimos el sentido...y nos desviamos, dejamos el bajo y bordeamos el alto, por una trocha terrosa, ancha y tortuosa, pero cómodamente  avanzamos y .... finalmente el ansiado lago divisamos junto a las casas del altozano.  Qué decepción!!! El lago no se heló y el objetivo se truncó. Para paliar, por la orilla hay que pasear y los famélicos hielos quebrar, para así fotografiar. Felicitación al Presi, grabada para la tesis, por tanto hay que entonar para después cantar. Una vez repuestos, tras engullir los alimentos, en la umbría divisamos un arroyo bien helado...en la próxima lo exploramos!!!







Y retomamos el sendero rumbo norte, en busca de la portera perdida, pero al llegar al jaral, no había por donde pasar, el maestro se empeña hacia la deracha y sólo encuentra oceras, huellas del jabalí en la finca llamada así. Aquí pinchamos, dice el Carpi resignado; allí está la alambrada, y por consiguiente, debe estar cerca la ansiada portera. Seguidamente, el célebre paso triunfal se ha de fotografiar. Lo logramos, foto levantando los brazos....cruzamos y al embalse arribamos....
Una pátina luminosa cuán espejo excelso sobre la masa de agua embalsada, esgrime su semblanza color acuarela con edificios anaranjados y el rostro de la sierra en tonos grisáceos...fue como el despertar de un sueño de ayer...me enamoré del cuadro grabado en la retina de mis estados de ánimo áureos.
Y la escuadra desplegada, capitaneada por Roberto, saliendo al encuentro, del fotógrafo que capta el lucimiento del efímero momento. Volviendo al camino, agazapado entre los matojos encontramos a Víctor, que con su cámara bien emplazada esperaba el paso de la caballería montada...para  que la escena fuera captada e inmortalizada. A todo gas, con un buen ritmo de pedal, a casa vamos ya.




Retorno a Velada, vuelta a casa.

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